¡Hola!…¿Cómo están?…¿Qué tal?. En esta oportunidad, quiero contarles que estoy super motivada e inspirada en leer e investigar sobre las personalidades que pudieron diferenciar o distinguir a los profesionales adult@s del presente, cuando siendo, niños o niñas, posiblemente, jugando… expresaban con sus acciones o sus palabras, por ejemplo…¡…Yo quiero ser Maestr@!!!, como en mi caso. En mi historia personal, mi abuela materna, Mi Memé, contaba que desde que Yo era niña, siempre supo que Yo iba a ser maestra de niños y niñas, particularmente, por mis juegos con las muñecas sentadas en filas, en las dos camas paralelas, de mi hermana y mía. Yo, soy la menor de tres hermanos, pero, por la diferencia de edad con mi hermano y mi hermana, jugaba sola con mis muñecas sentadas en filas, como si fueran mis alumnas, según observaba Mi Memé. En la mirada de Mi Memé, seguramente, destacaban cualidades o características que, desde su experiencia y su conocimiento como madre y abuela, observaba, claramente, como para poder reconocerme como futura maestra de niños y niñas. Casualmente, mi mamá y mi papá, habían proyectado para Mí un futuro profesional totalmente opuesto a lo que mis juegos evidenciaban y registraban, como oportuno y posible, según cualidades o características de mi personalidad. Y, de hecho, mi mamá y mi papá, aceptan mi decisión profesional de ser maestra de niños y niñas, en el momento que, estando graduada como maestra, luego de haber trabajado como maestra de aula, por cinco años, en un centro educativo inicial, me dieron la oportunidad y la posibilidad de implementar una sala de juego, para niños y niñas, en el garaje de nuestra casa.
Es así como, en este momento, basada en mi historia personal, sobre cómo fue el proceso de aceptación de mi mamá y mi papá, a mi decisión profesional de ser maestra de niños y niñas, me intereso en leer e investigar, para poder compartir con ustedes, cuáles pueden ser las cualidades o las características de la personalidad de los adult@s profesionales. Los adult@s profesionales del presente, posiblemente, en el pasado, eran niños o niñas, que mientras jugaban en el hogar o en la escuela, estaban jugando «a ser» o jugando diciendo «Yo quiero ser». El jugar «a ser» o jugar diciendo «Yo quiero ser», es el juego simbólico o dramático, en el cual, niños y niñas, ejercitan y practican diferentes roles o papeles, evidenciando y registrando, necesidades, intereses, deseos, objetivos, fortalezas y debilidades. En el juego simbólico o dramático, mientras juegan entre sí o juegan con el acompañamiento y la participación de los adultos, los niños y las niñas, muestran y demuestran, sensaciones, emociones, sentimientos, pensamientos e ideas personales, familiares y sociales. Y, al interior del juego simbólico o dramático, en la ejercitación o la práctica de diferentes roles o papeles, en contacto e interacción con el entorno, compuesto por espacios, naturales y no naturales, personas y objetos, principalmente, los niños y las niñas, activan y actualizan disposiciones sentimentales, como son gestos, actitudes, posturas, procederes, entre otros, con el propósito de tomar decisiones personales, familiares y sociales y, resolver conflictos afectivos y sociales, individuales o grupales.
Explicado el significado y el sentido del juego simbólico o dramático, en esta oportunidad voy a leer e investigar y, porsupuesto, voy a compartir con ustedes sobre las cualidades o las características de la personalidad de un cocinero o una cocinera adult@s que, posiblemente, cuando eran niños o niñas expresaban con acciones o con palabras…¡…Yo quiero ser Cociner@!!!…ante la mirada y la observación de otros, niños o niñas y, adultos, al interior de los ambientes de juego de los hogares y/o las escuelas. En la actualidad, cuando hablamos de un cocinero o una cocinera, nos estamos refiriendo a las personas que tienen el arte o el oficio de cocinar, comúnmente identificados con el término de origen francés chef o jefe de cocina. Entonces, según la información que he encontrado sobre las particularidades de un cocinero o una cocinera adult@s, puedo señalar que, un cocinero o una cocinera, debieran reconocerse, naturalmente, por cualidades o características como son la capacidad de comunicación, la capacidad de creación, la capacidad de trabajo en equipo, el sentido del olfato y el gusto, el sentido del espacio y el tiempo, el sentido de la limpieza y el orden, la objetividad, la humildad y la adaptabilidad, entre otros. Es decir, en la actualidad, cuando hablamos de un cocinero o una cocinera adult@s, estamos hablando de un artista y un líder, capaz de sorprender a sus comensales por medio de los alimentos y las técnicas, que hacen de cada comida una verdadera obra de arte y, que hacen de la cocina su propio mundo, en el cual, cocina platos, como resultado de sus estudios del valor de los alimentos y, sus cálculos de los costos y el precio de los platos.
De esta manera, cuando estamos hablando de un cocinero o una cocinera, nos referimos a una persona profesional que se diferencia y se reconoce de otras personas profesionales de su entorno, por un conjunto de cualidades o características, que incluyen capacidades, habilidades y virtudes, vinculadas con su mundo interior, su mundo exterior y las relaciones entre su mundo interior y su mundo exterior. Entonces, entre las capacidades de un cocinero o una cocinera adult@s, vinculadas a su mundo interior, podemos identificar, por ejemplo, la capacidad de comunicación, definida como la disposición de una persona para escuchar, preguntar y exponer conceptos e ideas de forma efectiva y positiva, en el tiempo y el espacio oportunos, sabiendo reconocer e identificar el momento necesario para ubicar fuentes de información teórica o experimental, con el propósito de lograr un objetivo; la capacidad de creación, definida como la disposición de una persona para inventar algo de una manera única y encantadora, a partir de algunos elementos, manifestando sentimientos e ideas y, expresando esfuerzo y dedicación; y, la capacidad de trabajo en equipo, definida como la disposición de una persona para participar activamente en el logro de una meta grupal común, sometiendo los intereses personales de cada uno a los objetivos del grupo, complementando las competencias y la información de cada uno con las competencias y la información del resto del grupo y, sumando las voluntades de todos en un ambiente de responsabilidad y compromiso compartido por todos.
Es así como, cuando estamos hablando de las habilidades de un cocinero o una cocinera, hablamos de la relación entre un profesional de la cocina y el entorno material de su centro de trabajo o su cocina, incluidos los alimentos, los ambientes y los utensilios. En el trabajo de un profesional de la cocina, como es un cocinero o una cocinera, los alimentos, los ambientes y los utensilios, involucrados en el proceso de preparación, cumplen un rol o un papel significativo o sensible en el momento de cocinar un plato de comida, naturalmente preparado o cocinado para la satisfacción de su equipo de trabajo y, para el placer de los comensales. Un profesional de la cocina es un artista y, el proceso de preparación o el momento de cocinar, como tal, es una experiencia de expresión artística, en la cual, intervienen y participan los ambientes y los utensilios, como componentes del entorno, haciendo posible la transformación de los alimentos o los ingredientes en un plato de comida. Entonces, entre las habilidades de un cocinero o una cocinera, vinculadas a su mundo exterior, podemos identificar, por ejemplo, el sentido del olfato y el gusto, definido como la habilidad de una persona para descubrir, con el olfato, la fuerza y la energía de los olores, sintiendo, junto con el gusto, el estímulo y el impulso de los sabores; el sentido del espacio y el tiempo, definido como la habilidad para seleccionar y observar la información de los ambientes y los utensilios, favoreciendo la toma de decisiones correctas y la resolución de conflictos oportunos, en cuanto a la valoración del espacio y el tiempo; y, el sentido de la limpieza y el orden, definido como la habilidad para presenciar y atender el mantenimiento de los ambientes y los utensilios, favoreciendo la prevención de incidentes o accidentes relacionados con la higiene y la seguridad.
Asimismo, cuando estamos hablando de las virtudes de un cocinero o una cocinera, hablamos de la relación entre un profesional de la cocina y el entorno humano de su centro de trabajo o su cocina, incluidos el equipo de trabajo y los comensales. La responsabilidad de un profesional de la cocina, como es un cocinero o una cocinera, es lograr y conservar un ambiente laboral, en el cual, se ponga en práctica y se ejercite la unión de conocimientos, experiencia y esfuerzos, en bien o en beneficio de los planes y los objetivos compartidos. Un profesional de la cocina es un líder y, el proceso de preparación o el momento de cocinar, como tal, es una experiencia de producción creativa, en la cual, interviene y participa el personal del equipo de cocina desarrollando una serie de funciones e intercambios en cadena. Entonces, entre las virtudes de un cocinero o una cocinera, vinculadas a la relación entre su mundo interior y su mundo exterior, podemos identificar, por ejemplo, la objetividad, definida como la virtud, por la cual, una persona tiene disposición de reconocer, expresar y comunicar lo real o la realidad, independientemente de los lazos y los vínculos que existan con la situación vivenciada o experimentada; la humildad, definida como la virtud, por la cual, una persona tiene disposición de reconocer e identificar las capacidades y las habilidades personales, para obrar en bien o en beneficio de otros; y, la adaptabilidad, definida como la virtud, por la cual, una persona tiene disposición de responder a las exigencias del entorno, ordenando el comportamiento y la conducta según la realidad.
Es entonces que, desde mi experiencia como tía y maestra de niños y niñas menores de 6 años de edad, que encuentro en el juego simbólico o dramático una significativa y sentida experiencia formativa – educativa para los niños y las niñas, hoy quiero transmitir que, los adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres o madres, abuelos o abuelas, tíos o tías y, maestros o maestras, tenemos en el juego simbólico o dramático un necesario y útil medio de observación y valoración de las cualidades y las características de los niños y las niñas, evidenciadas y registradas como sus capacidades, sus habilidades y sus virtudes, vinculadas con su mundo interior, su mundo exterior y la relación entre su mundo interior y su mundo exterior. Y, hoy quiero compartir con ustedes el aprendizaje y el descubrimiento logrados en mi lectura y mi investigación sobre las cualidades y las características de un cocinero o una cocinera, o, un chef o un jefe de cocina, como profesional de la cocina, en calidad de artista y líder, en relación a que, el conocimiento y la comprensión de las capacidades, las habilidades y las virtudes de los niños y las niñas, manifiestas y expresas, en sus necesidades, sus intereses, sus deseos, sus fortalezas, sus debilidades y sus objetivos, posibilitan a los padres o las madres, los abuelos o las abuelas, los tíos o las tías y, los maestros o las maestras, como adultos responsables a cargo, una potencial proyección sobre el futuro profesional y laboral de los niños o las niñas, desde el presente, experimentado y vivenciado como experiencias de expresión, experiencias de exploración y experiencias de construcción, al interior del juego simbólico o dramático, en contacto e interacción con el entorno, compuesto por los espacios, naturales y no naturales, las personas y los objetos, principalmente.