¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. En los blogs anteriores hablamos sobre, la timidez, como una condición afectiva, exteriorizada y observada, en la dinámica social, que eventualmente nos limita o nos inhibe, haciendo muy difícil y muy complicado, reconocer, expresar y comunicar sensaciones, sentimientos, ideas, pensamientos, deseos, opiniones, entre otros. Y, hablamos sobre, cómo poder iniciar una conversación de a 2, desde la vivencia y la experiencia de las personas tímidas, según la cual, podemos reconocer e identificar que, se puede iniciar una comunicación, en forma natural, espontánea e innata, por la puesta en práctica y el ejercicio de la inteligencia emocional y, las cualidades naturales, espontáneas e innatas, de misterio, modestia, sensibilidad, amabilidad, reflexión, escucha y lealtad, que como capacidades afectivas, positivas y favorables, motivan e impulsan, la toma de conciencia de uno mismo, los otros y, los entornos, personal, familiar y social, y la eventual superación de las limitaciones y las inhibiciones, en beneficio de uno mismo, los otros y, los entornos, personal, familiar y social. En ese sentido, cuando hablamos sobre, cómo poder iniciar una conversación de a 2, en primer término, hablamos de tomar conciencia, sobre aquellas debilidades, que nos condicionan, nos limitan y nos inhiben, haciendo que, experimentemos dificultades y complicaciones, para transmitir y transferir, mensajes con temas y contenidos, que naturalmente, atraen e interesan, como para iniciar una conversación de a 2, y en segundo término, hablamos de tomar conciencia, sobre aquellas fortalezas, que nos condicionan, nos motivan y nos impulsan, haciendo que, reconozcamos e identifiquemos, modos y medios de comunicación e intercambio interpersonales, así como, mensajes con temas y contenidos, atractivos e interesantes.
En el blog actual, entonces, vamos a hablar sobre, «el amor» y la dinámica social, explicando la necesidad y la importancia de la participación y la intervención de, el amor y su poder, en el proceso de toma de conciencia de uno mismo, los otros y, los entornos, personal, familiar y social, y eventual superación de las limitaciones y las inhibiciones, en beneficio de uno mismo, los otros y, los entornos, personal, familiar y social, pues si bien es cierto que, en determinados tiempo y espacio de la vida, eventualmente, tod@s nosotr@s, podemos vivenciar y experimentar, la voluntad y la iniciativa de corregir, resolver, e, incluso, mejorar, en lo personal, lo emocional y lo afectivo, para lograr reconocer, expresar y comunicar sensaciones, sentimientos, ideas, pensamientos, deseos, opiniones, entre otros, como parte de los cambios y la interactividad, que existe entre tod@s nosotr@s, como miembros de una sociedad, sucede que, los cambios y la interactividad, como tales, son oportunos y son posibles, en la medida que, el amor, como energía buena y positiva, es el estímulo que, como parte de la dinámica social, en la cual, nos movemos, desarrollamos y evolucionamos, como seres sociales, en contacto e interacción, natural, espontánea e innata, motiva e impulsa, la transformación, la reinterpretación, la sanación y la rehabilitación, de aquello que, nos limita y nos inhibe, en el logro de la comunicación y el intercambio interpersonales, sanos y saludables.
En tal sentido, cuando hablamos sobre, «el amor» y la dinámica social, explicando la necesidad y la importancia de la participación y la intervención de, el amor y su poder, en el proceso de toma de conciencia de uno mismo, los otros y, los entornos, personal, familiar y social, y eventual superación de las limitaciones y las inhibiciones, en beneficio de uno mismo, los otros y, los entornos, personal, familiar y social, estamos hablando que, el amor, como la energía buena y positiva, que habita en nuestro interior, por propia naturaleza y definición, es el estímulo que, tiene la capacidad de materializar, una acción, personal, emocional y afectiva, y producir, los cambios y la interactividad, necesarios e importantes, en nosotr@s mism@s y, en otr@s, con lo cual, motiva e impulsa, el logro de la comunicación y el intercambio interpersonales de mensajes, con temas y contenidos, atractivos e interesantes, al interior de nuestros entornos, personal, familiar y social.
Asimismo, cuando hablamos sobre, «el amor» y la dinámica social, explicando la necesidad y la importancia de la participación y la intervención de, el amor y su poder, en el proceso de toma de conciencia de uno mismo, los otros y, los entornos, personal, familiar y social, y eventual superación de las limitaciones y las inhibiciones, en beneficio de uno mismo, los otros y, los entornos, personal, familiar y social, estamos hablando que, la dinámica social, como el movimiento, el desarrollo y la evolución, de nosotros y otros, como seres sociales, en contacto e interacción, natural, espontánea e innata, por propia naturaleza y definición, es la fuente de factores, históricos, sociológicos, económicos, lingüísticos, antropológicos y políticos que, tienen la función de materializar, una acción, personal, emocional y afectiva, y producir, los cambios y la interactividad, necesarios e importantes, en nosotr@s mism@s y, en otr@s, con lo cual, activa y actualiza, la transformación, la reinterpretación, la sanación y la rehabilitación, de aquello que, a todos y cada uno de nosotros, como seres sociales, nos limita y nos inhibe, en el logro de la comunicación y el intercambio interpersonales, sanos y saludables.
De esta manera, cuando hablamos sobre, «el amor» y la dinámica social, explicando la necesidad y la importancia de la participación y la intervención de, el amor y su poder, en el proceso de toma de conciencia de uno mismo, los otros y, los entornos, personal, familiar y social, y eventual superación de las limitaciones y las inhibiciones, en beneficio de uno mismo, los otros y, los entornos, personal, familiar y social, estamos hablando que, entre el amor, como estímulo bueno y positivo, y la dinámica social, como fuente de factores, históricos, sociológicos, económicos, lingüísticos, antropológicos y políticos, que respectivamente, tienen la capacidad y la función de materializar, una acción, personal, emocional y afectiva, y producir, los cambios y la interactividad, necesarios e importantes, en nosotr@s mism@s y, en otr@s, existe una correspondencia, natural, espontánea e innata, que hace oportunos y posibles, el reconocimiento, la expresión y la comunicación de sensaciones, sentimientos, ideas, pensamientos, deseos, opiniones, entre otros, entre todos y cada uno de nosotros, los seres humanos, como seres sociales, en contacto e interacción, al interior de nuestros entornos, personal, familiar y social.
Es así como, cuando hablamos de la comprensión y la regulación de las emociones, en las niñas y los niños, desde una toma de conciencia, sobre su realidad, personal, familiar y social, incluidos, los retos, los cambios y los logros, con el propósito de corregir, resolver, e, incluso, mejorar, un comportamiento y, una eventual actitud, como consecuencia de una adaptación a su realidad, personal, familiar y social, vivenciada y experimentada, con agrado, gusto y placer, en la cual, niños y niñas, vivencian y experimentan, una activación y una actualización, de sus sentimientos de valentía y felicidad, y amor por un@ mism@ y, por l@s demás, estamos hablando de formar, educar y acompañar a las niñas y los niños, en el amor, como estímulo bueno y positivo, y la dinámica social, como fuente de factores, históricos, sociológicos, económicos, lingüísticos, antropológicos y políticos, que respectivamente, tienen la capacidad y la función de materializar, una acción, personal, emocional y afectiva, y producir, los cambios y la interactividad, necesarios e importantes, en sí mism@s y, en otr@s, con lo cual, los condicionan, los motivan y los impulsan, haciendo que, reconozcan e identifiquen, modos y medios de comunicación e intercambio interpersonales, así como, mensajes con temas y contenidos, atractivos e interesantes, en beneficio de sí mismos, los otros y, los entornos, personal, familiar y social.
Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, el significado y el sentido que tienen, «el amor» y la dinámica social, en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que, natural y habitualmente, manifiestan y expresan, diferentes y diversos, tiempos y momentos, de sensaciones, emociones y sentimientos, conectados entre sí y, conectados con otros, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, personal, emocional y afectivo, de los niños y las niñas, orientado a desarrollar y progresar, en «el amor» y la dinámica social, en las niñas y los niños, sobre todo en los momentos y los lugares de juego, en los cuales, se originan oportunidades y posibilidades, para el contacto y la interacción, natural, espontánea e innata, con el ambiente, l@s compañer@s y, los materiales de juego, pues trabajar en la comunicación y el intercambio interpersonales, puede ser muy positivo y favorable, para su crecimiento, su evolución y, sus logros, personales, emocionales y, afectivos, en los grupos de juego.