Educación Emocional, …la lección y el reto de «la vida»…

¡Hola!…¿Qué tal?…¿Cómo están? En el blog anterior, hablamos sobre, la magia de «el amor», que hace oportuno y posible, el logro de vínculos personales y sociales, consistentes y resistentes, y labores personales y sociales, significativas y productivas, toda vez que, logramos transformar, las vivencias y las experiencias de, nuestro pasado, en los motivos y los impulsos, para crecer y madurar, en el servir, el amar y el dar. Y, hablamos sobre, la purificación de la memoria que, en conjunto con, la magia de «el amor», y desde la puesta en práctica y el ejercicio de, el perdón, la aceptación y la comprensión, facilita, favorece y promueve, el desarrollo voluntario de comportamientos y actitudes constructivas, en relación a las vivencias, las experiencias, y los hechos dañinos de «el pasado», toda vez que, logramos reconocer y admitir que, el control de las situaciones de la realidad, es limitado, damos significado y sentido a las situaciones de la realidad, elaboramos una idea de la realidad, y transmitimos un mensaje de la realidad, idealmente, positivo y favorable. En ese sentido, cuando hablamos sobre, la magia de «el amor», hablamos que, desde el perdón, la aceptación y la comprensión, sintiendo agrado, gusto y placer, por el cambio interno, en beneficio de nosotr@s, otr@s y, nuestros entornos, personal, familiar y social, transformamos y sanamos, nuestro pasado y, las situaciones dañinas de la realidad, en los contenidos, positivos y favorables, para «la vida». En el blog actual, entonces, vamos a hablar sobre, la lección y el reto de «la vida», que como el significado y el sentido que damos a las situaciones de la realidad, elaborados en una idea de la realidad, y transmitidos en un mensaje de la realidad, idealmente, positivo y favorable, es una consecuencia natural de los procesos de transformar, reinterpretar, sanar y rehabilitar nuestro pasado y, las situaciones dañinas de la realidad.

Efectivamente, cuando hablamos sobre, la lección y el reto de «la vida», que como el significado y el sentido que damos a las situaciones de la realidad, elaborados en una idea de la realidad, y transmitidos en un mensaje de la realidad, idealmente, positivo y favorable, es una consecuencia natural de los procesos, internos e individuales, de transformar, reinterpretar, sanar y rehabilitar nuestro pasado y, las situaciones dañinas de la realidad, estamos partiendo de, la eventual reflexión personal, emocional y afectiva, posterior a la muerte de un ser amado, como puede ser, el valorar «la vida» y el ser mejores «personas», en la cual, evidenciamos el significado y el sentido, que podemos dar a las situaciones de la realidad, como es, la muerte de un ser amado, elaborados en una idea de la realidad, y transmitidos en un mensaje de la realidad, idealmente, positivo y favorable, como puede ser, el valorar «la vida» y el ser mejores «personas».

De esta manera, cuando hablamos sobre, la lección y el reto de «la vida», que pueden ser expresados y comunicados en una eventual reflexión personal, emocional y afectiva, motivada e impulsada, por una situación de la realidad,  como es, la muerte de un ser amado, que naturalmente causa y origina, un daño y un dolor interno, manifiesto y expreso, en sensaciones, emociones y sentimientos, como el miedo, la tristeza, e, incluso, la molestia, vivenciados y experimentados, en forma negativa y desfavorable, estamos hablando que, el hecho de dar un significado y un sentido, positivo y favorable, a una situación dañina de la realidad, como la partida de un ser amado, por la muerte, es oportuno y posible, cuando por obra de el amor y su poder, nosotros desarrollamos, voluntariamente, comportamientos y actitudes constructivas, en relación a las vivencias, las experiencias, y los hechos dañinos de «el pasado», activados y actualizados, en «el presente».

Asimismo, cuando hablamos sobre, la lección y el reto de «la vida», elaborados en una idea de la realidad y, transmitidos en un mensaje de la realidad, idealmente, positivo y favorable, reconocidos, expresados y comunicados, en una eventual reflexión personal, emocional y afectiva, como puede ser, el valorar «la vida» y el ser mejores «personas», estamos hablando que, en la línea del tiempo de la vida, situaciones dañinas de la realidad, que naturalmente causan y originan, daños y dolores, manifiestos y expresos, en sensaciones, emociones y sentimientos, como el miedo, la tristeza, e, incluso, la molestia, vivenciados y experimentados, en forma negativa y desfavorable, como la partida de un ser amado, por la muerte, van a suceder, en diferentes circunstancias y momentos de la vida, por lo cual, es necesario e importante, reconocer que, el hecho que, nosotros desarrollemos, voluntariamente, comportamientos y actitudes constructivas, en relación a las vivencias, las experiencias, y los hechos dañinos de «el pasado», activados y actualizados, en «el presente», naturalmente, se relaciona con el modo, en el cual, aprendemos a afrontar, por primera vez, por ejemplo, la partida de un ser amado, por la muerte.

Y así, cuando hablamos sobre, la lección y el reto de «la vida», elaborados en una idea de la realidad y, transmitidos en un mensaje de la realidad, idealmente, positivo y favorable, reconocidos, expresados y comunicados, en una eventual reflexión personal, emocional y afectiva, como puede ser, el valorar «la vida» y el ser mejores «personas», estamos hablando que, el modo positivo, en el cual, es necesario e importante, afrontemos, por primera vez, las situaciones dañinas de la realidad, es el modo espiritual y emocional de «el amor», es decir, es necesario e importante, afrontemos, poniendo en práctica y ejercitando, el diálogo y la meditación, como vivencias y experiencias, en las cuales se concrete y se haga realidad, el escuchar con confianza, el conocer con compromiso y el seguir con convicción, para que, desde el contacto y la interacción, personales, emocionales y afectivos, logremos, el perdonar, el aceptar y el comprender, sabiendo que, el significado y el sentido que damos a las situaciones de la realidad, elaborados en una idea de la realidad, y transmitidos en un mensaje de la realidad, idealmente, positivo y favorable, es una consecuencia natural de nuestros procesos, internos e individuales, de transformar, reinterpretar, sanar y rehabilitar nuestro pasado y, las situaciones dañinas de la realidad, al interior de nuestros entornos, personal, familiar y social.

Es así como, cuando hablamos de la comprensión y la regulación de las emociones, en las niñas y los niños, desde una toma de conciencia, sobre su realidad, personal, familiar y social, incluidos, los retos, los cambios y los logros, con el propósito de corregir, resolver, e, incluso, mejorar, un comportamiento y, una eventual actitud, como consecuencia de una adaptación a su realidad, personal, familiar y social, vivenciada y experimentada, con agrado, gusto y placer, en la cual, niños y niñas, vivencian y experimentan, una activación y una actualización, de sus sentimientos de valentía y felicidad, y amor por un@ mism@ y, por l@s demás, estamos hablando de formar, educar y acompañar a las niñas y los niños en, el modo positivo, o, el modo espiritual y emocional de «el amor» , en el cual, es necesario e importante que afronten, por primera vez, las situaciones dañinas de la realidad, poniendo en práctica y ejercitando, el diálogo y la meditación, como vivencias y experiencias, en las cuales se concreta y se hace realidad, el escuchar con confianza, el conocer con compromiso y el seguir con convicción, para que, desde el contacto y la interacción, personales, emocionales y afectivos, logren, el perdonar, el aceptar y el comprender, sabiendo que, el significado y el sentido que dan a las situaciones de la realidad, elaborados en una idea de la realidad, y transmitidos en un mensaje de la realidad, idealmente, positivo y favorable, es una consecuencia natural de sus procesos, internos e individuales, de transformar, reinterpretar, sanar y rehabilitar su pasado y, las situaciones dañinas de la realidad, al interior de sus entornos, personal, familiar y social.

Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, la necesidad y la importancia que tiene, el dialogar y el meditar, en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que, natural y habitualmente, manifiestan y expresan, diferentes y diversos, tiempos y momentos, de sensaciones, emociones y sentimientos, conectados entre sí y, conectados con otros, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, personal, emocional y afectivo, de los niños y las niñas, orientado a desarrollar y progresar, en el diálogo y la meditación en las niñas y los niños, sobre todo en los momentos y los lugares de juego, en los cuales, se originan oportunidades y posibilidades, para el contacto y la interacción, natural, espontánea e innata, con el ambiente, l@s compañer@s y, los materiales de juego, pues dialogar y meditar y, naturalmente, reflexionar sobre, la lección y el reto de «la vida», puede ser muy positivo y favorable, para su crecimiento, su evolución y, sus logros, personales, emocionales y, afectivos, en los grupos de juego.