¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. En el blog anterior, hablamos sobre, Amar es una experiencia de Fe, comprendiendo y explicando que, para que, los niños y las niñas, durante la niñez, y, a lo largo de toda su vida, logren desarrollar y cultivar, una sana y saludable relación, con «el amor», es necesario e importante que, los niños y las niñas, experimenten y aprendan que, Amar, es una experiencia personal, emocional y afectiva de a dos, que por su propia y su particular naturaleza, necesita y demanda, que cada ser, logre una construcción, personal y natural, contenida de su atención, su confianza, su compromiso y su convicción, dirigida hacia alguien o hacia algo, que aman. En ese sentido, comprendemos que, por sobre las complicaciones, las dificultades y los problemas que, la Vida trae consigo misma para cada ser, independientemente de la edad y el género, es oportuno y es posible lograr desarrollar y cultivar una sana y saludable relación con «el amor», si en cada etapa de la Vida, trabajamos en construir y crear relaciones interpersonales de a dos buenas y positivas, sustentadas y fundamentas, en el amor y su poder, en las cuales, revelemos, en forma personal y natural, el logro y la vivencia de la compatibilidad, la complicidad, la estabilidad y la credibilidad. Y, cuando hablamos sobre, Amar es una experiencia de Fe, comprendemos y explicamos que, para lograr construir la Fe, y para lograr experimentar el Amar, como una experiencia de Fe, poniendo en práctica y ejercitando, en forma personal y natural, «el amor», manifiesto y expreso, en nuestra atención, nuestra confianza, nuestro compromiso y nuestra convicción, en relación con, el alguien o el algo, que amamos, son necesarios e importantes, la fortaleza espiritual, y el crecimiento de la reserva de valentía que guardamos en nuestros corazones.
En el blog actual, entonces, voy a hablar sobre, mi familia, «el amor» y la fortaleza espiritual de mi papá, explicando la relación entre, el vínculo espiritual y emocional con mi papá, la fortaleza espiritual, como la reserva de valentía que guardamos y crece en nuestros corazones, durante la niñez, y a lo largo de toda nuestra vida, y, mi vida en el pasado, el presente y el futuro, posteriores a la muerte de mi papá, pues si bien es cierto que, en febrero 15 – 2022, se cumplieron 20 años del nacimiento de mi papá en la vida espiritual, sucede que, «el amor», y la fortaleza, como fortaleza espiritual, sentidos y transmitidos por El, recibidos de El, a lo largo de su vida, y sentidos por mí, a lo largo de mi vida, prometidos por El, y sentidos por mí, por siempre, en los días previos a su muerte, en un diálogo y una conversación, muy valiosos y muy espaciales, papá e hija, que sostuvimos, y, confirmados por El, y sentidos por mí, para siempre, en sueños, en los meses siguientes a su muerte, los recibo y los siento, en el día a día, con el mismo poder y con la misma fuerza, interviniendo, incluso, en hechos humanamente reconocidos como los milagros, que hicieron y hacen que yo, siga viviendo con valentía.
De esta manera, cuando hablo sobre, mi familia, «el amor» y la fortaleza espiritual de mi papá, explicando la relación entre, el vínculo espiritual y emocional con mi papá, la fortaleza espiritual, como la reserva de valentía que guardamos y crece en nuestros corazones, durante la niñez, y a lo largo de toda nuestra vida, y, mi vida en el pasado, el presente y el futuro, posteriores a la muerte de mi papá, comprendo y explico que, para que la fortaleza espiritual de mi papá, trascienda y participe del plano espiritual al plano físico, es necesario e importante, conocer y saber que, la trascendencia y la participación de la fortaleza espiritual de un plano a otro plano, en el pasado, el presente y el futuro, sólo son oportunas y posibles, por obra de el amor y su poder, sustentado y fundamentado, en el observar con atención y compatibilidad, el escuchar con confianza y complicidad, el conocer con compromiso y estabilidad, y el seguir con convicción y credibilidad, que como experiencias y aprendizajes de vida, en el día a día, hacen oportunos y posibles, el vínculo espiritual y emocional con mi papá, mi fortaleza espiritual, y el crecimiento de mi reserva de valentía, guardada en mi corazón.
En tal sentido, cuando hablo sobre, mi familia, «el amor» y la fortaleza espiritual de mi papá, comprendiendo y explicando que, la trascendencia y la participación de la fortaleza espiritual de un plano a otro plano, en el pasado, el presente y el futuro, sólo son oportunas y posibles, por obra de el amor y su poder, comprendo y explico que, el observar con atención y compatibilidad, el escuchar con confianza y complicidad, el conocer con compromiso y estabilidad, y el seguir con convicción y credibilidad, en relación con los seres que amamos, y nos aman, y que habitan en el plano espiritual, son oportunos y posibles, como experiencias y aprendizajes, propios y particulares del día a día, por lo mismo que, según logro conocer y saber, los seres del plano espiritual, y los seres del plano físico, convivimos en el espacio y el tiempo, lo cual, se evidencia y se nos revela, en la existencia de los vínculos espirituales y emocionales, por siempre y para siempre.
En tal sentido, también, cuando hablo sobre, mi familia, «el amor» y la fortaleza espiritual de mi papá, comprendiendo y explicando que, la trascendencia y la participación de la fortaleza espiritual de un plano a otro plano, en el pasado, el presente y el futuro, sólo son oportunas y posibles, por obra de el amor y su poder, comprendo y explico que, por lo mismo que, según logro conocer y saber, los seres del plano espiritual, y los seres del plano físico, convivimos en el espacio y el tiempo, lo cual, se evidencia y se nos revela, en la existencia de los vínculos espirituales y emocionales, por siempre y para siempre, es oportuno y posible, reconocer, expresar y comunicar que, como seres en el plano físico, por obra de el amor y su poder, en todo momento y en todo lugar, estamos espiritualmente acompañados, con los seres en el plano espiritual, que amamos, y nos aman, como seres de luz y calor, que intervienen, trascienden y participan, en nuestros día a día.
Es así como, cuando hablamos de la comprensión y la regulación de las emociones, en las niñas y los niños, desde una toma de conciencia, sobre su realidad, personal, familiar y social, incluidos, los retos, los cambios y los logros, con el propósito de corregir, resolver, e, incluso, mejorar, un comportamiento y, una eventual actitud, como consecuencia de una adaptación a su realidad, personal, familiar y social, vivenciada y experimentada, con agrado, gusto y placer, en la cual, niños y niñas, vivencian y experimentan, una activación y una actualización, de sus sentimientos de valentía y felicidad, y amor por un@ mism@ y, por l@s demás, estamos hablando de formar, educar y acompañar a las niñas y los niños, en el conocer y el saber que, los seres que viven en el plano espiritual, y los seres que vivimos en el plano físico, convivimos en el espacio y el tiempo, lo cual, se evidencia y se les revela, en la existencia de los vínculos espirituales y emocionales, por siempre y para siempre, y, por lo mismo, es oportuno y posible que, los niños y las niñas, experimenten y aprendan a reconocer, expresar y comunicar que, como seres en el plano físico, por obra de el amor y su poder, en todo momento y en todo lugar, están espiritualmente acompañados, con los seres en el plano espiritual, que aman, y los aman, como seres de luz y calor, que intervienen, trascienden y participan, en sus día a día.
Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, el significado y el sentido que tiene, «el amor», en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que, natural y habitualmente, manifiestan y expresan, diferentes y diversos, tiempos y momentos, de sensaciones, emociones y sentimientos, conectados entre sí y, conectados con otros, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, personal, emocional y afectivo, de los niños y las niñas, orientado a desarrollar y progresar, en «el amor» y la fortaleza espiritual , en las niñas y los niños, sobre todo en los momentos y los lugares de juego, en los cuales, se originan oportunidades y posibilidades, para el contacto y la interacción, natural, espontánea e innata, con el ambiente, l@s compañer@s y, los materiales de juego, pues el crecimiento en «el amor» y la fortaleza espiritual, puede ser muy positivo y favorable, para su crecimiento, su evolución y, sus logros, personales, emocionales y, afectivos, en los grupos de juego.