Educación Emocional, …el lenguaje de la felicidad…

¡Hola!…¿Cómo están?…¿Qué tal?. Hoy quiero comenzar el blog comentando que, en los meses y las semanas recientes, cuando en los continentes, norteamericano y europeo, finaliza la estación de verano y, se inicia un nuevo ciclo de estudios en los centros educativos superiores, observo en fotografías y, leo en comentarios de las redes sociales que, los hijos y las hijas de familias amigas, que fueron mis alumnos o mis alumnas, con apenas 2 o 3 años de edad, viajan con el propósito de iniciar sus estudios superiores en el extranjero, para hacer realidad sus sueños y, ser felices, como manifiestan el papá o la mamá, los abuelos o las abuelas, los tíos o las tías y, los maestros o las maestras de los jóvenes o las jóvenes, cuando expresan sus buenos deseos de logro de sueños y felicidad. En ese sentido, como comentaba con ustedes, soy tía desde que tengo recuerdos, por lo cual, tengo a mis sobrinos y mis sobrinas, en diferentes etapas de la vida, como son la niñez, la adolescencia y la juventud. Y, en mi experiencia como tía de mis sobrinos y mis sobrinas, niños, adolescentes y jóvenes, he tenido la oportunidad de conocer y, actualmente, tengo la oportunidad de conocer, estilos e historias de vida de las generaciones menores que, en esencia, tienen papás y mamás, abuelos y abuelas, tíos y tías y, maestros y maestras. motivados e inspirados, por los buenos deseos de logro de sueños y felicidad de sus niños, sus adolescentes y sus jóvenes.

Hablando de la felicidad, como una vivencia o una experiencia personal, siento y pienso que, para referirnos a la felicidad, lo oportuno y lo posible es hablar de momentos de felicidad o equilibrio, con menor o mayor duración, dependiendo de la extensión en el tiempo de las vivencias o las experiencias que motivan en las personas, como niños, adolescentes, jóvenes y, adultos, en general, las sensaciones, las emociones y los sentimientos, relacionados con la felicidad y el equilibrio. En los momentos de felicidad, las personas de todas las edades, manifestamos y expresamos, estados emocionales que podemos calificar o caracterizar como estados emocionales de felicidad o estados emocionales de equilibrio, reconocidos e identificados, por las actitudes o las disposiciones personales, positivas o buenas, que como personas felices o equilibradas emocionalmente, reconocemos, expresamos y comunicamos, en nuestros contactos e interacciones interpersonales.

Hablando de los estados emocionales, en general, y, hablando de los estados emocionales de felicidad o equilibrio, manifiestos y expresos, en las actitudes y las disposiciones personales, positivas o buenas, podemos explicar que, las actitudes y las disposiciones personales, positivas o buenas, al igual que, las actitudes y las disposiciones personales, negativas o malas, forman parte de nuestra existencia humana y, condicionan nuestras acciones, tanto las acciones percibidas como posibles de logro, como las acciones percibidas como no posibles de logro, lo cual, asimismo, condiciona la toma de decisiones y las decisiones que tomamos, para la solución de problemas diarios o cotidianos. Un estado emocional, vivenciado y experimentado, en un momento determinado, como puede ser un momento de felicidad o un momento de equilibrio, motiva e inspira, a que percibamos, nuestra vida diaria o cotidiana, de una forma determinada.

Hablando de los estados emocionales de felicidad o equilibrio, por ejemplo, podemos explicar que, los estados emocionales de felicidad o equilibrio, motivan e inspiran que, activemos y actualicemos determinados pensamientos y sentimientos, emitamos determinados razonamientos o juicios y, realicemos determinadas acciones, ocurriendo que, aveces respondemos siendo, poco o nada, conscientes de cual es la razón por la que actuamos de una forma u otra, y, aveces respondemos o siendo, poco o nada, conscientes de cual es la razón por la que no actuamos de una forma u otra, ante determinada, vivencia o experiencia, diaria o cotidiana. En ese sentido, podemos explicar que, los estados emocionales de felicidad o equilibrio, son condicionados por factores personales, como el carácter y la personalidad, factores sociales, como la familia y el trabajo, y, factores ambientales, como la estación del año, el clima, el día de la semana y, la hora del día.

De esta manera, cuando hablamos del estado emocional de felicidad o equilibrio, estamos hablando de la sensación duradera de bienestar y realización personal que, vivenciamos y experimentamos, cuando logramos nuestros, propios y particulares, deseos, sueños y metas, independientemente de las razones o los factores personales, sociales y/o ambientales que, nos motiven, nos inspiren y nos condicionen, en determinado momento. El estado emocional de felicidad o equilibrio, o, la felicidad, como tal, es una predisposición emocional personal, subjetiva y relativa, pues dos personas o más personas al interior de un grupo o una comunidad que, incluso, comparten elementos, como pueden ser, ubicación, edad, idioma, posición, roles, costumbres, valores, tareas y, visión del mundo exterior, no necesariamente son igualmente felices, motivadas o inspiradas, por las mismas razones y/o condicionadas por los mismos factores personales, sociales y/o ambientales.

La felicidad, como sensación duradera de bienestar y realización personal que, vivenciamos y experimentamos, cuando logramos nuestros, propios y particulares, deseos, sueños y metas, se transmite y se evoca, en sensaciones, emociones y sentimientos, perceptibles y percibidas, a nivel intrapersonal e interpersonal, con lo cual, podemos explicar que, el estado emocional de felicidad o equilibrio, se reconoce, se expresa y se comunica, mediante un lenguaje esencialmente corporal, como es el lenguaje de la atención y de la mirada. Es decir, la felicidad, activa y actualiza, nuestra atención y nuestra mirada, con lo cual, podemos explicar que, nuestra atención y nuestra mirada, son los medios o los canales, mediante los cuales, la felicidad, se reconoce, se expresa y se comunica. Es mediante la atención y la mirada que, nuestra vibra y nuestra energía de felicidad o equilibrio, contactan e interactúan, con nuestros mundos interior y exterior, para ser felices.

Es entonces que, como mujer adulta y, desde mi experiencia como tía de mis sobrinos y mis sobrinas niños, adolescentes y jóvenes, con deseos de logro de sueños y felicidad, hoy quiero transmitir que, en esta etapa de mi vida, estoy aprendiendo y estoy descubriendo que, nosotros, las personas, somos como barcos que navegamos en el mar de la vida, con lo cual, aprendo y descubro que, para nosotros, las personas, vivenciar y experimentar, los estados emocionales de felicidad o equilibrio, es como, vivenciar y experimentar, las sensaciones duraderas de bienestar y realización personal de nuestro barco, en las rocas y las arenas de nuestro litoral. Y, hoy quiero compartir el pensamiento y la idea que, como adultos responsables a cargo de los niños, los adolescentes y los jóvenes, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías y, maestros y maestras, necesitamos percibir y comprender que, los deseos de logro de sueños y felicidad, pueden cambiar en el tiempo, por lo cual, necesitamos orientar y dirigir, nuestra atención y mirada de adultos, formadores y educadores, hacia aquello que, los niños, los adolescentes y los jóvenes, orientan y dirigen su atención y mirada, para ser felices.