Educación Emocional, …María José dice: ¡…Sentí mucho miedo!!!…

¡Hola!…¿Cómo están?..¿Qué tal?. En esta oportunidad quiero comentar con ustedes que, en este tiempo de pandemia y cuarentena, a nivel nacional e internacional, hablar de las emociones y, particularmente, hablar del miedo es importante, en especial, por el proceso formativo – educativo de las competencias emocionales de autoconocimiento, autorregulación, motivación y empatía de los niños y las niñas, quienes sin comprender el porque, vivencian y experimentan, cambios en las diarias rutinas personales, familiares y sociales. Los cambios en las diarias rutinas personales, familiares y sociales impactan en el bienestar regular de los niños y las niñas a niveles físico, mental, afectivo y social. El miedo, manifiesto y expreso, como sensación de angustia por la percepción de peligro, que significa afrontar la posibilidad real o imaginaria de riesgo, actualmente, es la emoción principal y común en las diarias experiencias personales, familiares y sociales de los niños y las niñas y, los adultos, quienes conviven regularmente en los ambientes del hogar, principalmente. Y, en el contexto nacional e internacional, los espacios y los tiempos de contacto e interacción física, mental, afectiva y social, se limitan, necesariamente, a los ambientes del hogar, por lo cual, el miedo a salir del hogar, causado por la actual situación de peligro de contagio de un enemigo invisible, como es el virus Covid – 19, que significa afrontar la posibilidad real de riesgo extremo de enfermedad y, eventualmente, muerte, es una vivencia y una experiencia, evidenciada y registrada, en los niños y las niñas y, los adultos, en el día a día, desde los inicios del año 2020 y, se mantiene en el tiempo actual sin fecha de termino, por el momento.

Es así como, en el contexto nacional e internacional del pasado año 2020 y, el presente año 2021, las experiencias de juego simbólico o juego dramático, las experiencias de expresión, las experiencias de exploración y las experiencias de construcción, así como, la literatura infantil, la lectura y, progresivamente, la escritura, se transforman en los centros de interés, alrededor de los cuales, se ejercitan y se practican las actividades a niveles físico, mental, afectivo y social de los niños y las niñas, quienes contactan e interactúan con los espacios, naturales y no naturales, las personas y los objetos, al interior de los ambientes del hogar, principalmente. Y, en la actualidad nacional e internacional, la expresión plástica, con experiencias de representación o simbolización, combinadas con experiencias de conocimiento o descubrimiento, vivenciada y experimentada, en las actividades plásticas de pintura, dibujo, modelado y construcción, es el medio, el material o el recurso formativo – educativo que, naturalmente, facilita el reconocimiento, la expresión y la comunicación de sensaciones, emociones, sentimientos, pensamientos e ideas, favorece la toma de decisiones y, promueve la resolución de conflictos en los niños y las niñas, quienes desarrollan y progresan en contacto e interacción con los adultos presentes en el hogar, como pueden ser padres o madres, abuelos o abuelas y, tíos o tías, principalmente, pues el contacto y la interacción con los adultos y, los niños o las niñas presentes en la escuela, como pueden ser maestros o maestras y, compañeros de aula o nivel, se concreta en el intercambio, individual y grupal, desde los ambientes del hogar, por intermedio de los medios, los materiales o los recursos tecnológicos.

En ese sentido, hablando del juego simbólico o el juego dramático, concebido y definido, como una experiencia integral, que incluye vivencias y actividades de expresión, exploración y construcción y, que puede incluir vivencias y actividades de expresión plástica, como son pintura, dibujo, modelado o construcción, se concreta como un medio, un material o un recurso formativo – educativo, mediante el cual, los niños y las niñas, ejercitan y practican sus habilidades de producción, creación y comunicación a niveles físico, mental, afectivo y social, con el propósito de conectar su mundo interior con su mundo exterior, para satisfacer, estimular y motivar la necesidad, el interés y el deseo de hacer posible lo imposible, como es lograr sus sueños, obrando por el bien o por el beneficio de sí mismos y, de los otros, como pueden ser los niños o las niñas y, los adultos, presentes en los ambientes del hogar, o, conectados desde los ambientes del hogar, por intermedio de los medios, los materiales o los recursos tecnológicos. Y, en la simbolización o la dramatización de vivencias o experiencias, los niños o las niñas y, los adultos, que participan e intervienen como productores, creadores y comunicadores de las obras, con personajes e historias personales que representan o simbolizan sensaciones, emociones, sentimientos, pensamientos e ideas personales y sociales, tienen la oportunidad y la posibilidad de transmitir y evocar, así como, intercambiar creencias especiales y valiosas, hechas reflexiones individuales y grupales, en las cuales, el poder de la magia y el amor, como contenidos espirituales y emocionales, presentes en la conversación y los diálogos, hacen posible el logro de planes y proyectos, que facilitan, favorecen y promueven la toma de decisiones personales y sociales, orientadas hacia la resolución de conflictos afectivos y sociales, vinculados con las emociones y los sentimientos de los niños y las niñas y, los adultos, que participan e intervienen en las obras.

Asimismo, hablando de las experiencias de expresión, las experiencias de exploración y las experiencias de construcción, trabajadas por sí solas, o, trabajadas como parte del juego simbólico o el juego dramático y/o como parte de la literatura infantil, la lectura y, progresivamente, la escritura, se concretan como lenguajes corporales o lenguajes no verbales, mediante los cuales, los niños o las niñas, haciendo uso o utilizando medios, materiales o recursos plásticos, naturales o no naturales, conectan su mundo interior con su mundo exterior y, transmiten y evocan, mensajes con contenidos espirituales y emocionales, sobre su estado de ánimo interior, compuesto de sensaciones, emociones, sentimientos, pensamientos e ideas personales y sociales, siempre idealmente acompañados por los adultos responsables a cargo, como pueden ser los padres o las madres, los abuelos o las abuelas y, los tíos o las tías, presentes en los ambientes del hogar, e, incluso, como pueden ser los maestros o las maestras, conectados a través de los medios, los materiales o los recursos tecnológicos, puestos al servicio de la comunicación, la formación y la educación de los niños y las niñas. Y, en las experiencias de expresión, las experiencias de exploración y, principalmente, las experiencias de construcción, como tales, y, como juegos de construcción, los niños o las niñas, desarrollan y progresan en la construcción del pensamiento realista, la construcción del pensamiento mágico y, la construcción del pensamiento crítico, desde la producción, la creación y la comunicación de sus obras, que transmiten y evocan sensaciones, emociones, sentimientos, pensamientos e ideas y, desarrollan y progresan en la construcción de los lenguajes no verbal y verbal, que facilitan, favorecen y promueven, en los niños y las niñas, la necesidad y el interés por la literatura infantil, la lectura y, progresivamente, la escritura.

En ese sentido, hablando de la literatura infantil, la lectura y, progresivamente, la escritura de cuentos infantiles, en mi vivencia y mi experiencia personal con la enfermedad de Cáncer en mi riñón derecho, en este momento, aproximadamente, dos años después de la cirugía para extirpación de mi riñón derecho con diagnóstico de Cáncer, puedo interpretar y explicar y, naturalmente, puedo compartir con ustedes que, en el proceso de antes, durante y después de la detección del tumor, la escritura de series de cuentos infantiles, sobre cómo aprender a expresar las emociones de miedo, valentía, tristeza, alegría, molestia y agrado, en lo personal, se concreta como un medio, un material y un recurso de tratamiento o terapia emocional, que facilita, favorece y promueve el desarrollo y progreso de mis competencias emocionales de autoconocimiento, autorregulación, motivación y empatía, con el propósito de reconocer, expresar y comunicar mis sensaciones, mis emociones, mis sentimientos, mis pensamientos y mis ideas y, de esta manera, tomar decisiones personales, familiares y sociales y, resolver conflictos afectivos y sociales, vinculados con mis emociones y mis sentimientos. Y, en la escritura de cuentos infantiles, los personajes y las historias personales de los personajes, representan o simbolizan, vivencias o experiencias, propias o conocidas, que incluyen el proceso formativo – educativo de la educación emocional en cuatro momentos, por ejemplo, un primer momento, la presentación de la vivencia o la experiencia que origina la emoción, un segundo momento, la reflexión sobre la vivencia o la experiencia que origina la emoción y el sentimiento, un tercer momento, la explicación de la toma de decisiones personales, familiares y sociales sobre la emoción y el sentimiento y, un cuarto momento, la comunicación de la resolución de conflictos afectivos y sociales vinculados con la emoción y el sentimiento.

Es así como, en el cuento infantil «María José dice: ¡Mi cama se movió!, el personaje de María José, una niña de cuatro años de edad, muy tímida y muy nerviosa, personifica a mi Yo niña, los personajes de Rodo y Lali, un caballo y una yegua mágicos, personifican a mis guías espirituales y emocionales y, José María, un niño de 5 años de edad, muy sensible y muy noble, personifica a mi mejor amigo. En la historia personal de María José, sobre cómo aprender a expresar la emoción de miedo, María José, primero, presenta su miedo, representado o simbolizado, por el movimiento de su cama, en la noche, mientras duerme, segundo, reflexiona sobre sus sentimientos de seguridad y protección en su casa, junto con su mamá y su papá, tercero, explica sobre su decisión de quedarse en su casa, jugando con sus juegos y juguetes, junto con su mamá y su papá y, cuarto, comunica sobre sus sentimientos de seguridad y protección, jugando con sus amigos, en el jardín. En la presentación de su miedo, cuando María José dice: ¡…Sentí mucho miedo!, María José, evidencia y registra, el logro de la competencia emocional de autoconocimiento, manifiesto y expreso, en el hecho que María José, con la ayuda y el apoyo espiritual y emocional de Rodo y Lali, primero, logra reconocer, expresar y comunicar que sintió mucho miedo, segundo, logra reconocer que la sensación de miedo es causada por el movimiento de su cama y, tercero, logra identificar que el movimiento de su cama es el estímulo que causa la sensación de miedo, recordada como «la sensación de querer pararse pero no poder pararse». Y, con la evidencia y el registro del logro de la competencia de autoconocimiento, María José, inicia un proceso formativo – educativo de educación emocional, que facilita, favorece y promueve el desarrollo y progreso de sus sentimientos de seguridad y protección y, que motiva e inspira el desarrollo y progreso espiritual y emocional de María José, como modelo a seguir por José María, su mejor amigo.

Es entonces que, desde mi experiencia como tía y maestra de niños y niñas menores de 6 años de edad, que encuentro en la literatura infantil y los cuentos infantiles, medios, materiales o recursos productivos, creativos y comunicativos, que activan y actualizan sensaciones, emociones, sentimientos, pensamientos e ideas personales y sociales y, que facilitan, favorecen y promueven la toma de decisiones personales, familiares y sociales y, la resolución de conflictos afectivos y sociales, hoy quiero transmitir que, en el contexto nacional e internacional de pandemia y cuarentena, los adultos responsables a cargo de los niños o las niñas en el rol de padres o madres, abuelos o abuelas y, tíos o tías, al interior del hogar y, en el rol de maestros o maestras, a través de los medios, los materiales o los recursos tecnológicos, tenemos el trabajo formativo – educativo de motivar e inspirar el reconocimiento, la expresión y la comunicación de emociones y sentimientos, positivos y negativos, o, buenos y malos, en los niños o las niñas, para facilitar, favorecer y promover el desarrollo y progreso a niveles físico, mental, afectivo y social. Y, hoy quiero compartir con ustedes el aprendizaje y el descubrimiento logrados en mi lectura y mi investigación sobre las competencias emocionales, en relación a que, el trabajo formativo – educativo de la competencia emocional de autoconocimiento en la literatura infantil, ejercitado y practicado por los niños o las niñas desde la lectura, la narración, la dramatización y, progresivamente, la escritura, facilita, favorece y promueve la construcción del pensamiento realista, la construcción del pensamiento mágico y la construcción del pensamiento crítico y, motiva e inspira el desarrollo y progreso de emociones y sentimientos, positivos y buenos, como la autoestima, el amor propio y el empoderamiento, en los niños o las niñas.