¡Hola!…¿Cómo están?…¿Qué tal?. En tiempos, como los presentes, la presencia y la vigencia de una pandemia, han hecho que, las formas de contacto e interacción socio – personal, hayan cambiado significativa y sentidamente, a nivel nacional e internacional. En la actualidad, es inevitable y es imprescindible, hablar de nuevas modalidades y nuevos protocolos, en los intercambios socio – personales, con el propósito y la finalidad de controlar el contagio, la enfermedad y, la eventual, muerte de mayor número de personas y, en mayor número de grupos poblacionales, en regiones y países, a nivel mundial. La existencia de medios y recursos tecnológicos del Siglo XXI, al servicio de los diferentes grupos de edad, según sus labores o sus actividades, como pueden ser estudio y/o trabajo, han facilitado, favorecido y promovido, en forma positiva y favorable, los contactos y las interacciones socio – personales, en los intercambios socio – personales, de acuerdo con las nuevas modalidades y los nuevos protocolos. En las nuevas modalidades y los nuevos protocolos, en los intercambios socio – personales, son necesarios, el uso de mascarillas, e, incluso, el uso de doble mascarilla y, el distanciamiento social, a un aproximado mínimo de 2 metros de distancia, sin embargo, en el contexto actual, aunque los abrazos, han sido limitados, hasta un nuevo permiso socio – personal, las conversaciones, sin lugar a dudas, son los abrazos de hoy.
Hablando de las conversaciones, son los abrazos de hoy y, su rol en el desarrollo y progreso personal, emocional o físico, según leo e investigo, porsupuesto, para compartir con ustedes, podemos explicar que, un abrazo, es una acción emocional y física, que consiste en rodear con los brazos. En ese sentido, un abrazo, como reacción o respuesta, emocional y física, positiva o favorable, por la cual, se rodea con los brazos, a un ser vivo, como puede ser, una persona, un animal o una planta, o, a un ser no vivo, como puede ser, un objeto personal, tiene el propósito y el poder espiritual y emocional de contener y canalizar, emocional y físicamente, las vivencias o las experiencias, negativas o desfavorables, vinculadas o relacionadas, con emociones y sentimientos, como son, miedo, tristeza y molestia, y, las vivencias o las experiencias, positivas o favorables, vinculadas o relacionadas, con emociones y sentimientos, como son, valentía, alegría y agrado.
Hablando de los abrazos y, los beneficios que producen los abrazos en el desarrollo y progreso personal, emocional o físico, podemos explicar que, los abrazos, como reacciones o respuestas, emocionales y físicas, positivas o favorables, ante las vivencias o las experiencias, negativas o desfavorables, y, positivas o favorables, motivan e inspiran, beneficios personales, emocionales y físicos, observables y observados, en las personas, como pueden ser, el proveer protección y seguridad, el reducir nerviosismo y estrés, el producir bienestar y calma, el mejorar autoestima y empoderamiento, el regular estado de ánimo y nivel de energía, el reforzar confianza y apego, el potenciar relaciones interpersonales y sentimientos de conexión, el estimular capacidad sensitiva y perceptiva, el reforzar memoria y aprendizaje, el regular apetito, el ralentizar respiración, el reducir presión arterial, el reforzar sistema inmunológico, el regular dolor crónico, y, el ralentizar envejecimiento.
Hablando de los abrazos, como reacciones o respuestas, emocionales y físicas, positivas o favorables, ante las vivencias o las experiencias, negativas o desfavorables, y, positivas o favorables, podemos explicar que, cuando nos abrazamos, los abrazos influyen en el modo o la forma, en los cuales, nuestro cuerpo segrega y libera hormonas y, por lo mismo, los abrazos, impresionan en nuestra manera de sentir, pensar y percibir, esencialmente, por los siguientes primeros segundos o minutos. En ese sentido, en la acción de abrazar, como reacción o respuesta, emocional y física, positiva o favorable, el cuerpo segrega la oxitocina, hormona vinculada o relacionada con el placer, y, el cuerpo libera la serotonina y la dopamina, hormonas vinculadas o relacionadas con el buen humor, con lo cual, en la acción de abrazar, se genera una agradable sensación de armonía y plenitud, vivenciada y experimentada, como dosis recargada de bienestar para cuerpo y alma.
Hablando de los abrazos clásicos, como saludos, en los cuales, las personas se rodean y se sujetan firmemente con ambos brazos, colocando sus cabezas una al lado de la otra, podemos explicar que, el hecho que, se utilicen ambos brazos y, se mantenga a la otra persona próxima al pecho, prolonga la duración del abrazo y, transforma la vivencia y la experiencia del abrazo, en un ritual de veracidad, confianza y generosidad personal, emocional y física. Y, hablando de las conversaciones clásicas como diálogos, orales o escritos, o, mediante lenguaje de señas, en los cuales, intervienen alternativamente, dos, tres o más personas, podemos explicar que, se concretan como modos o formas de relación interpersonal, sirven como medios o recursos para compartir información, tiempos y espacios, muestran diversidad y variedad de ideas o afectos, y, generan reflexiones, que permiten organizar el mensaje propio, en relación con el contexto de la conversación.
De esta manera, hablando de las conversaciones clásicas, como modos o formas de relación interpersonal y, como medios o recursos para compartir información, tiempos y espacios, entre las personas, adultos o niños, al igual que, los abrazos clásicos, son naturales rituales de veracidad, confianza y generosidad personal, emocional y física, entre las personas, adultos o niños, quienes se rodean y se sujetan, espiritual y mentalmente, intercambiando ideas o afectos, haciendo uso de las voces, los textos o las señas, incluidos los silencios y los gestos faciales, como la mirada y la sonrisa. En ese sentido, en mi experiencia y mi aprendizaje personales, emocionales y afectivos, con la pandemia y, las nuevas modalidades y los nuevos protocolos Covid – 19, las conversaciones me han transformado, interior y exteriormente, y, se han transformado en mis potenciales abrazos, espirituales y mentales, en tiempos de mascarillas y distanciamiento social obligatorios.
Es entonces que, hablando de los niños y las niñas y, las conversaciones, son los abrazos de hoy, podemos explicar que, mientras los niños y las niñas, experimentan, conocen, aprenden y descubren el cómo reconocer, expresar y comunicar sus sensaciones, sus emociones y sus sentimientos, en general, mediante saludos, como los abrazos clásicos, recargados de veracidad, confianza y generosidad personal, emocional y física, pueden sentirse miedosos, tristes o molestos, por el mismo hecho de no lograr expresar, y, el solo hecho de recordar el intento de abrazar, en el pasado, o, el experimentar el intento de abrazar, en el presente, rodeándose y sujetándose firmemente con ambos brazos con otra persona y, colocando ambos sus cabezas una al lado de la otra, puede causar miedo, tristeza y molestia, en los niños y las niñas. En ese sentido, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías y, maestros y maestras, tenemos la oportunidad y la posibilidad de acompañar a los niños y las niñas, como motivadores e inspiradores de los abrazos, mostrando y demostrando, con expresiones corporales y expresiones verbales, la acción de abrazar, con ambos brazos y aproximando los pechos. Es decir, como adultos responsables a cargo de hijos e hijas, nietos y nietas, sobrinos y sobrinas y, alumnos y alumnas, en el contexto de pandemia y, nuevas modalidades y nuevos protocolos Covid – 19, en los cuales, los saludos como los abrazos clásicos son limitados, tenemos la oportunidad y la posibilidad de acompañar a los niños y las niñas, con gestos, palabras o dibujos, conversando de vivencias o experiencias de reconocimiento, expresión y comunicación de sensaciones, emociones y sentimientos, como los abrazos, abrazando, por ejemplo, a un muñeco, como su oso de peluche, o, a un objeto, como su cojín de color.