¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día martes de 26 de Noviembre quiero reflexionar con ustedes acerca de cómo es que la capacidad de aprendizaje de nuestros niños se desarrolla en los espacios y tiempos de juegos y conversaciones ‘cotidianos’ con otros niños, nosotros, e, incluso, sus mascotas de la familia y la escuela, y de cómo es que nosotros los adultos como sus papás, abuelos, tíos y maestros tenemos la posibilidad de guiar el desarrollo de la capacidad de aprendizaje de nuestros niños.
La capacidad de aprendizaje es la aptitud para asimilar información ‘nueva’, producir habilidades y conocimientos ‘nuevos’, y aplicar las habilidades y los conocimientos ‘nuevos’ de un modo ‘competente’, motivada por ‘sus fortalezas de aprendizaje’ o las formas en que cada uno de nuestros niños combinan sus talentos y habilidades con sus conocimientos y destrezas para la asimilación de la información ‘nueva’ y el desarrollo de los conceptos ‘nuevos’.
En ese sentido, el desarrollo de su capacidad de aprendizaje, desde el contacto y la interacción en sus entornos familiares y escolares, involucra a nuestros niños en ‘el desarrollo de conceptos’ o la formación de los esquemas o de las estructuras mentales que representan a los seres, los objetos y los espacios de su mundo real, creados en base a sus experiencias naturales, personales y sociales, a sus relaciones, y a su desarrollo del lenguaje y de la comunicación.
Es así como, el ejercicio saludable de identificar y manifestar sus emociones ‘cotidianas’ de miedo, valentía, tristeza, felicidad, molestia y agrado en sus entornos familiares y escolares, estimula el desarrollo de la capacidad de aprendizaje de nuestros niños, naturalmente asociada con ‘sus aprendizajes significativos’, como los procesos mentales que vinculan la información ‘nueva’ con los conocimientos ‘previos’ de nuestros niños de modo que sea aplicable en los diferentes contextos y situaciones.
Ahora, a propósito de la reflexión “Nuestros niños, sus emociones y su capacidad de aprendizaje” comprendo que siendo sus guías en el desarrollo de su capacidad de aprendizaje, es significativo que como sus papás, abuelos, tíos y maestros propiciemos que la información ‘nueva’ se relacione con los conocimientos ‘previos’ de nuestros niños, que se sientan motivados para aprender, que participen activamente en su aprendizaje, y que apliquen ‘lo que han aprendido’ en otros contextos y situaciones.
Saludos,
Lili Marlene
