¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día martes de 19 de Noviembre quiero reflexionar con ustedes acerca de cómo es que las relaciones de nuestros niños se construyen en los espacios y tiempos de juegos y conversaciones ‘cotidianos’ con otros niños, nosotros, e, incluso, sus mascotas de la familia y la escuela, y de cómo es que nosotros los adultos como sus papás, abuelos, tíos y maestros tenemos la posibilidad de guiar la construcción de las relaciones de nuestros niños.
Las relaciones son vínculos creados con otros niños, nosotros, e, incluso, sus mascotas, a partir de ejercitar hábitos emocionales, como manifestar sus propias emociones, recibir las emociones de otros y responder a las emociones de otros trabajando en el control de sus propias emociones, que favorecen que aprendan a escuchar y a respetar a otros, aprendan a ganar y a perder, aprendan a diferenciar entre el bien y el mal, y aprendan a negociar y a lograr acuerdos de convivencia ‘positiva y respetuosa’.
En ese sentido, la construcción de sus relaciones, desde el contacto y la interacción en sus entornos familiares y escolares, involucra a nuestros niños con sus comunidades conformadas por otros niños, nosotros, e, incluso, sus mascotas, motivando que cada uno desarrolle un sentido de pertenencia, empatía y responsabilidad, que hace que expliquen quiénes son, visualicen qué pueden alcanzar a ser, y comprendan por qué son importantes para sí mismos, y para sus seres amados de la familia y la escuela.
Es así como, el ejercicio saludable de identificar y manifestar sus emociones ‘cotidianas’ de miedo, valentía, tristeza, felicidad, molestia y agrado en sus entornos familiares y escolares, estimula la construcción de las relaciones de nuestros niños, naturalmente asociadas con su capacidad natural y personal de demostrar sus propios y particulares sentimientos ante otros, y de reconocer los propios y particulares sentimientos de otros niños, nosotros, e, incluso de sus mascotas.
Ahora, a propósito de la reflexión “Nuestros niños, sus emociones y sus relaciones” comprendo que siendo sus guías en la construcción de sus relaciones o sus vínculos creados con otros niños, adultos, e, incluso, sus mascotas, es significativo que como sus papás, abuelos, tíos y maestros nos relacionemos con nuestros niños ejercitando hábitos emocionales, como manifestar nuestras emociones, recibir sus emociones y responder a sus emociones trabajando en el control de nuestras propias emociones.
Saludos,
Lili Marlene