¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día viernes 08 de Marzo, quiero reflexionar con ustedes acerca la necesidad y la importancia de tomar conciencia y asumir la responsabilidad personal, familiar y social sobre el hecho que los adultos, en general, y particularmente los adultos, en el rol de papás y mamás, abuelos y abuelas, tíos y tías y maestros y maestras, somos comunicadores modelo de estados emocionales de miedo, valentía, tristeza, felicidad, molestia y agrado.
El ser comunicadores modelo de estados emocionales significa que como adultos comprometidos con la educación emocional de los niños nos involucremos con nuestras reacciones corporales, nuestras expresiones no verbales y nuestras valoraciones verbales desde el autoconocimiento y la autoestima, con el propósito personal y natural de desarrollar nuestra capacidad de percibir, expresar, comprender y regular de manera objetiva, efectiva y positiva nuestras emociones cotidianas.
En ese sentido, el modelamiento de estados emocionales de miedo, valentía, tristeza, felicidad, molestia y agrado es una realidad que responde a un hecho físico, mental, espiritual y social, como es ‘la transmisión emocional’, conforme con el cual, reconocemos que los estados emocionales que consciente o inconscientemente transmitimos en nuestros entornos personales, familiares y sociales son particularmente perceptibles, imitables y reproducibles por los niños.
Es así como, en condiciones emocionales cotidianas, en las cuales, deseamos inspirar a los niños a confrontar el miedo, la tristeza y la molestia, y esperamos motivar a los niños a crear los momentos valientes, felices y agradables, podemos usar el lenguaje y el habla y practicar la conversación cotidiana para guiar a nuestros hijos e hijas, nietos y nietas, sobrinos y sobrinas y alumnos y alumnas en la percepción, la expresión, la comprensión y la regulación objetiva, efectiva y positiva de sus emociones cotidianas.
Ahora, a propósito de la reflexión “Los adultos como comunicadores modelo de estados emocionales” comprendo que papás y mamás, abuelos y abuelas, tíos y tías y maestros y maestras, como adultos emocionalmente comprometidos, tenemos la posibilidad y la oportunidad de inspirar y motivar a los niños a usar el lenguaje y la comunicación y practicar la conversación cotidiana para confrontar el miedo, la tristeza y la molestia, y para crear los momentos valientes, felices y agradables.
Saludos,
Lili Marlene