¡Hola!…¿Cómo se encuentran?…¿Qué tal?. En un blog anterior, hablamos de la molestia y, relacionamos la sensación, la emoción y el sentimiento de molestia, con el color naranja, pues la molestia o sensación de enojo, que nos detiene y nos paraliza, por la percepción de un problema real o imaginario que tenemos, se alimenta y se nutre de la fortaleza, la decisión y la calidez del color naranja, que activa y moviliza a nuestro organismo. Y, para lograr el reconocimiento, la expresión y la comunicación de la molestia, niños y niñas y, adultos, podemos necesitar e interesarnos en la fortaleza, la decisión y la calidez del color naranja y sus tonalidades, aplicadas y utilizadas en los objetos y los elementos de los ambientes, a nuestro alrededor. El uso, el contacto y la interacción con los cojines de color naranja, creados para la expresión de las emociones, mediante el sentido del tacto, ubicado en las manos, por ejemplo, pueden activar y actualizar la fortaleza, la decisión y la calidez, que habitan en nuestro mundo interior, y, de esta manera, se pueden canalizar y se pueden compartir, en forma positiva o favorable, los recuerdos que inspiran molestia, evocados mediante la memoria táctil.
Hablando de los recuerdos que inspiran molestia y, la molestia, podemos explicar que, la molestia es una emoción o un estado de ánimo, reconocido e identificado, por los característicos efectos que produce en la conducta y la actitud de las personas, como pueden ser, la incomodidad, la irritación y la distracción. En algunas personas, la molestia, incluso, puede producir, reacciones o respuestas, como la frustración y la rabia. En ese sentido, podemos señalar que, por lo general, las personas que sienten molestia con facilidad, tienen una significativa predisposición o tendencia hacia la irritación, como una de las características de su personalidad y su carácter. Asimismo, podemos señalar que, un hecho muy significativo, vinculado o relacionado, con la molestia, es que lo que puede causar molestia a una persona, no necesariamente puede causar molestia a otra persona, porque la molestia, como una emoción o un estado de ánimo, es absolutamente subjetiva.
Hablando de la molestia, como una emoción o un estado de ánimo y, la expresión de la molestia, según leo e investigo, podemos explicar que, las personas expresamos la molestia de dos formas, por un lado, la forma violenta o fuerte y, por otro lado, la forma sumisa o suave. En ese sentido, podemos señalar que, lo positivo y lo favorable, en la expresión de la molestia, es lograr aprender y conocer el cómo expresar la molestia de una manera constructiva, tomando en consideración los elementos de contexto, como pueden ser, el momento y el lugar, en los cuales, se vivencia y experimenta la molestia y, en los cuales, se expresa y comunica, la molestia y las causas de la molestia. La expresión de la molestia de una manera constructiva, implica poder escoger un momento y un lugar tranquilos, para lograr expresar sensaciones, emociones y sentimientos, sentidos y percibidos, vinculados o relacionados, con la molestia y las causas de la molestia.
Hablando de la molestia, la expresión de la molestia y, los niños y las niñas, podemos explicar que, en los niños y las niñas, la molestia, como una emoción o un estado de ánimo, que incluye reacciones o respuestas, como la frustración y la rabia, se puede manifestar y expresar, con llanto y gimoteo. Sin embargo, durante la niñez, los niños y las niñas, comienzan a desarrollar y progresar en la capacidad de autocontrol personal, emocional o afectivo y, en la expresión verbal de las emociones o los estados de ánimo, negativos o desfavorables, como puede ser, la molestia. Entonces, mientras los niños y las niñas logran desarrollar y progresar en la expresión verbal, como un medio o un recurso, para lograr expresar la molestia, ante situaciones que causan frustración y rabia, se pueden observar, conductas y actitudes, voluntariosas, violentas y agresivas, y, regresiones a comportamientos característicos, vinculados y relacionados, con etapas anteriores a la presente.
Hablando del reconocimiento, la expresión y la comunicación de la molestia y las causas de la molestia, y, el acompañamiento de los adultos, en el compartir las experiencias o los recuerdos que inspiran molestia, en los niños y las niñas, podemos explicar que, los niños y las niñas, necesitan y se interesan por el acompañamiento de los adultos, en el rol de los guías espirituales o emocionales, para lograr reconocer, expresar y comunicar, emociones o estados de ánimo, en general, y, emociones o estados de ánimo, en particular, como puede ser, la molestia, haciendo uso de los medios y los recursos de reconocimiento, expresión y comunicación, como pueden ser, la expresión verbal, la palabra y la conversación. En ese sentido, es esencial que, los adultos, en el rol de los guías espirituales o emocionales, motiven e inspiren, el autoconocimiento, la autorregulación, la empatía y la motivación, para que, los niños y las niñas, logren expresar la molestia.
De esta manera, hablando de los niños y las niñas, la molestia y las causas de la molestia, podemos explicar que, si bien la molestia, como una emoción o un estado de ánimo, es absolutamente subjetiva y las causas pueden ser, diversas y variadas y, diferentes para cada niño o niña, existen algunas causas, eventualmente, comunes a los niños y las niñas, en general. Entre las causas que podemos, reconocer e identificar, como vinculadas o relacionadas con la molestia, pueden ser, la impotencia, cuando no logran obtener lo que quieren, la decepción, cuando no se cumple con lo que le ofrecen, la impaciencia, cuando no logran obtener lo que quieren en el momento que esperan, la inseguridad, cuando no se sienten capaces de hacer algo, el miedo, cuando sienten que pueden perder el lazo con alguien muy especial, y, la tristeza, cuando pierden el lazo con alguien muy especial y, la tristeza se transforma en molestia, por la decepción que experimentan.
Es entonces que, hablando de los niños y las niñas, las emociones y los recuerdos que inspiran molestia, podemos explicar que, mientras los niños y las niñas, aprenden y conocen el cómo expresar sus emociones, en general, y, su molestia, en particular, haciendo uso de la expresión verbal, la palabra y la conversación, pueden sentirse molestos, por el mismo hecho de no lograr expresar su molestia y, el solo hecho de recordar la experiencia que ha causado la molestia, en un momento pasado, activa su molestia, en un momento presente. En ese sentido, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías y, maestros y maestras, tenemos la oportunidad y la posibilidad de acompañar a los niños y las niñas en el reconocimiento de la molestia y, en la expresión y la comunicación de la sensación y el sentimiento de molestia que experimentan y sus causas. Es decir, como adultos responsables a cargo de hijos e hijas, nietos y nietas, sobrinos y sobrinas y, alumnos y alumnas, tenemos la oportunidad y la posibilidad de acompañar a los niños y las niñas en la liberación de la sensación y el sentimiento de molestia que experimentan y sus causas, mediante los medios o los recursos personales, emocionales o afectivos como, la reflexión o la toma de conciencia de su molestia, y, la relajación o la eliminación de la tensión, motivada por la molestia y sus causas.