¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día martes 18 de Noviembre, habiendo reflexionado con ustedes sobre que los espacios para los niños, se transforman en entornos inspiradores y motivadores de una educación emocional que enseña a reconocer lo que sienten y el porqué lo sienten y a encontrar formas saludables de reconocer, expresar y comunicar sus emociones ‘cotidianas’, quiero reflexionar con ustedes sobre qué es lo primero en el diálogo abierto: la comunicación o el espacio para los niños.
El diálogo abierto se inicia con un emisor que puede ser un niño o un adulto y su intención de comunicación continua, respetuosa y empática, y se caracteriza por la creación de espacios seguros o entornos de confianza, protección y libertad en lo físico, lo mental, lo espiritual y lo social que se construyen como entornos físicos y emocionales inspiradores y motivadores de la educación emocional y su objetivo educativo de desarrollar la sensibilización emocional en los niños.
En ese sentido, a medida que la comunicación se desarrolla como un intercambio de ideas continuo, respetuoso y empático ocurre que el espacio se crea como un entorno de interacción mutua compuesto de lo físico y lo emocional, como elementos que contribuyen a que los niños experimenten y manifiesten la necesidad y el deseo de reconocer lo que sienten y el porqué lo sienten, y de practicar formas saludables de reconocer, expresar y comunicar sus emociones ‘cotidianas’.
Es así como, en mi experiencia como escritora y personaje niña María José de los cuentos de María José y sus amigos les comparto que cada mañana ‘El Establo Mágico’ se construye como el espacio seguro o el entorno de confianza, protección y libertad que a modo de un entorno físico y emocional inspirador y motivador posibilita el diálogo abierto de los niños María José, José María, Josefa, Antonio, Celina y Julio con sus guías espirituales Rodo, el caballo, y Lali, la yegua.
Ahora, a propósito de la reflexión sobre “¿Qué es lo primero en el diálogo abierto: la comunicación o el espacio para los niños?”, comprendo que el espacio seguro, como el entorno de confianza, protección y libertad en lo físico, lo mental, lo espiritual y lo social, creado a partir de una comunicación continua, respetuosa y empática entre niños y niños y entre niños y adultos, se compone del elemento físico o el lugar y del elemento emocional o el ambiente que en conjunto posibilitan el diálogo abierto.
Con cariño,




