¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día martes 14 de Mayo, quiero reflexionar con ustedes acerca de los adultos y el sentido de ‘creer en uno mismo’, como el poder interior que inspira y motiva el diálogo, la empatía y el ‘creer en el otro’ en quienes interactúan y se comunican en ‘los espacios de apoyo emocional’ o los ambientes de diálogo, generados por la necesidad de afrontar ‘los estados emocionales’ y el deseo de responder y solucionar ‘el presente’ con tranquilidad y seguridad.
Los adultos que interactuamos y nos comunicamos en ‘los espacios de apoyo emocional’ o los ambientes de diálogo, experimentamos y aprendemos que para alcanzar y hacer realidad nuestros sueños y pensamientos, lo primero que tenemos que trabajar y lograr es el ‘creer en uno mismo’, como un poner atención, valorar y apreciar las reacciones corporales, expresiones no verbales y valoraciones verbales relacionadas con las experiencias emocionales ‘cotidianas’.
En ese sentido, cuando como adultos ponemos la atención, valoramos y apreciamos nuestras reacciones corporales, expresiones no verbales y valoraciones verbales relacionadas con nuestras experiencias emocionales ‘cotidianas’, solemos ser capaces de elegir y decidir las acciones dirigidas y orientadas hacia el logro de nuestros sueños y pensamientos, toda vez que, creyendo en nosotros mismos, afrontamos ‘nuestros estados emocionales’.
Es así como, los adultos que logramos creer en nosotros mismos, elegimos y decidimos las acciones dirigidas y orientadas hacia el logro de nuestros sueños y pensamientos, manifestamos y declaramos nuestras acciones con palabras y oraciones inspiradoras y motivadoras y, con la tranquilidad y la seguridad que cada uno necesitamos y deseamos experimentar, respondemos y solucionamos ‘el presente’ con las tareas generadoras de nuestros sueños y pensamientos, contenidas de nuestras acciones.
Ahora, a propósito de la reflexión “Los adultos y el sentido de ‘creer en uno mismo’”, comprendo que, para nosotros los adultos, el ‘creer en uno mismo’ tiene el sentido espiritual y social de ‘ser un estímulo’ que condiciona el primer paso hacia el logro de nuestros sueños y pensamientos, y que por lo mismo nos capacita y habilita para dialogar, empatizar y ‘creer en los niños’, con el propósito de ser los guías responsables y comprometidos con el logro de sus sueños y pensamientos.
Saludos,
Lili Marlene
