¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día viernes 31 de Mayo, quiero reflexionar con ustedes acerca de por qué motivar a los niños a imaginar y crear momentos valientes, como espacios de tiempo contenidos de logros y satisfacciones personales, naturalmente observables ante actividades retadoras y desafiantes conocidas o desconocidas que producen inestabilidad y nerviosismo en los niños, por lo mismo que despiertan sensaciones y sentimientos de miedo.
En los juegos y conversaciones con niños, adultos y mascotas, los niños que aman contar y compartir sus experiencias emocionales y sus emociones ‘cotidianas’, como pueden ser valentía, felicidad y agrado, se animan a explicar qué pensaron y cómo accionaron ante un hecho o un acontecimiento que afrontaron, porque los niños desean hablar ‘a los otros’ de las respuestas y soluciones mágicas que les ayudan a gestionar con tranquilidad y seguridad sus sensaciones y sentimientos.
En ese sentido, solemos observar que la imaginación y la creación de momentos valientes es más frecuente, pues si bien los niños experimentan momentos felices y agradables, sucede que la niñez es una etapa de actividades físicas, mentales, espirituales y sociales retadoras y desafiantes, particularmente emprendidas y cumplidas afrontando con valentía hechos o acontecimientos conocidos o desconocidos que despiertan sensaciones y sentimientos de miedo.
Es así como, los adultos a cargo, como papás y mamás, abuelos y abuelas, tíos y tías y maestros y maestras, somos los primeros responsables de responder a la interacción y la comunicación de los niños, promover el interés de los niños por jugar y conversar, y estimular el amor de los niños por contar y compartir sus experiencias emocionales y sus emociones ‘cotidianas’, a fin que los niños encuentren en el apoyo emocional la motivación que necesitan y desean para imaginar y crear momentos valientes.
Ahora, a propósito de la reflexión “¿Por qué motivar a los niños imaginar y crear momentos valientes?”, comprendo que, los juegos y conversaciones con niños, adultos o mascotas, son ‘los espacios de apoyo emocional’ o los ambientes de diálogo, reales e ideales, en los cuales, los niños tienen la oportunidad y la posibilidad de contar y compartir sus experiencias emocionales y sus emociones ‘cotidianas’, en búsqueda de la motivación que necesitan y desean para imaginar y crear momentos valientes.
Saludos,
Lili Marlene