¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día viernes 06 de Octubre, quiero contarles y comentarles que, la felicidad, como una emoción y un sentimiento cotidiano manifiesto en nuestras experiencias, personales y naturales, es una respuesta emocional, caracterizada por un alto nivel de energía, poder y fuerza internos, evidenciado y sentido, como un estado de satisfacción integral, en relación a lo que experimentamos, percibido por nuestro organismo con un como si “el corazón ríe”.
La felicidad, como una emoción y un sentimiento cotidiano, que habita dentro de nuestro Corazón junto con el miedo, la valentía, la tristeza, la molestia y el agrado, y con el Amor y la Magia, suele evidenciarse y sentirse, en momentos y lugares, personales y naturales, en los cuales, con la intervención, la participación y el acompañamiento amoroso de nuestros seres de luz de nuestra familia y amigos, que amamos y nos aman, logramos encontrar, en nuestros Corazón y Cerebro, aquellas acciones y soluciones que queremos para nuestro bienestar y de los nuestros, y que necesitamos integralmente, como energías, poderes y fuerzas internos, dirigidos y orientados, por el propósito espiritual de desarrollar, aprender y lograr, un tomar decisiones, un afrontar la vida y, un consecuente actuar, sanos y saludables.
En ese mismo sentido, en la vivencia misma de escribir, estoy descubriendo que, en el camino espiritual de emociones, experimentado como un camino de crecimiento y maduración espiritual, la armonía y el equilibrio, que nos conducen a la felicidad, son compatibles con el Amor Propio, como energía, poder y fuerza internos, que nos impulsan y nos movilizan a reconocer, expresar y comunicar nuestras emociones y, a conocer y aceptar nuestros sentimientos, que dirigen y orientan nuestra mirada hacia el interior, en búsqueda de sentimientos, Amor y Magia, que habitan en el Corazón, y de poderes y superpoderes, que habitan en el Cerebro, y que hacen oportuno y posible que tomemos decisiones, afrontemos la vida, y consecuentemente actuemos, de un modo sano y saludable, por el bienestar nuestro y de los nuestros.
Entonces, en respuesta a: ‘¿qué hacer con “la felicidad”?’, personalmente, puedo decir que, conocer y aceptar aquello que aumenta nuestro nivel de energía, poder y fuerza internos, y nos fortalece interiormente, requiere que desarrollemos y aprendamos una actitud constructiva hacia la felicidad, materializada en un: ¡Te celebro felicidad!, que nos impulsa y nos moviliza a sostener en el tiempo ‘ese algo conocido’ o ‘ese algo desconocido’ que nos recarga de energía, poder y fuerza internos positivos.
Ahora, bien, quiero comentarles que, escribiendo los Cuentos Infantiles deLili, encuentro que, en el camino espiritual de emociones experimentado por María José y sus amig@s José María, Josefa, Antonio, Celina y Julio, guiados por Rodo – el caballo y Lali – la yegua, en El Establo Mágico, la felicidad, como una emoción y un sentimiento cotidiano en los niños, suele ser una respuesta emocional consecuente con eventuales hechos de la vida misma, que inicialmente causaron miedos, tristezas o molestias, toda vez que, tras un proceso de desarrollo y aprendizaje integral, que conduce a una adaptación emocional, los niños logran una actitud de comprensión sana y saludable hacia aquello que naturalmente suele estar fuera de su control; por lo cual, quiero invitarles a trabajar en el ‘¿qué hacer con “la felicidad”?’ de los niños, comprendiendo y acompañando a los niños, en aquellas experiencias integralmente satisfactorias de la vida misma, como ocurre en las historias personales de María José con ‘el regreso de papá de su viaje’, que inicialmente pueden relacionarse con sentimientos contrarios a la felicidad, como pueden ser, el miedo, la tristeza o la molestia, a causa del hecho eventual que papá viaje regularmente por su trabajo, y que naturalmente, involucran la intervención, la participación y el acompañamiento amoroso de los adultos a su cargo, con el propósito espiritual que los niños logren una adaptación emocional sana y saludable a las eventuales experiencias no – deseadas de su entorno.
Saludos,
Lili Marlene