¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. En los blogs anteriores, hablé sobre, la magia de “el creer sin ver y las emociones”, y hablé sobre, el miedo y la magia de “el creer sin ver”, comprendiendo y explicando, la magia de “el creer sin ver”, manifiesta y expresa, en la combinación de la imaginación y la creatividad, como superpoderes, internos e individuales, que facilitan, favorecen y promueven, en los niños y las niñas, modos de control y respuesta, ante sus miedos, sus tristezas y sus molestias. En ese sentido, cuando hablo sobre, la magia de “el creer sin ver” y las emociones, estoy experimentando y aprendiendo que, es la magia de “el creer sin ver”, la que hace oportuna y posible, la representación y la elaboración de acciones, controles, soluciones y respuestas, personales, emocionales y afectivos, con los cuales, logramos comprender, regular, manejar y mantener el bienestar, interno e individual, en los momentos y los lugares de miedo, tristeza y molestia, al interior de los entornos personal, familiar y social. Y, asimismo, cuando hablo sobre, el miedo y la magia de “el creer sin ver”, comprendo y explico el miedo, como sensación, emoción y sentimiento, que se vivencia y se experimenta, como una fuerza, interna e individual, que actúa en “lo interno, lo propio y lo esencial”, produciendo debilitamiento, personal, emocional y afectivo, y estoy experimentando y aprendiendo que, son la imaginación y la creatividad, como capacidades y habilidades, internas e individuales, los medios, por los cuales, todos nosotros, y en particular los niños y las niñas, tenemos la oportunidad y la posibilidad de representar y elaborar mentalmente, aquellas acciones y soluciones, a modo de habilidades personales, emocionales y afectivas, que conducen de el miedo a la valentía, vivenciada y experimentada, como fuerza, interna e individual, que nos da el control y las respuestas, buenos y positivos, que necesitamos.
En el blog actual, entonces, voy a hablar sobre, la tristeza y la magia de “el creer sin ver”, explicando la relación entre, la tristeza, como sensación, emoción y sentimiento, que se vivencia y se experimenta, como una fuerza, interna e individual, que actúa en “lo interno, lo propio y lo esencial”, produciendo decaimiento, personal, emocional y afectivo, y la magia de “el creer sin ver”, manifiesta y expresa, en la combinación de la imaginación y la creatividad, como superpoderes, internos e individuales, que facilitan, favorecen y promueven, en los niños y las niñas, modos de control y respuesta, ante sus miedos, sus tristezas y sus molestias, pues si bien es cierto que, por experiencia y aprendizaje socio – culturales, se tiende y se suele, reconocer e identificar, la inteligencia, como capacidad o habilidad mental de lograr conocimientos, pensar y razonar con eficacia, y desempeñarse en el entorno de modo adaptativo, como el medio, por el cual, se alcanzan controles y respuestas, ante vivencias y experiencias emocionalmente conflictivas, que resultan de sensaciones, emociones y sentimientos, estoy experimentando y aprendiendo que, son la imaginación y la creatividad, como capacidades y habilidades, internas e individuales, los medios, por los cuales, todos nosotros, y en particular los niños y las niñas, tenemos la oportunidad y la posibilidad de representar y elaborar mentalmente, aquellas acciones y soluciones, a modo de habilidades personales, emocionales y afectivas, que conducen de la tristeza a la felicidad, vivenciada y experimentada, como fuerza, interna e individual, que nos da el control y las respuestas, buenos y positivos, que necesitamos.
De esta manera, cuando hablo sobre, la tristeza y la magia de “el creer sin ver”, explicando la relación entre, la tristeza, como sensación, emoción y sentimiento, que se vivencia y se experimenta, como una fuerza, interna e individual, que actúa en “lo interno, lo propio y lo esencial”, produciendo decaimiento, personal, emocional y afectivo, y la magia de “el creer sin ver”, manifiesta y expresa, en la combinación de la imaginación y la creatividad, como superpoderes, internos e individuales, que facilitan, favorecen y promueven, en los niños y las niñas, modos de control y respuesta, ante sus miedos, sus tristezas y sus molestias, comprendo y explico que, ante situaciones de malestar y descontrol, personal, emocional y afectivo, originadas en el contacto y la interacción en nuestros entornos personales, familiares y sociales, eventualmente causadas por la tristeza, personal y natural, son la imaginación y la creatividad, como capacidades o habilidades de representación y elaboración mental, los medios, internos e individuales, por los cuales, logramos descubrir nuestros Superpoderes, y nos desempeñamos con felicidad, de acuerdo con las necesidades y las demandas de el momento y el lugar, haciendo que, seamos capaces de controlarnos y responder, según nuestras habilidades, desarrolladas y en desarrollo, activando y actualizando, aquellas acciones y soluciones de bienestar, personal, emocional y afectivo, que en esencia son y participan como fuerzas, naturales y personales, reconocidas, expresadas y comunicadas, como la motivación, que sentimos y evidenciamos en nuestros contactos e interacciones, personales, familiares y sociales, tanto a nivel individual, como a nivel grupal, facilitando que, cada uno logremos transitar, naturalmente, de el miedo, la tristeza y la molestia, hacia la felicidad, que como fuerza, interna e individual, nos da el control y las respuestas, sanos y saludables, que necesitamos.
En tal sentido, experimento y aprendo que, cuando hablo sobre, la tristeza y la magia de “el creer sin ver”, comprendiendo y explicando que, ante situaciones de malestar y descontrol, eventualmente causadas por la tristeza, personal y natural, son la imaginación y la creatividad, los medios, por los cuales, cada uno de nosotros y todos nosotros, logramos descubrir nuestros Superpoderes, y nos desempeñamos con felicidad, haciendo que seamos capaces de controlarnos y responder, según nuestras habilidades, activando y actualizando, aquellas acciones y soluciones de bienestar, que en esencia son y participan como fuerzas, naturales y personales, como la motivación, que sentimos y evidenciamos en nuestros contactos e interacciones, tanto a nivel individual, como a nivel grupal, facilitando que, cada uno logremos transitar de el miedo, la tristeza y la molestia, hacia la felicidad, que nos da el control y las respuestas, que necesitamos, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos que, desde “el amor propio”, y por obra de la imaginación y la creatividad, todos y, particularmente, los niños y las niñas, crecemos, maduramos y desarrollamos, con un talento personal, emocional y afectivo, manifiesto y expreso, en nuestros “yo soy” y “yo puedo”, que nos conduce a accionar y controlarnos de modo especial y valioso, ante la energía de “la tristeza” que nos decae, con la energía de “la felicidad” que nos motiva.
En tal sentido, también, experimento y aprendo que, cuando hablo sobre, la tristeza y la magia de “el creer sin ver”, comprendiendo y explicando que, ante situaciones de malestar y descontrol, eventualmente causadas por la tristeza, personal y natural, son la imaginación y la creatividad, los medios, por los cuales, cada uno de nosotros y todos nosotros, logramos descubrir nuestros Superpoderes, y nos desempeñamos con felicidad, haciendo que seamos capaces de controlarnos y responder, según nuestras habilidades, activando y actualizando, aquellas acciones y soluciones de bienestar, que en esencia son y participan como fuerzas, naturales y personales, como la motivación, que sentimos y evidenciamos en nuestros contactos e interacciones, tanto a nivel individual, como a nivel grupal, facilitando que, cada uno logremos transitar de el miedo, la tristeza y la molestia, hacia la felicidad, que nos da el control y las respuestas, que necesitamos, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos que, desde “el amor propio”, y por obra de la imaginación y la creatividad, todos y, particularmente, los niños y las niñas, crecemos, maduramos y desarrollamos, con una idea personal, emocional y afectiva de quiénes somos y qué podemos, manifiesta y expresa, en nuestra “autoimagen”, que nos conduce a solucionar y responder de modo especial y valioso, ante la energía de “la tristeza” que nos decae, con la energía de “la felicidad” que nos motiva.
Es así como, cuando hablamos de la comprensión y la regulación de las emociones, en las niñas y los niños, desde una toma de conciencia, sobre su realidad, personal, familiar y social, incluidos, los retos, los cambios y los logros, con el propósito de corregir, resolver, e, incluso, mejorar, un comportamiento y, una eventual actitud, como consecuencia de una adaptación a su realidad, personal, familiar y social, vivenciada y experimentada, con agrado, gusto y placer, en la cual, niños y niñas, vivencian y experimentan, una activación y una actualización, de sus sentimientos de valentía y felicidad, y amor por un@ mism@ y, por l@s demás, estamos hablando de formar, educar y acompañar a las niñas y los niños, en el aprendizaje y la comprensión sobre, la relación entre, la tristeza, como sensación, emoción y sentimiento, que se vivencia y se experimenta, como una fuerza, interna e individual, que actúa en “lo interno, lo propio y lo esencial”, produciendo decaimiento, personal, emocional y afectivo, y la magia de “el creer sin ver”, manifiesta y expresa, en la combinación de la imaginación y la creatividad, como superpoderes, internos e individuales, que facilitan, favorecen y promueven, en los niños y las niñas, modos de control y respuesta, ante sus miedos, sus tristezas y sus molestias, con la finalidad que, los niños y las niñas, comprendan y expliquen que, desde “el amor propio”, y por obra de la imaginación y la creatividad, todos y, particularmente, ellos y ellas, crecen, maduran y desarrollan, con un talento personal, emocional y afectivo, manifiesto y expreso, en sus “yo soy” y “yo puedo”, que los conduce a accionar y controlarse de modo especial y valioso, ante la energía de “la tristeza” que los decae, con la energía de “la felicidad” que los motiva, y, comprendan y expliquen que, todos y, particularmente, ellos y ellas, crecen, maduran y desarrollan, con una idea personal, emocional y afectiva de quiénes son y qué pueden, manifiesta y expresa, en su “autoimagen”, que los conduce a solucionar y responder de modo especial y valioso, ante la energía de “la tristeza” que los decae, con la energía de “la felicidad” que los motiva.
Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, el significado y el sentido que tienen, la tristeza y la felicidad, en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que, natural y habitualmente, manifiestan y expresan, diferentes y diversos, tiempos y momentos, de sensaciones, emociones y sentimientos, conectados entre sí y, conectados con otros, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, personal, emocional y afectivo, de los niños y las niñas, orientado a desarrollar y progresar, en el “yo soy”, el “yo puedo” y la “autoimagen”, en las niñas y los niños, sobre todo en los momentos y los lugares de juego, en los cuales, se originan oportunidades y posibilidades, para el contacto y la interacción, natural, espontánea e innata, con el ambiente, l@s compañer@s y, los materiales de juego, pues lograr la motivación, interna e individual, puede ser muy positivo y favorable, para su crecimiento, su evolución y, sus logros, personales, emocionales y, afectivos, en los grupos de juego.