Educación Emocional, …el juego, «el amor» y la atención…

¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. En los blogs anteriores, hablamos sobre, «el amor» y la voluntad de seguir con convicción, y hablamos sobre, …¿cómo comprender la convicción?… , comprendiendo y explicando que, desde la voluntad, y sus componentes, intelectual y emocional, como son la afiliación y la aceptación, es oportuno y es posible, seguir con convicción, afinidad y simpatía, a una persona, aliando los ojos, los oídos, la piel, el corazón y el cerebro, con nosotros, y, con la persona o las personas, a quien(es) seguimos, y con quien(es) nos enlazamos de a dos, en los entornos personal, familiar y social, por su significado, la credibilidad y, el proceder honesto y sincero, que experimentamos y valoramos, en el espacio y el tiempo, durante la conversación y el diálogo de a dos. En ese sentido, cuando hablamos sobre, «el amor» y la voluntad de seguir con convicción, explicamos que, es necesario e importante, reconocer e identificar, la aceptación, como componente emocional de la voluntad, vinculado y relacionado, con el compromiso y la empatía, y con el amor, que nace, crece y madura, de la libre determinación, facilitando y favoreciendo, la dirección, el control, la acomodación y el uso de nuestra voluntad, y nuestras acciones y palabras. Y, cuando hablamos sobre, …¿cómo comprender la convicción?… , explicamos que, para que, en el contacto y la interacción de a dos, se evidencie, la credibilidad, en la creación de relaciones interpersonales voluntarias, desde el compartir, a nivel de preguntas, respuestas, sensaciones, sentimientos, ideas, pensamientos, deseos, opiniones, planes, proyectos, entre otros, es necesaria e importante, la convicción.

En el blog actual, entonces, vamos a hablar sobre, el juego, «el amor» y la atención, explicando la relación entre, el juego, como la experiencia de conocimiento, exploración y descubrimiento voluntarios, «el amor», como la energía buena y positiva que enlaza ojos, oídos, piel, corazón y cerebro, con nosotros y, con el otro, y, la atención, como la capacidad o la habilidad, que nos condiciona y nos dispone, para elegir, y permanecer con los ojos, el corazón y el cerebro puestos en las personas de nuestros entornos, personal, familiar y social, por su significado, personal, emocional y afectivo, para nosotros mismos, y para nuestros mundos interiores, pues si bien es cierto que, como adultos responsables a cargo de niños y niñas, en el rol de padres o madres, abuelos o abuelas, tíos o tías, o, maestros o maestras, en cada contacto e interacción de a dos, con niños y niñas, experimentamos, mantenemos y valoramos, la atención, sucede que, especialmente, durante la niñez, para que, en el contacto y la interacción de a dos, se evidencie, «el amor» y la compatibilidad, personal, emocional y afectiva, es necesario e importante que, el contacto y la interacción, se hagan realidad y se concreten, en y desde el juego, en el cual, por su propia y su particular personalidad y naturaleza, los niños y las niñas, logran el conocimiento, la exploración y el descubrimiento voluntarios de a dos.

De esta manera, cuando hablamos sobre, el juego, «el amor» y la atención, explicando la relación entre, el juego, como la experiencia de conocimiento, exploración y descubrimiento voluntarios, «el amor», como la energía buena y positiva que enlaza ojos, oídos, piel, corazón y cerebro, con nosotros y, con el otro, y, la atención, como la capacidad o la habilidad, que nos condiciona y nos dispone, para elegir, y permanecer con los ojos, el corazón y el cerebro puestos en las personas de nuestros entornos, personal, familiar y social, por su significado, personal, emocional y afectivo, para nosotros mismos, y para nuestros mundos interiores, comprendemos y explicamos que, en el juego, se da, se desarrolla y se cultiva, un contacto y una interacción de a dos, que facilita y favorece, un conocimiento, una exploración y un descubrimiento voluntarios, a nivel personal, espacio – temporal y material, en los cuales, desde el observar y la atención, es oportuno y es posible, validar «el amor» y la compatibilidad, personal, emocional y afectiva, especialmente, durante la niñez, pues para los niños y las niñas, el juego, es el medio personal y el recurso natural de desarrollo y aprendizaje integral.

En tal sentido, cuando hablamos sobre, el juego, «el amor» y la atención, comprendiendo y explicando el juego, como la experiencia de conocimiento, exploración y descubrimiento voluntarios, a nivel personal, espacio – temporal y material, que para los niños y las niñas, se hace realidad y se concreta, como el medio personal y el recurso natural de desarrollo y aprendizaje integral, podemos reconocer, identificar y validar que, en el juego, se ejercita la voluntad, con sus componentes, intelectual y emocional, como son, el discernimiento, que se activa y se actualiza, en toda vivencia, o, en toda experiencia voluntarias, facilitando y favoreciendo, la comprensión y la distinción, entre lo correcto y lo incorrecto, y la fuerza, vinculada y relacionada con, el amor, que nace, crece y madura, de la libre determinación, facilitando y favoreciendo, la dirección y el control de la voluntad, las acciones y las palabras, con lo cual, ocurre que, en el juego, los niños y las niñas, observan con atención, a quien, se les revela compatible, consigo mismos, y con sus mundos interiores, contenidos de: preguntas, respuestas, sensaciones, sentimientos, ideas, pensamientos, deseos, opiniones, planes, proyectos, entre otros.

En tal sentido, también, cuando hablamos sobre, el juego, «el amor» y la atención, comprendiendo y explicando el juego, como la experiencia de conocimiento, exploración y descubrimiento voluntarios, a nivel personal, espacio – temporal y material, que para los niños y las niñas, se hace realidad y se concreta, como el medio personal y el recurso natural de desarrollo y aprendizaje integral, podemos reconocer, identificar y validar que, en el juego, se desarrolla la capacidad o la habilidad de la atención, y sus factores internos, como son, el interés, que como un factor interno, facilita, favorece y promueve, el discernimiento, la comprensión, la distinción y la elección personal, emocional y afectiva de la persona a quien observan, y, la emoción, que como un factor interno, facilita, favorece y promueve, la fuerza, la dirección, el control y la permanencia con los ojos, el corazón y el cerebro puestos en la persona a quien observan, por su significado y su compatibilidad, consigo mismos, a nivel de preguntas, respuestas, sensaciones, sentimientos, ideas, pensamientos, deseos, opiniones, planes, proyectos, entre otros.

Es así como, cuando hablamos de la comprensión y la regulación de las emociones, en las niñas y los niños, desde una toma de conciencia, sobre su realidad, personal, familiar y social, incluidos, los retos, los cambios y los logros, con el propósito de corregir, resolver, e, incluso, mejorar, un comportamiento y, una eventual actitud, como consecuencia de una adaptación a su realidad, personal, familiar y social, vivenciada y experimentada, con agrado, gusto y placer, en la cual, niños y niñas, vivencian y experimentan, una activación y una actualización, de sus sentimientos de valentía y felicidad, y amor por un@ mism@ y, por l@s demás, estamos hablando de formar, educar y acompañar a las niñas y los niños, en el juego, «el amor» y la atención, comprendiendo y explicando que, ejercitando la voluntad, con sus componentes intelectual y emocional, como son, el discernimiento y la fuerza, y desarrollando la capacidad o la habilidad de la atención, y sus factores internos, como son, el interés y la emoción, va a ocurrir que, en y desde el juego, en los entornos personal, familiar y social, y, por el ejercicio y el desarrollo de el amor y su poder, los niños y las niñas, logran observar con atención, a quien, se les revela compatible, consigo mismos, con sus mundos interiores, contenidos de: preguntas, respuestas, sensaciones, sentimientos, ideas, pensamientos, deseos, opiniones, planes, proyectos, entre otros, y, con sus necesidades de juego.

Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, el significado y el sentido que tiene, el juego, y el amor y su poder, en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que, natural y habitualmente, manifiestan y expresan, diferentes y diversos, tiempos y momentos, de sensaciones, emociones y sentimientos, conectados entre sí y, conectados con otros, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, personal, emocional y afectivo, de los niños y las niñas, orientado a desarrollar y progresar, en la atención, y sus factores internos, como son, el interés y la emoción, en las niñas y los niños, sobre todo en los momentos y los lugares de juego, en los cuales, se originan oportunidades y posibilidades, para el contacto y la interacción, natural, espontánea e innata, con el ambiente, l@s compañer@s y, los materiales de juego, pues el logro de la atención, puede ser muy positivo y favorable, para su crecimiento, su evolución y, sus logros, personales, emocionales y, afectivos, en los grupos de juego.