¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día viernes 07 de Noviembre, habiendo reflexionado con ustedes sobre que entendemos la sensibilización emocional en los niños como la habilidad primaria y básica para identificar, comprender y manejar emociones propias y de otros, desarrollada a través de un proceso de educación emocional que les enseña a reconocerse, expresarse y gestionarse, y les brinda espacios seguros, quiero reflexionar con ustedes sobre el diálogo abierto con los niños.
Como explicamos en el artículo anterior, el diálogo abierto es la comunicación continua, respetuosa y empática en espacios seguros o ambientes tanto familiares como escolares de confianza, protección y libertad en lo físico, lo mental, lo espiritual y lo social, donde cada niño expresa sus pensamientos, sentimientos y preocupaciones sin temor a ser juzgado o a ser evaluado negativamente por los otros niños y por los adultos de sus familias y sus escuelas.
En ese sentido, el diálogo abierto con los niños, como una comunicación continua, respetuosa y empática entre niños y niños, y entre niños y adultos, se caracteriza por la creación de espacios seguros para los juegos, las conversaciones y los desarrollos personal y colectivo de los niños, en los cuales, se practica y ejercita el contacto visual, la escucha activa, la modulación de voz, la disponibilidad afectiva, la validación de sentimientos y el refuerzo positivo.
Es así como, en mi experiencia como escritora y personaje niña María José de los cuentos de María José y sus amigos les comparto que Rodo, el caballo, y Lali, la yegua, cada mañana reciben a María José, José María, Josefa, Antonio, Celina y Julio en ‘El Establo Mágico’, y crean un espacio seguro, en el cual, cada uno de los niños expresa sus pensamientos, sentimientos y preocupaciones ‘cotidianos’ de una manera continua, respetuosa y empática, y con confianza, protección y libertad.
Ahora, a propósito de la reflexión sobre “¿Qué caracteriza el diálogo abierto con los niños?”, comprendo que el diálogo abierto con los niños, como dinámica y recurso para el desarrollo de la sensibilización emocional o la habilidad primaria y básica para identificar, comprender y manejar emociones propias y de otros, se materializa y se concreta con sus dos elementos clave, como son, la comunicación continua, respetuosa y empática, y el espacio de confianza, protección y libertad.
Con cariño,
Lili Marlene




