¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día martes 29 de Octubre, quiero reflexionar con ustedes acerca de dónde habitan las emociones ‘de nuestros niños’, quienes en sus espacios y tiempos de familia y escuela experimentan y sienten ‘el cómo’ con sus respuestas y soluciones ‘de valentía’, ‘de felicidad’ y ‘de agrado’ afrontan hechos o acontecimientos ‘desconocidos’, ‘inesperados’ e ‘incómodos’ de la vida misma que causan su miedo, su tristeza y su molestia ‘cotidianos’.
En el cerebro, el sistema límbico cerebral, conformado por un conjunto de estructuras subcorticales interconectadas, como son, las amígdalas cerebrales, el hipotálamo, el hipocampo, los ganglios basales y el giro cingulado, es ‘un centro emocional’ o ‘un cerebro emocional’ encargado de funciones cerebrales como la motivación, el aprendizaje, la memoria y la conducta, y responsable de los deseos, las emociones, los recuerdos, los comportamientos y la toma de decisiones.
En ese sentido, como parte del conjunto de estructuras subcorticales interconectadas que conforman el sistema límbico cerebral, las amígdalas cerebrales, compuestas por un conjunto de núcleos de neuronas, son centros nerviosos encargados de recibir la información del entorno, percibir los estímulos significativos, procesar y almacenar las emociones ‘cotidianas’ o las respuestas emocionales, modular emocionalmente la memoria episódica, y desarrollar la cognición social.
Es así como, podemos señalar que la función principal de procesar y almacenar las emociones ‘cotidianas’ o las respuestas emocionales fuertes, suaves e intermedias, tanto conscientes como inconscientes, creadas y activadas ante los estímulos del interior y del exterior del organismo, identifica a las amígdalas cerebrales como centros nerviosos del sistema límbico cerebral donde habitan las emociones ‘cotidianas’ de miedo, valentía, tristeza, felicidad, molestia y agrado ‘de nuestros niños’.
Ahora, a propósito de la reflexión “¿Dónde habitan las emociones ‘de nuestros niños’?” comprendo que la posibilidad y la oportunidad que nuestros niños afronten con ‘sus emociones’ o ‘sus respuestas emocionales’ de valentía, de felicidad y de agrado los hechos o los acontecimientos de la vida misma que causan su miedo, su tristeza y su molestia ‘cotidianos’ se relaciona con la salud física y funcional de su sistema límbico cerebral, en general, y sus amígdalas cerebrales, en particular.
Saludos,
Lili Marlene