Educación Emocional,… “¿Cuál es el valor de las rutinas ‘para un niño’?”…

¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día viernes 13 de Setiembre, quiero reflexionar con ustedes acerca de cuál es el valor de las rutinas ‘para un niño’, particularmente, en espacios y tiempos que nuestros hijos, nietos, sobrinos y alumnos en contacto e interacción con otros niños, adultos o mascotas de la familia o la escuela, muestran su voluntad y ánimo de reflexionar ‘mágicamente’, sobre sus sensaciones y sentimientos ‘de molestia’, generados por hechos o acontecimientos eventualmente ‘incómodos’.

Definimos ‘las rutinas’, para las personas, en general, y para un niño, en particular, como ordenaciones de sus tareas ‘diarias’, contenidas de sus emociones ‘cotidianas’ de miedo, valentía, tristeza, felicidad, molestia o agrado, inspiradas por su iniciativa de asumir y asimilar experiencias y sentimientos ‘retadores o desafiantes’, y motivadas por su intención de convertir de un modo personal y natural ‘los cambios’ de la vida en sus vivencias ‘presentes’, por “guardar ‘en el tiempo’” y recordar.

En ese sentido, ‘las rutinas de los niños’, como ordenaciones de sus tareas ‘diarias’, tienen valor físico, mental, espiritual y social por ser ‘construcciones sociales’ que estimulan la comprensión y manifestación de emociones ‘cotidianas’, como la molestia, y posibilitan la imaginación y creación de sus respuestas y soluciones ‘de agrado’, ante hechos o acontecimientos eventualmente ‘incómodos’, y en situaciones de la vida que sus hábitos y costumbres son puestos a prueba.

Es así como, la práctica o el ejercicio de “organizar ‘rutinas’” con niños, se transforma en un recurso primario y básico para el apoyo emocional a nuestros niños, al alcance de nosotros los adultos, como sus papás, abuelos, tíos y maestros comprometidos con su cuidado, su crianza y su educación, particularmente, cuando un niño que reflexiona ‘mágicamente’ sobre sus sensaciones y sentimientos ‘de molestia’, elige y decide, afrontar ‘lo incómodo’ de la vida con sus respuestas y soluciones ‘de agrado’.

Ahora, a propósito de la reflexión “¿Cuál es el valor de las rutinas ‘para un niño’?” comprendo que “organizar ‘rutinas’” con nuestros hijos, nietos, sobrinos y alumnos, en los momentos ‘previos’ a un hecho o un acontecimiento ‘incómodos’, que le causan sus sensaciones y sentimientos ‘de molestia’, es acompañarlo y guiarlo en la gestión y aceptación de sus experiencias y sentimientos ‘nuevos’, y es inspirarlo y motivarlo en la elaboración de sus respuestas y soluciones ‘de agrado’.

Saludos,

Lili Marlene