¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día martes 10 de Setiembre, quiero reflexionar con ustedes acerca de cuál es el valor de los recuerdos ‘para un niño’, particularmente, en espacios y tiempos que nuestros hijos, nietos, sobrinos y alumnos en contacto e interacción con otros niños, adultos o mascotas de la familia o la escuela, muestran su voluntad y ánimo de reflexionar ‘mágicamente’ sobre sus sensaciones y sentimientos ‘de tristeza’, generados por hechos o acontecimientos eventualmente ‘inesperados’.
Definimos ‘los recuerdos’, para las personas, en general, y para un niño, en particular, como percepciones de sus vivencias ‘pasadas’, contenidas de sus emociones ‘cotidianas’ de miedo, valentía, tristeza, felicidad, molestia o agrado, inspiradas por su iniciativa de reconocer e identificar experiencias y sentimientos “guardados ‘en el tiempo’”, y motivadas por su intención de poner la atención de un modo personal y natural en sus vivencias ‘presentes’, por “guardar ‘en el tiempo’” y recordar.
En ese sentido, ‘los recuerdos de los niños’, como percepciones de sus vivencias ‘pasadas’, tienen valor físico, mental, espiritual y social por ser ‘imágenes vivas’ que estimulan el manejo y control de emociones ‘cotidianas’, como la tristeza, y posibilitan la imaginación y creación de sus respuestas y soluciones ‘de felicidad’, ante hechos o acontecimientos eventualmente ‘inesperados’, y en situaciones de la vida que sus sueños y planes son puestos a prueba.
Es así como, la práctica o el ejercicio de “evocar ‘recuerdos’” con niños, se transforma en un recurso primario y básico para el apoyo emocional a nuestros niños, al alcance de nosotros los adultos, como sus papás, abuelos, tíos y maestros comprometidos con su cuidado, su crianza y su educación, particularmente, cuando un niño que reflexiona ‘mágicamente’ sobre sus sensaciones y sentimientos ‘de tristeza’, elige y decide, afrontar ‘lo inesperado’ de la vida con sus respuestas y soluciones ‘de felicidad’.
Ahora, a propósito de la reflexión “¿Cuál es el valor de los recuerdos ‘para un niño’?” comprendo que “evocar ‘recuerdos’” con nuestros hijos, nietos, sobrinos y alumnos, en los momentos ‘presentes’ de un hecho o un acontecimiento ‘inesperados’, que le causan sus sensaciones y sentimientos ‘de tristeza’, es acompañarlo y guiarlo en la gestión y aceptación de sus experiencias y sentimientos ‘nuevos’, y es inspirarlo y motivarlo en la elaboración de sus respuestas y soluciones ‘de felicidad’.
Saludos,
Lili Marlene