¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día martes 27 de Agosto, quiero reflexionar con ustedes acerca de cómo orientar las experiencias y los sentimientos de tristeza ‘de los niños’ en espacios y tiempos de ‘sus día a día’ que como parte de la vida, un niño, estando solo o en compañía de otros niños, adultos o mascotas de su familia o su escuela, suele imaginar y crear sus respuestas y soluciones ‘de felicidad’ ante hechos o acontecimientos que experimenta y siente como ‘inesperados’, y le causan ‘tristeza’.
La tristeza, como energía y fuerza interna, por naturaleza, buena y positiva, es una respuesta del organismo que nos avisa que algo ‘inesperado’ pasa dentro o fuera de nosotros y, nos ayuda a elaborar respuestas y soluciones físicas, mentales, espirituales y sociales, imaginadas y creadas de un modo personal y natural, desde las cuales, construimos los vínculos buenos y positivos con lo que eventualmente es ‘inesperado’ y nos causa ‘tristeza’, y recuperamos la tranquilidad y la seguridad emocionales.
En ese sentido, comprometidos con el cuidado, la crianza y la educación de nuestros hijos, nietos, sobrinos y alumnos, necesitamos transmitir a los niños que los adultos al igual que ellos nos encontramos ante hechos o acontecimientos de la vida misma, eventualmente ‘inesperados’, que nos producen sensaciones y sentimientos como ‘la tristeza’, y que afrontamos con respuestas y soluciones ‘felices’ que nos ayudan a recuperar la tranquilidad y la seguridad emocionales.
Es así como, orientar a nuestros hijos, nietos, sobrinos y alumnos, durante sus juegos y conversaciones ‘cotidianos’, particularmente, cuando reflexionan ‘mágicamente’ sobre sensaciones y sentimientos como ‘la tristeza’, es contactar con ‘ellos’ con el Corazón, para acompañarlos y guiarlos en la gestión y la aceptación de lo que experimentan y lo que sienten, a la vez que, interactuar con ‘ellos’ desde el diálogo sincero y libre, para inspirarlos y motivarlos en sus respuestas y soluciones ‘felices’.
Ahora, a propósito de la reflexión “¿Cómo orientar las experiencias y los sentimientos de tristeza ‘de los niños’?” comprendo que para orientar a cada niño en ‘el cómo’ gestionar y aceptar ‘la tristeza’ que experimentan y sienten ante ‘lo inesperado’ que pasa dentro o fuera de sí mismos, lo necesario y lo deseable, es que transmitamos a nuestros hijos, nietos, sobrinos y alumnos aquellas respuestas y soluciones ‘felices’ que elaboramos y practicamos ante ‘lo inesperado’ que vivimos, y nos causa ‘tristeza’.
Saludos,
Lili Marlene