Educación Emocional,… “¿Cuál es nuestra responsabilidad con las emociones ‘de los niños’?”…

¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día martes 20 de Agosto, quiero reflexionar con ustedes acerca de cuál es nuestra responsabilidad con las emociones ‘de los niños’ en espacios y tiempos que nuestros hijos, nietos, sobrinos y alumnos en contacto e interacción con otros niños, adultos o mascotas de la familia o la escuela, eligen y deciden narrar ‘sus historias personales’ contenidas de sus experiencias y sentimientos ‘cotidianos’ de miedo, valentía, tristeza, felicidad, molestia o agrado.

Los adultos, en general, y particularmente quienes cuidamos, criamos y educamos a nuestros niños en la familia o la escuela, necesitamos saber que ‘las emociones’, como ‘las respuestas del organismo’ ante los hechos o los acontecimientos de la vida que a manera de estímulos, y según cómo los recibimos y los percibimos cada uno, nos producen experiencias y sentimientos ‘cotidianos’ de miedo, valentía, tristeza, felicidad, molestia o agrado, son energías y fuerzas internas, por naturaleza, buenas y positivas.

En ese sentido, como adultos comprometidos con el cuidado, la crianza y la educación de cada uno de nuestros hijos, nietos, sobrinos y alumnos, nuestra responsabilidad con sus emociones ‘cotidianas’ es aprender, desarrollar y transmitir a cada niño la idea que ‘todas’ sus emociones son útiles, necesarias y, por lo mismo, buenas y positivas, pues le avisan que algo pasa dentro o fuera de mismo y le ayudan a responder y solucionar, especialmente, lo desconocido, lo inesperado o lo incómodo de ‘sus día a días’.

Es así como, nuestro compromiso ‘con los niños’ debiera ser eliminar todo concepto y actitud malos y negativos hacia emociones como el miedo, la tristeza y la molestia, tan buenas y positivas como la valentía, la felicidad y el agrado, pues las primeras y las segundas coexisten como ‘caras de una misma moneda’, de modo tal que, el miedo, la tristeza y la molestia los estimulan a afrontar con valentía, felicidad y agrado hechos o acontecimientos desconocidos, inesperados o incómodos de ‘sus día a días’.

Ahora, a propósito de la reflexión “¿Cuál es nuestra responsabilidad con las emociones ‘de los niños’?” comprendo que el miedo, la tristeza y la molestia, como energías y fuerzas internas, por naturaleza, buenas y positivas, son las señales o las alertas ante los hechos o los acontecimientos desconocidos, inesperados e incómodos de la vida, característicamente vividos como experiencias y sentimientos ‘cotidianos’ de miedo, tristeza y molestia, y naturalmente afrontados con valentía, felicidad y agrado.

Saludos,

Lili Marlene