¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día viernes 19 de Abril, quiero reflexionar con ustedes acerca de cómo es que, en un espacio de apoyo emocional, el diálogo impulsado y movilizado por quienes dan con sinceridad ‘el apoyo emocional’ produce ‘el aprendizaje emocional’, experimentado como un modo empático y solidario de interactuar y comunicarse con ‘una persona’ que desea afrontar ‘sus estados emocionales’ y lograr responder y solucionar ‘su presente’ con tranquilidad y seguridad.
El aprendizaje emocional como una práctica y un ejercicio ‘espirituales y sociales’ inspirados y motivados por quienes – como dadores de ‘el apoyo emocional’ – desean tomar conciencia y colaborar en la satisfacción de las necesidades manifiestas por ‘el otro’, estimula las habilidades de afrontamiento y la resilencia, y promueve la felicidad y la paz en quienes – como receptores de ‘el apoyo emocional’ – eligen y deciden con libertad reconocer, expresar y comunicar sus sensaciones y sus sentimientos.
En ese sentido, el aprendizaje emocional como un proceso ‘colectivo’ que estimula las competencias que ayudan a reconocer y gestionar las emociones ‘propias’ y que promueve las competencias que ayudan a reconocer y responder a las emociones de ‘el otro’ para que afronte ‘su estado emocional’ y logre responder y solucionar ‘su presente’ con tranquilidad y seguridad, facilita y favorece un intercambio ‘mutuo’ de sensaciones y sentimientos, y un compartir ‘mutuamente’ los mundos interiores.
Es así como, el intercambio ‘mutuo’ de sensaciones y sentimientos y el compartir ‘mutuamente’ los mundos interiores se logran desde un abrazar emociones, un comprender necesidades, un validar puntos de vista y un gestionar eventuales conflictos, inspirados y motivados por quien da con sinceridad ‘el apoyo emocional’ o ayuda a que ‘una persona’ logre reconocer, expresar y comunicar ‘qué emoción experimenta’ y ‘cómo se siente’ en un lugar y un momento ‘presentes’.
Ahora, a propósito de la reflexión “El diálogo y el aprendizaje emocional”, comprendo que, en un espacio de apoyo emocional, ‘el aprendizaje emocional’, como la práctica y el ejercicio ‘espirituales y sociales’ impulsados y movilizados por quienes dialogando con empatía y solidaridad muestran la voluntad y el ánimo sinceros de ayudar a que ‘una persona’ afronte libremente ‘sus estados emocionales’, origina ideas e iniciativas de interacción y comunicación ‘mutuamente’ sanadoras y saludables.
Saludos,
Lili Marlene
