¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. Hoy día martes 3 de Octubre, quiero contarles y compartirles que, la tristeza, como una emoción y un sentimiento cotidiano manifiesto en nuestras experiencias, personales y naturales, es una respuesta emocional, caracterizada por un bajo nivel de energía, poder y fuerza internos, evidenciado y sentido, como una dificultad para tomar decisiones, afrontar la vida y, en consecuencia actuar, percibida por nuestro organismo con un como si “el corazón llora”.
La tristeza que, como una emoción y un sentimiento cotidiano, que habita dentro de nuestro Corazón junto con el miedo, la valentía, la felicidad, la molestia y el agrado, y con el Amor y la Magia, suele evidenciarse y sentirse con mayor frecuencia y agudeza en las estaciones de climas fríos, como el otoño y el invierno, en las cuales, las horas de luz solar y nuestra exposición corporal a la luz solar disminuyen significativamente, ocasionando alteraciones en nuestro ciclo de vigilia y sueño, vinculadas con los altos niveles de melatonina y los bajos niveles de serotonina registrados en el cuerpo, es compatible con la comprensión o la actitud comprensiva de nuestros entornos.
En ese mismo sentido, en la vivencia misma de escribir, estoy descubriendo que, en el camino espiritual de emociones, experimentado como un camino de crecimiento y maduración espiritual, la iniciativa y la voluntad, como actitudes, personales y naturales, dirigidas y orientadas a reconocer, expresar y comunicar, y eventualmente a resolver ‘ese algo conocido’ o ‘ ese algo desconocido’ que nos causa la tristeza, como una emoción y un sentimiento cotidiano, son naturalmente consecuentes con entornos personales, familiares y sociales, en los cuales, los seres a nuestro alrededor, que amamos y nos aman, como suelen ser, familia y amigos, desarrollan y aprenden a ser seres de luz, que a semejanza de “el sol, su luz y su calor”, son capaces y tienen las habilidades comprensivas, como para develar o revelar en nosotros aquello que habita dentro de nuestro Corazón, como son los sentimientos, el Amor y la Magia, y aquello que habita dentro de nuestro Cerebro, como son los poderes y los superpoderes, con la finalidad espiritual de inspirar y motivar en nosotros, un tomar decisiones, un afrontar la vida y, un consecuente actuar, sanos y saludables.
Entonces, en respuesta a: ‘¿qué hacer con “la tristeza”?’, personalmente, puedo decir que, conocer y aceptar aquello que disminuye nuestro nivel de energía, poder y fuerza internos, y nos debilita interiormente, requiere que adoptemos una actitud valiente de sensibilización hacia la tristeza, materializada en un: ¡Te comprendo tristeza!, que nos impulsa y nos moviliza para resolver ‘ese algo conocido’ o ‘ese algo desconocido’, que nos dificulta el tomar decisiones, el afrontar la vida y, en consecuencia el actuar.
Ahora, bien, quiero comentarles que, escribiendo los Cuentos Infantiles deLili, encuentro que, en el camino espiritual de emociones experimentado por María José y sus amig@s José María, Josefa, Antonio, Celina y Julio, guiados por Rodo – el caballo y Lali – la yegua, en El Establo Mágico, la tristeza, como una emoción y un sentimiento cotidiano en los niños, se relaciona naturalmente con aquellos hechos conocidos o desconocidos de la vida misma, que por su propia y particular naturaleza, suelen estar fuera de toda oportunidad y posibilidad de control por parte de los niños, y que por lo mismo, exigen a los niños una doble actitud de comprensión, por un lado comprender lo que está pasando en sí, y por otro lado comprender la falta de control sobre lo que está pasando; por lo cual, quiero invitarles a trabajar en el ‘¿qué hacer con “la tristeza”?’ de los niños, comprendiendo y acompañando a los niños, en aquellas experiencias naturalmente difíciles de la vida misma, como ocurre en las historias personales de María José con ‘la enfermedad de mamá’, que afectan sus actividades de rutina, y que naturalmente involucran la intervención, la participación y el acompañamiento amoroso de los adultos a su cargo, con el propósito espiritual que los niños logren encontrar en su Corazón y su Cerebro, las acciones y las soluciones que necesitan.
Saludos,
Lili Marlene