Educación Emocional,… ¿por qué sí ser “sincero”?…

¡Hola!…¡Buenas Tardes!…¿Qué tal?. En el artículo anterior, hablé sobre, La Sinceridad, como un gesto y una actitud, partiendo de dos conceptos clave, como son, Libertad, comprendida y definida, como capacidad o aptitud, personal y natural, para tomar decisiones y en consecuencia actuar con iniciativa o según la sensación que nos impulsa a “comenzar algo”, que queremos y necesitamos, por la armonía y el bienestar nuestro y de los nuestros, y Confianza, comprendida y definida, como capacidad o aptitud, personal y natural, para afrontar la vida y en consecuencia actuar con voluntad o según la sensación que nos moviliza a “hacer algo”, que queremos y necesitamos, incluida la intención de alcanzar un logro personal y natural, por el equilibrio y el bienestar nuestro y de los nuestros. En ese sentido, cuando hablo sobre, La Sinceridad, como un gesto y una actitud, puedo decir que, si bien es cierto que, por costumbre o norma, solemos reconocer e identificar que, la sinceridad, como un obrar y un expresarse con verdad, sencillez y honestidad, es un hecho, personal y natural, no oportuno y no posible de lograr en nuestros contactos e interacciones, al interior de nuestros entornos personal, familiar y social, estoy experimentando y aprendiendo que, la sinceridad, como un gesto y una actitud, es una realidad, personal y natural, oportuna y posible de lograr en nuestros contactos e interacciones, al interior de nuestros entornos personal, familiar y social, por lo mismo que, la sinceridad, comprendida y definida, como una capacidad o aptitud, personal y natural, significa y tiene el sentido de activar y actualizar en nosotros, la libertad y la confianza de manifestar en “lo personal, lo familiar y lo social”, quiénes somos, qué queremos y qué necesitamos en “lo personal, lo interno y lo esencial”. Y, asimismo, cuando hablo sobre, La Sinceridad, como un gesto y una actitud, comprendo y explico que, en el espacio y el tiempo, personales y naturales, propios y particulares de nuestro proceso personal y natural de tomar decisiones y afrontar la vida, y en consecuencia actuar, con iniciativa y voluntad, y con armonía y equilibrio, según aquello que naturalmente queremos y necesitamos, para lograr aprendizajes y desarrollos, en lo físico, lo mental, lo emocional y lo social, la sinceridad, comprendida y definida, como capacidad y proceso, por los cuales, manifestamos externamente lo que somos, lo que queremos y lo que necesitamos, es un gesto y una actitud que facilita y favorece, experiencias personales y naturales, propias y particulares de hechos cotidianos, como el tomar decisiones y el afrontar la vida, y el consecuente actuar, para lograr aquello que naturalmente queremos y necesitamos, y para aprender y desarrollar, en lo físico, lo mental, lo emocional y lo social, en nuestra convivencia al interior de nuestros entornos personal, familiar y social.

En el artículo actual, entonces, voy a hablar sobre, ¿por qué sí ser “sincero”?, partiendo de dos conceptos clave, como son, Aprender, comprendido y definido, como capacidad y proceso de cultivarse, en “lo interno, lo propio y lo esencial”, para modificar y adquirir habilidades, destrezas, conocimientos, conductas y valores que queremos y necesitamos para que como personas alcancemos el desarrollo personal y natural en los entornos personal, familiar y social, y Desarrollar, comprendido y definido, como capacidad y proceso de extenderse, en “lo personal, lo familiar y lo social”, para ampliar y mejorar habilidades, destrezas, conocimientos, conductas y valores que queremos y necesitamos para que como personas logremos la madurez y el crecimiento que requerimos para tomar decisiones y afrontar la vida, y en consecuencia actuar, con armonía y equilibrio, pues si bien es cierto que, por costumbre o norma, solemos reconocer e identificar que, el estímulo y la motivación, para cultivarnos en “lo interno, lo propio y lo esencial”, y extendernos en “lo personal, lo familiar y lo social”, con iniciativa y voluntad, y con armonía y equilibrio, según aquello que naturalmente queremos y necesitamos, se origina y se dirige desde el mundo interior, estoy experimentando y aprendiendo que, los aprendizajes y los desarrollos en lo físico, lo mental, lo emocional y lo social, son naturalmente estimulados desde el mundo interior, y socialmente motivados desde el mundo exterior, por la sinceridad, que como gesto o expresión física, y como actitud o expresión espiritual, es una realidad, personal y natural, oportuna y posible de lograr en nuestros contactos e interacciones, al interior de nuestros entornos personal, familiar y social, facilita y favorece, la activación y la actualización en nosotros, de la libertad y la confianza de manifestar en “lo personal, lo familiar y lo social”, quiénes somos, qué queremos y qué necesitamos en “lo personal, lo interno y lo esencial”.

De esta manera, cuando hablo sobre, ¿por qué sí ser “sincero”?, partiendo de dos conceptos clave, como son, Aprender, comprendido y definido, como capacidad y proceso de cultivarse, en “lo interno, lo propio y lo esencial”, para modificar y adquirir habilidades, destrezas, conocimientos, conductas y valores que queremos y necesitamos para que como personas alcancemos el desarrollo personal y natural en los entornos personal, familiar y social, y Desarrollar, comprendido y definido, como capacidad y proceso de extenderse, en “lo personal, lo familiar y lo social”, para ampliar y mejorar habilidades, destrezas, conocimientos, conductas y valores que queremos y necesitamos para que como personas logremos la madurez y el crecimiento que requerimos para tomar decisiones y afrontar la vida, y en consecuencia actuar, con armonía y equilibrio, comprendo y explico que, en nuestra convivencia física, mental, emocional y social, al interior de nuestros entornos personal, familiar y social, la sinceridad, como un gesto y una actitud, es un necesario e importante factor natural y social, en el proceso propio y particular, por el cual, se origina y se dirige, el aprendizaje, el desarrollo y los consecuentes cambios a niveles físico, mental, emocional y social de una persona, por lo mismo que, como un elemento natural y social de la convivencia física, mental, emocional y social, al interior de nuestros entornos personal, familiar y social, durante la convivencia personal, familiar y social, la sinceridad, facilita y favorece que podamos actuar con libertad y confianza, en el momento de tomar decisiones y afrontar la vida, con armonía y equilibrio, y con iniciativa y voluntad, con el propósito personal y natural de lograr “comenzar algo” y “hacer algo”, que queremos y necesitamos, por el bienestar nuestro y de los nuestros.

En tal sentido, experimento y aprendo que, cuando hablo sobre, ¿por qué sí ser “sincero”?, comprendiendo y explicando que, en nuestra convivencia física, mental, emocional y social, al interior de nuestros entornos personal, familiar y social, la sinceridad, como un gesto y una actitud, es un necesario e importante factor natural y social, en el proceso propio y particular, por el cual, se origina y se dirige, el aprendizaje, el desarrollo y los consecuentes cambios a niveles físico, mental, emocional y social de una persona, por lo mismo que, como un elemento natural y social de la convivencia física, mental, emocional y social, al interior de nuestros entornos personal, familiar y social, durante la convivencia personal, familiar y social, la sinceridad, facilita y favorece que podamos actuar con libertad y confianza, en el momento de tomar decisiones y afrontar la vida, con armonía y equilibrio, y con iniciativa y voluntad, con el propósito personal y natural de lograr “comenzar algo” y “hacer algo”, que queremos y necesitamos, por el bienestar nuestro y de los nuestros, ocurre que, en el espacio y el tiempo de aprender o cultivarse en “lo interno, lo propio y lo esencial”, que involucra el hecho de tomar la decisión y actuar, con iniciativa y voluntad, para “comenzar algo” que naturalmente queremos, el evidenciar y el sentir la sinceridad de quien nos habla, como un obrar y un expresarse con verdad, sencillez y honestidad, es un estímulo natural y social que facilita y favorece, el logro armónico y equilibrado de nuestros aprendizajes en lo físico, lo mental, lo emocional y lo social, al interior de nuestros entornos personal, familiar y social.

En tal sentido, también, experimento y aprendo que, cuando hablo sobre, ¿por qué sí ser “sincero”?, comprendiendo y explicando que, en nuestra convivencia física, mental, emocional y social, al interior de nuestros entornos personal, familiar y social, la sinceridad, como un gesto y una actitud, es un necesario e importante factor natural y social, en el proceso propio y particular, por el cual, se origina y se dirige, el aprendizaje, el desarrollo y los consecuentes cambios a niveles físico, mental, emocional y social de una persona, por lo mismo que, como un elemento natural y social de la convivencia física, mental, emocional y social, al interior de nuestros entornos personal, familiar y social, durante la convivencia personal, familiar y social, la sinceridad, facilita y favorece que podamos actuar con libertad y confianza, en el momento de tomar decisiones y afrontar la vida, con armonía y equilibrio, y con iniciativa y voluntad, con el propósito personal y natural de lograr “comenzar algo” y “hacer algo”, que queremos y necesitamos, por el bienestar nuestro y de los nuestros, ocurre que, en el espacio y el tiempo de desarrollar o extenderse en “lo personal, lo familiar y lo social”, que involucra el hecho de afrontar la vida y actuar, con iniciativa y voluntad, para “hacer algo” que naturalmente necesitamos, con la intención de alcanzar un logro personal y natural, el evidenciar y el sentir la sinceridad de quien nos habla, como un obrar y un expresarse con verdad, sencillez y honestidad, es una motivación natural y social que facilita y favorece, el logro armónico y equilibrado de nuestros desarrollos en lo físico, lo mental, lo emocional y lo social, al interior de nuestros entornos personal, familiar y social.

Es así como, cuando hablamos de la comprensión y la regulación de las emociones, en las niñas y los niños, desde una toma de conciencia, sobre su realidad, personal, familiar y social, incluidos, los retos, los cambios y los logros, con el propósito de corregir, resolver, e, incluso, mejorar, un comportamiento y, una eventual actitud, como consecuencia de una adaptación a su realidad, personal, familiar y social, vivenciada y experimentada, con agrado, gusto y placer, en la cual, niños y niñas, vivencian y experimentan, una activación y una actualización, de sus sentimientos de valentía y felicidad, y amor por un@ mism@ y, por l@s demás, estamos hablando de formar, educar y acompañar a las niñas y los niños, en el aprendizaje y la comprensión sobre, Aprender, comprendido y definido, como capacidad y proceso de cultivarse, en “lo interno, lo propio y lo esencial”, para modificar y adquirir habilidades, destrezas, conocimientos, conductas y valores que queremos y necesitamos para que como personas alcancemos el desarrollo personal y natural en los entornos personal, familiar y social, y Desarrollar, comprendido y definido, como capacidad y proceso de extenderse, en “lo personal, lo familiar y lo social”, para ampliar y mejorar habilidades, destrezas, conocimientos, conductas y valores qus queremos y necesitamos para que como personas logremos la madurez y el crecimiento que requerimos para tomar decisiones y afrontar la vida, y en consecuencia actuar, con armonía y equilibrio, con la finalidad que, los niños y las niñas, con el acompañamiento adulto, comprendan y expliquen que, en su presente y a lo largo de su vida, personal, familiar y social, en el espacio y el tiempo de aprender o cultivarse en “lo interno, lo propio y lo esencial”, que involucra el hecho de tomar la decisión y actuar, con iniciativa y voluntad, para “comenzar algo” que naturalmente quieren, el evidenciar y el sentir la sinceridad de quien les habla, como un obrar y un expresarse con verdad, sencillez y honestidad, es un estímulo natural y social que facilita y favorece, el logro armónico y equilibrado de sus aprendizajes en lo físico, lo mental, lo emocional y lo social, al interior de sus entornos personal, familiar y social, y aprendan que, en el espacio y el tiempo de desarrollar o extenderse en “lo personal, lo familiar y lo social”, que involucra el hecho de afrontar la vida y actuar, con iniciativa y voluntad, para “hacer algo” que naturalmente necesitan, con la intención de alcanzar un logro personal y natural, el evidenciar y el sentir la sinceridad de quien les habla, como un obrar y un expresarse con verdad, sencillez y honestidad, es una motivación natural y social que facilita y favorece, el logro armónico y equilibrado de sus desarrollos en lo físico, lo mental, lo emocional y lo social, al interior de sus entornos personal, familiar y social.

Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, el significado y el sentido que tiene, la sinceridad, en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que, natural y habitualmente, manifiestan y expresan, diferentes y diversos, tiempos y momentos, de sensaciones, emociones y sentimientos, conectados entre sí y, conectados con otros, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, personal, emocional y afectivo, de los niños y las niñas, orientado a desarrollar y progresar, en la sinceridad, como un gesto o expresión física y como una actitud o expresión espiritual que estimulan y motivan aprendizajes y desarrollos físicos, mentales, emocionales y sociales, en las niñas y los niños, sobre todo en los momentos y los lugares de juego, en los cuales, se originan oportunidades y posibilidades, para el contacto y la interacción, natural, espontánea e innata, con el ambiente, l@scompañer@s y, los materiales de juego, pues ser sincero y experimentar la sinceridad de quien les habla, como un obrar y un expresarse con verdad, sencillez y honestidad, puede ser muy positivo y favorable, para su crecimiento, su evolución y, sus logros, personales, emocionales y, afectivos, en los grupos de juego.