¡Hola!…¡Buenas Tardes!…¿Qué tal?. En el artículo anterior hablé sobre, ¿qué significa ser “como niños”?, partiendo de dos conceptos clave, como son, Aprender, comprendido y definido, como capacidad y proceso de cultivarse, en “lo interno, lo propio y lo esencial”, para modificar y adquirir habilidades, destrezas, conocimientos, conductas y valores que queremos y necesitamos para que como personas alcancemos el desarrollo personal y natural en los entornos personal, familiar y social, y Desarrollar, comprendido y definido, como capacidad y proceso de extenderse, en “lo personal, lo familiar y lo social”, para ampliar y mejorar habilidades, destrezas, conocimientos, conductas y valores qus queremos y necesitamos para que como personas logremos la madurez y el crecimiento que requerimos para tomar decisiones y afrontar la vida, con armonía y equilibrio. En ese sentido, cuando hablo sobre, ¿qué significa ser “como niños”?, puedo decir que, si bien es cierto que, por costumbre o norma, solemos reconocer e identificar que, en la vida y la historia personal de una persona, las oportunidades y las posibilidades de aprender y desarrollar son eventualmente limitadas e invariables, estoy experimentando y aprendiendo que, en la vida y la historia personal de una persona, como una sucesión o una secuencia de ensayos y errores, personales y naturales, experimentados en el propio y particular proceso de aprendizaje y desarrollo, en los entornos personal, familiar y social, y que resultan de las experiencias en “lo interno, lo propio y lo esencial”, y de las experiencias en “lo personal, lo familiar y lo social”, las oportunidades y las posibilidades de aprender y desarrollar son esencialmente ilimitadas y variables. Y, asimismo, cuando hablo sobre, ¿qué significa ser “como niños”?, comprendo y explico que, independientemente de la edad, en cada una de las etapas de la vida y la historia personal que como personas construimos, niños y adultos, tenemos las oportunidades y las posibilidades personales y naturales de aprender o cultivarnos de modo ilimitado y variable, en “lo interno, lo propio y lo esencial”, para modificar y adquirir habilidades, destrezas, conocimientos, conductas y valores que queremos y necesitamos para alcanzar el desarrollo personal y natural en los entornos personal, familiar y social, y, niños y adultos, tenemos las oportunidades y las posibilidades personales y naturales de desarrollar o extendernos de modo ilimitado y variable, en “lo personal, lo familiar y lo social”, para ampliar y mejorar habilidades, destrezas, conocimientos, conductas y valores que queremos y necesitamos para lograr la madurez y el crecimiento que requerimos para tomar decisiones y afrontar la vida, con armonía y equilibrio.
En el artículo actual, entonces, voy a hablar sobre, ¿por qué sí ser “como niños”?, partiendo de dos conceptos clave, como son, Iniciativa, comprendida y definida, como el rasgo de la personalidad que impulsa a una persona a actuar para “comenzar algo” que quiere y que necesita, y Voluntad, comprendida y definida, como la capacidad de los seres humanos que moviliza a una persona a actuar para “hacer algo” que quiere y que necesita con la intención de alcanzar un logro personal y natural, pues si bien es cierto que, por costumbre o norma, solemos reconocer e identificar que, los niños, son personas de corta edad, por lo cual, son personas eventualmente dependientes de los adultos, para lograr el aprendizaje y el desarrollo a niveles físico, mental, emocional y social, estoy experimentando y aprendiendo que, los niños, como personas activo – participativas de su aprendizaje y su desarrollo, por el solo hecho de estar vivos y despiertos, para aprender y cultivarse en “lo interno, lo propio y lo esencial”, así como, para desarrollar y extenderse en “lo personal, lo familiar y social”, ante nosotros los adultos, son maestros de vida, en el tomar decisiones y el afrontar la vida, y en el consecuente actuar, con iniciativa y voluntad, y, con armonía y equilibrio, según aquello que naturalmente quieren y necesitan en su convivencia, personal y natural, al interior de sus entornos personal, familiar y social.
De esta manera, cuando hablo sobre, ¿por qué sí ser “como niños”?, partiendo de dos conceptos clave, como son, Iniciativa, comprendida y definida, como el rasgo de la personalidad que impulsa a una persona a actuar para “comenzar algo” que quiere y que necesita, y Voluntad, comprendida y definida, como la capacidad de los seres humanos que moviliza a una persona a actuar para “hacer algo” que quiere y que necesita con la intención de alcanzar un logro personal y natural, comprendo y explico que, los niños, como personas activo – participativas de su aprendizaje y su desarrollo, independientemente de su eventual, personal y natural, dependencia física, mental, emocional y social, respecto de los adultos de su entorno personal, familiar y social a su cargo, como pueden ser padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, son nuestros maestros de vida, en iniciativa, como rasgo de personalidad que impulsa a “comenzar algo”, y en voluntad, como capacidad de los seres humanos que moviliza a “hacer algo”, cuando se trata de aprender y desarrollar en lo físico, lo mental, lo emocional y lo social, incluidos el tomar decisiones y el afrontar la vida, y el consecuente actuar, con iniciativa y voluntad, y, con armonía y equilibrio, según aquello que naturalmente quieren y necesitan en su convivencia, personal y natural, al interior de sus entornos personal, familiar y social.
En tal sentido, experimento y aprendo que, cuando hablo sobre, ¿por qué sí ser “como niños”?, comprendiendo y explicando que, los niños, como personas activo – participativas de su aprendizaje y su desarrollo, independientemente de su eventual, personal y natural, dependencia física, mental, emocional y social, respecto de los adultos de su entorno personal, familiar y social a su cargo, como pueden ser padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, son nuestros maestros de vida, en iniciativa, como rasgo de personalidad que impulsa a “comenzar algo”, y en voluntad, como capacidad de los seres humanos que moviliza a “hacer algo”, cuando se trata de aprender y desarrollar en lo físico, lo mental, lo emocional y lo social, incluidos el tomar decisiones y el afrontar la vida, y el consecuente actuar, con iniciativa y voluntad, y, con armonía y equilibrio, según aquello que naturalmente quieren y necesitan en su convivencia, personal y natural, al interior de sus entornos personal, familiar y social, ocurre que, es oportuno y posible que, los adultos que, en la actualidad estamos en la necesidad personal y natural de desaprender o de dejar de hacer lo mismo de la misma manera, para poder descubrir que sí existen otras diferentes maneras, con las cuales, podemos lograr lo mismo que queremos y necesitamos lograr, optemos por sí ser “como niños”, siempre tomando decisiones y, en consecuencia, siempre actuando con iniciativa y voluntad, y, con armonía y equilibrio, para “comenzar algo” que queremos y que necesitamos aprender en lo físico, lo mental, lo emocional y lo social, en nuestra convivencia, personal y natural, al interior de nuestros entornos personal, familiar y social.
En tal sentido, también, experimento y aprendo que, cuando hablo sobre, ¿por qué sí ser “como niños”?, comprendiendo y explicando que, los niños, como personas activo – participativas de su aprendizaje y su desarrollo, independientemente de su eventual, personal y natural, dependencia física, mental, emocional y social, respecto de los adultos de su entorno personal, familiar y social a su cargo, como pueden ser padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, son nuestros maestros de vida, en iniciativa, como rasgo de personalidad que impulsa a “comenzar algo”, y en voluntad, como capacidad de los seres humanos que moviliza a “hacer algo”, cuando se trata de aprender y desarrollar en lo físico, lo mental, lo emocional y lo social, incluidos el tomar decisiones y el afrontar la vida, y el consecuente actuar, con iniciativa y voluntad, y, con armonía y equilibrio, según aquello que naturalmente quieren y necesitan en su convivencia, personal y natural, al interior de sus entornos personal, familiar y social, ocurre que, es oportuno y posible que, los adultos que, en la actualidad estamos en la necesidad personal y natural de desaprender o de dejar de hacer lo mismo de la misma manera, para poder descubrir que sí existen otras diferentes maneras, con las cuales, podemos lograr lo mismo que queremos y necesitamos lograr, optemos por sí ser “como niños”, siempre afrontando la vida y, en consecuencia, siempre actuando con iniciativa y voluntad, y, con armonía y equilibrio, para “hacer algo” que queremos y que necesitamos desarrollar en lo físico, lo mental, lo emocional y lo social, en nuestra convivencia, personal y natural, al interior de nuestros entornos personal, familiar y social.
Es así como, cuando hablamos de la comprensión y la regulación de las emociones, en las niñas y los niños, desde una toma de conciencia, sobre su realidad, personal, familiar y social, incluidos, los retos, los cambios y los logros, con el propósito de corregir, resolver, e, incluso, mejorar, un comportamiento y, una eventual actitud, como consecuencia de una adaptación a su realidad, personal, familiar y social, vivenciada y experimentada, con agrado, gusto y placer, en la cual, niños y niñas, vivencian y experimentan, una activación y una actualización, de sus sentimientos de valentía y felicidad, y amor por un@ mism@ y, por l@s demás, estamos hablando de formar, educar y acompañar a las niñas y los niños, en el aprendizaje y la comprensión sobre, Iniciativa, comprendida y definida, como el rasgo de la personalidad que impulsa a una persona a actuar para “comenzar algo” que quiere y que necesita, y Voluntad, comprendida y definida, como la capacidad de los seres humanos que moviliza a una persona a actuar para “hacer algo” que quiere y que necesita con la intención de alcanzar un logro personal y natural, con la finalidad que, los niños y las niñas, con el acompañamiento adulto, comprendan y expliquen que, en su presente y a lo largo de su vida, personal, familiar y social, es oportuno y posible que, los adultos que, en la actualidad están en la necesidad personal y natural de desaprender o de dejar de hacer lo mismo de la misma manera, para poder descubrir que sí existen otras diferentes maneras, con las cuales, pueden lograr lo mismo que quieren y necesitan lograr, opten por sí ser “como niños”, siempre tomando decisiones y, en consecuencia, siempre actuando con iniciativa y voluntad, y, con armonía y equilibrio, para “comenzar algo” que quieren y que necesitan aprender en lo físico, lo mental, lo emocional y lo social, en su convivencia, personal y natural, al interior de sus entornos personal, familiar y social, y aprendan que, es oportuno y posible que, los adultos que, en la actualidad están en la necesidad personal y natural de desaprender o de dejar de hacer lo mismo de la misma manera, para poder descubrir que sí existen otras diferentes maneras, con las cuales, pueden lograr lo mismo que quieren y necesitan lograr, opten por sí ser “como niños”, siempre afrontando la vida y, en consecuencia, siempre actuando con iniciativa y voluntad, y, con armonía y equilibrio, para “hacer algo” que quieren y que necesitan desarrollar en lo físico, lo mental, lo emocional y lo social, en su convivencia, personal y natural, al interior de sus entornos personal, familiar y social.
Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, el significado y el sentido que tiene, ser “como niños”, en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que, natural y habitualmente, manifiestan y expresan, diferentes y diversos, tiempos y momentos, de sensaciones, emociones y sentimientos, conectados entre sí y, conectados con otros, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, personal, emocional y afectivo, de los niños y las niñas, orientado a desarrollar y progresar, en el aprender y el desarrollar con iniciativa y voluntad, al interior de “el hogar, el jardín de niños y la comunidad”, en las niñas y los niños, sobre todo en los momentos y los lugares de juego, en los cuales, se originan oportunidades y posibilidades, para el contacto y la interacción, natural, espontánea e innata, con el ambiente, l@scompañer@s y, los materiales de juego, pues lograr impulsarse y cultivarse en “lo interno, lo propio y lo esencial”, y lograr movilizarse y extenderse en “lo personal, lo familiar y social”, con armonía y equilibrio, según lo que quieren y lo que necesitan, puede ser muy positivo y favorable, para su crecimiento, su evolución y, sus logros, personales, emocionales y, afectivos, en los grupos de juego.