¡Hola!…¡Buenas Tardes!…¿Qué tal?. En el artículo anterior, hablé sobre, la Conexión Emocional y la Paciencia, partiendo de dos conceptos clave, como son, la Conexión Emocional, comprendida y definida, como enlace o nexo, con otra persona, manifiesto y expreso, en el compartir mutuo de emociones y sentimientos, vivenciado y experimentado, en el intercambio interpersonal de a dos, que resulta de los contactos y las interacciones, en los entornos personal, familiar y social, y la Paciencia, comprendida y definida, como el acto de creer y consentir en “lo interno, lo propio y lo esencial” según el dictado de la propia voz interior, sostenido por emociones y sentimientos, de persona a persona, entre las cuales, se da un intercambio interpersonal, no verbal y verbal, que resulta de los contactos y las interacciones, en los entornos personal, familiar y social. En ese sentido, cuando hablo sobre, la Conexión Emocional y la Paciencia, estoy experimentando y aprendiendo que, en los entornos personal, familiar y social, una relación persona a persona, se inicia, se crea y se construye, con la conexión emocional y la consecuente conexión sentimental, ocurriendo que, en un intercambio interpersonal de a dos, que resulta de los contactos y las interacciones, personales, emocionales y afectivos, el doceavo don que crece, madura y desarrolla, es la paciencia, como el recurso humano habilitado para iniciar relaciones significativas, expresar nuestros yo soy y yo puedo, y nuestra autoimagen amigablemente, construir y crear vínculos o uniones emocionales cercanos y armónicos, y lograr propósitos sólidos, por el ejercicio de tres capacidades personales y naturales, como son: la capacidad de asociarse con aquello que, otra persona, siente y evidencia en su mensaje, la capacidad de unirse a su vivencia y su experiencia, y la capacidad de enlazar con sus necesidades e intereses. Y, asimismo, cuando hablo sobre, la Conexión Emocional y la Paciencia, comprendo y explico que, para que se logre el enlace o el nexo, con otra persona, como una conexión emocional y sentimental o un compartir mutuo de emociones y sentimientos, manifiesta y expresa, en la mutua vivencia personal, emocional y afectiva de experimentar aquello que otra persona siente, lo doceavo que tiene que producirse en el contacto y la interacción de a dos, es el creer y el consentir en “lo interno, lo propio y lo esencial” según el dictado de la propia voz interior, practicados con otras personas, con quienes dialogamos acerca de quiénes somos y qué queremos, mediante una paciencia emocional y sentimental, sentida y evidenciada, en el intercambio no verbal y verbal de persona a persona, al interior de los entornos personal, familiar y social.
En el artículo actual, entonces, voy a hablar sobre, ¿cómo saber si es “conexión emocional y sentimental”?, partiendo de un concepto clave, como es, la Conexión Emocional, comprendida y definida, como enlace o nexo, con otra persona, manifiesto y expreso, en el compartir mutuo de emociones y sentimientos, vivenciado y experimentado, en el intercambio interpersonal de a dos, que resulta de los contactos y las interacciones, en los entornos personal, familiar y social, pues si bien es cierto que, por experiencia y aprendizaje socio – culturales, se tiende y se suele, reconocer e identificar, la conexión emocional y la consecuente conexión sentimental, como un hecho sorpresivo, casual y ocasional, estoy experimentando y aprendiendo que, la conexión emocional y la consecuente conexión sentimental, es una correspondencia natural, espiritual y usual, que se inicia con la comunicación, la compenetración y la empatía, se crea con la comprensión, el crecimiento, la admiración, el autoconocimiento, la sinceridad, y la acogida, y, se construye con la compañía, el cuidado y la paciencia, que intervienen y participan, en “lo interno, lo propio y lo esencial”, y, en “lo personal, lo familiar y lo social”, como los dones o los recursos humanos, habilitados para que iniciemos relaciones significativas, expresemos nuestros yo soy y yo puedo, y nuestra autoimagen amigablemente, construyamos y creemos vínculos o uniones emocionales cercanos y armónicos, y logremos propósitos sólidos, por el ejercicio de nuestras capacidades personales y naturales.
De esta manera, cuando hablo sobre, ¿cómo saber si es “conexión emocional y sentimental”?, partiendo de un concepto clave, como es, la Conexión Emocional, comprendida y definida, como enlace o nexo, con otra persona, manifiesto y expreso, en el compartir mutuo de emociones y sentimientos, vivenciado y experimentado, en el intercambio interpersonal de a dos, que resulta de los contactos y las interacciones, en los entornos personal, familiar y social, comprendo y explico que, para saber si aquello que vivenciamos y experimentamos, es la conexión emocional y la consecuente conexión sentimental, que reconocemos e identificamos, como una correspondencia natural, espiritual y usual, es necesario e importante que, en “lo interno, lo propio y lo esencial”, cada uno de nosotros nos preguntemos y nos respondamos: ¿qué capacidades personales y naturales estamos ejercitando…? en los contactos y las interacciones, que establecemos en “lo personal, lo familiar y social”.
En tal sentido, experimento y aprendo que, cuando hablo sobre, ¿cómo saber si es “conexión emocional y sentimental”?, comprendiendo y explicando que, para saber si aquello que vivenciamos y experimentamos, es la conexión emocional y la consecuente conexión sentimental, que reconocemos e identificamos, como una correspondencia natural, espiritual y usual, es necesario e importante que, en “lo interno, lo propio y lo esencial”, cada uno de nosotros nos preguntemos y nos respondamos: ¿qué capacidades personales y naturales estamos ejercitando…? en los contactos y las interacciones, que establecemos en “lo personal, lo familiar y social”, ocurre que, para saber si aquello que estamos vivenciando y experimentando es la conexión emocional y sentimental, reconocida e identificada, como una correspondencia natural, espiritual y usual, lo primero es preguntarnos y respondernos si en el intercambio personal de a dos estamos siendo capaces de: imaginar, crear, vincular, emocionarnos, identificarnos, inspirarnos, sensibilizarnos, relacionarnos, armonizar, y asociarnos con lo que se siente y se evidencia en los mensajes; lo segundo es preguntarnos y respondernos si en el intercambio interpersonal de a dos estamos siendo capaces de: situarnos, explicar, solidarizar, sentir, interiorizar, iluminar, sumarnos, respaldar, participar, y unirnos con lo que se vivencia y se experimenta; y lo tercero es preguntarnos y respondernos si en el intercambio interpersonal de a dos estamos siendo capaces de: responder, actuar, apoyar, abrazar, asimilar, proteger, mediar, favorecer, intimar, y enlazar con lo que se necesita y nos interesa.
En tal sentido, también, experimento y aprendo que, cuando hablo sobre, ¿cómo saber si es “conexión emocional y sentimental”?, comprendiendo y explicando que, para saber si aquello que vivenciamos y experimentamos, es la conexión emocional y la consecuente conexión sentimental, que reconocemos e identificamos, como una correspondencia natural, espiritual y usual, es necesario e importante que, en “lo interno, lo propio y lo esencial”, cada uno de nosotros nos preguntemos y nos respondamos: ¿qué capacidades personales y naturales estamos ejercitando…? en los contactos y las interacciones, que establecemos en “lo personal, lo familiar y social”, ocurre que, para saber si aquello que estamos vivenciando y experimentando es la conexión emocional y sentimental, reconocida e identificada, como una correspondencia natural, espiritual y usual, lo necesario y lo importante es preguntarnos y respondernos en “lo interno, lo propio y lo social”, si en “lo personal, lo familiar y lo social”, cada uno de nosotros, estamos siendo capaces de transitar desde la comunicación hasta la paciencia, logrando un intercambio interpersonal de a dos, en el cual, se produce una comunicación clara y completa, una compenetración efectiva y concisa, una empatía sensible y noble, una comprensión activa y constructiva, un crecimiento reflexivo y funcional, una admiración contemplativa y afectuosa, un autoconocimiento respetuoso y amistoso, una sinceridad saludable y beneficiosa, una acogida independiente e intuitiva, una compañía real y significativa, un cuidado consciente y estable, y una paciencia fortalecida y optimista.
Es así como, cuando hablamos de la comprensión y la regulación de las emociones, en las niñas y los niños, desde una toma de conciencia, sobre su realidad, personal, familiar y social, incluidos, los retos, los cambios y los logros, con el propósito de corregir, resolver, e, incluso, mejorar, un comportamiento y, una eventual actitud, como consecuencia de una adaptación a su realidad, personal, familiar y social, vivenciada y experimentada, con agrado, gusto y placer, en la cual, niños y niñas, vivencian y experimentan, una activación y una actualización, de sus sentimientos de valentía y felicidad, y amor por un@ mism@ y, por l@s demás, estamos hablando de formar, educar y acompañar a las niñas y los niños, en el aprendizaje y la comprensión sobre, la Conexión Emocional, comprendida y definida, como enlace o nexo, con otra persona, manifiesto y expreso, en el compartir mutuo de emociones y sentimientos, vivenciado y experimentado, en el intercambio interpersonal de a dos, que resulta de los contactos y las interacciones, en los entornos personal, familiar y social, con la finalidad que, los niños y las niñas, con el acompañamiento adulto, comprendan y expliquen que, en su presente y a lo largo de su vida, personal, familiar y social, la conexión emocional y la consecuente conexión sentimental, es una correspondencia natural, espiritual y usual, que se inicia con la comunicación, la compenetración y la empatía, se crea con la comprensión, el crecimiento, la admiración, el autoconocimiento, la sinceridad, y la acogida, y, se construye con la compañía, el cuidado y la paciencia, que intervienen y participan, en “lo interno, lo propio y lo esencial”, y, en “lo personal, lo familiar y lo social”, como los dones o los recursos humanos, habilitados para que inicien relaciones significativas, expresen sus yo soy y yo puedo, y su autoimagen amigablemente, construyan y creen vínculos o uniones emocionales cercanos y armónicos, y logren propósitos sólidos, por el ejercicio de sus capacidades personales y naturales, y aprendan que, para saber si aquello que vivencian y experimentan, es la conexión emocional y la consecuente conexión sentimental, que reconocen e identifican, como una correspondencia natural, espiritual y usual, es necesario e importante que, en “lo interno, lo propio y lo esencial”, cada uno de ellos y ellas se pregunten y se respondan ¿qué capacidades personales y naturales están ejercitando…? en los contactos y las interacciones, que establecen en “lo personal, lo familiar y social”.
Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, el significado y el sentido que tiene, “la conexión emocional y sentimental”, en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que, natural y habitualmente, manifiestan y expresan, diferentes y diversos, tiempos y momentos, de sensaciones, emociones y sentimientos, conectados entre sí y, conectados con otros, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, personal, emocional y afectivo, de los niños y las niñas, orientado a desarrollar y progresar, en el ejercicio de sus capacidades personales y naturales, en las niñas y los niños, sobre todo en los momentos y los lugares de juego, en los cuales, se originan oportunidades y posibilidades, para el contacto y la interacción, natural, espontánea e innata, con el ambiente, l@s compañer@s y, los materiales de juego, pues vivenciar y experimentar la conexión emocional y sentimental como una correspondencia natural, espiritual y usual, puede ser muy positivo y favorable, para su crecimiento, su evolución y, sus logros, personales, emocionales y, afectivos, en los grupos de juego.