¡Hola!…¡Buenas Tardes!…¿Qué tal?. En el blog anterior, hablé sobre, “el amor” y el renacimiento de mi niña interior, explicando la relación entre, ”el amor”, como la energía buena y positiva, que habita en nuestro espacio espiritual y emocional interno, activando y actualizando, nuestros ser y poder, internos e individuales, manifiestos y expresos, en emociones, sentimientos, reflexiones, pensamientos, opiniones, ideas, planes y objetivos, personales, familiares y sociales, y el renacimiento de mi niña interior, comprendido y explicado, como la activación y la actualización de aquellas vivencias y experiencias de mi infancia, que se manifiestan y se expresan a manera de emociones, pensamientos y sentimientos ante determinadas situaciones y circunstancias, que las motivan, con el propósito personal, emocional y afectivo de accionar y solucionar, para sanar “en lo interno, lo propio y lo esencial”. En ese sentido, cuando estoy hablando sobre, “el amor” y el renacimiento de mi niña interior, estoy experimentando y aprendiendo que, si reconocemos y explicamos, el manejo de las emociones, como la capacidad y la habilidad de controlar y responder a emociones, personales y naturales, como el miedo, la valentía, la tristeza, la felicidad, la molestia y el agrado, con conductas y actitudes, personales, emocionales y afectivas, naturalmente, buenas y positivas, “en lo interno, lo propio y lo esencial”, entonces es naturalmente oportuno trabajar en nosotros mismos, y por obra de “el amor” es naturalmente posible lograr curar nuestras heridas, personales, emocionales y afectivas, sanar nuestro mundo interior y restablecer nuestra salud física, mental y espiritual. Y, asimismo, cuando estoy hablando sobre, “el amor” y el renacimiento de mi niña interior, estoy comprendiendo y explicando que, para que sea naturalmente oportuno trabajar en nosotros mismos, y por obra de “el amor” sea naturalmente posible lograr curar nuestras heridas, personales, emocionales y afectivas, sanar nuestro mundo interior y restablecer nuestra salud física, mental y espiritual, es necesario e importante que, aprendamos a validar emociones como el miedo, la tristeza y la molestia, como fuerzas, internas e individuales, buenas y positivas, que contenidas de energías y poderes neutros, causan en nosotros, controles y respuestas, que como eventuales conductas y actitudes, buenas y positivas, nos permiten transitar, de el miedo y el debilitamiento, la tristeza y el decaimiento, y la molestia y el desgano, a la valentía y la fortaleza, la felicidad y la motivación, y el agrado y el entusiasmo.
En el blog actual, entonces, voy a hablar sobre, “Escribir, es mi arte, mi terapia y mi trabajo”, explicando la relación entre, la imaginación y la creatividad, como capacidades de representación y elaboración mental de las acciones y las soluciones beneficiosas, “en lo interno, lo propio y lo esencial”, que cuando trabajamos, desde “el amor” y el creer sin ver, como poderes, internos e individuales, entrelazados por una misma fuerza, interna e individual, hacen que visualicemos, el cómo podemos controlarnos y responder, ante las vivencias y las experiencias que producen malestar, personal, emocional y afectivo, y el renacimiento de nuestr@ niñ@ interior, comprendido y explicado, como la activación y la actualización de aquellas vivencias y experiencias de nuestra infancia, que se manifiestan y se expresan a manera de emociones, pensamientos y sentimientos ante determinadas situaciones y circunstancias, que las motivan, con el propósito personal, emocional y afectivo de accionar y solucionar, para sanar “en lo interno, lo propio y lo esencial”, pues si bien es cierto que, por experiencia y aprendizaje socio – culturales, se tiende y se suele, reconocer, identificar, clasificar e, incluso, etiquetar, emociones como el miedo, la tristeza y la molestia, como emociones malas y negativas, y emociones como la valentía, la felicidad y el agrado, como emociones buenas y positivas, estoy experimentando y aprendiendo que, en circunstancias y situaciones de inestabilidad a niveles físico, mental y espiritual, y eventual enfermedad, regularmente causada por episodios de miedo, tristeza y molestia, menos o más prolongados, en el tiempo y el espacio, son la imaginación y la creatividad, los recursos “en lo interno, lo propio y lo esencial” que facilitan, favorecen y promueven el descubrimiento y el reconocimiento de nuestros “yo soy” y “yo puedo”, curadores, sanadores y restablecedores de nuestra salud física, mental y espiritual.
De esta manera, cuando hablo sobre, “Escribir, es mi arte, mi terapia y mi trabajo”, explicando la relación entre, la imaginación y la creatividad, como capacidades de representación y elaboración mental de las acciones y las soluciones beneficiosas, “en lo interno, lo propio y lo esencial”, que cuando trabajamos, desde “el amor” y el creer sin ver, como poderes, internos e individuales, entrelazados por una misma fuerza, interna e individual, hacen que visualicemos, el cómo podemos controlarnos y responder, ante las vivencias y las experiencias que producen malestar, personal, emocional y afectivo, y el renacimiento de nuestr@ niñ@ interior, comprendido y explicado, como la activación y la actualización de aquellas vivencias y experiencias de nuestra infancia, que se manifiestan y se expresan a manera de emociones, pensamientos y sentimientos ante determinadas situaciones y circunstancias, que las motivan, con el propósito personal, emocional y afectivo de accionar y solucionar, para sanar “en lo interno, lo propio y lo esencial”, comprendo y explico que, en circunstancias y situaciones de inestabilidad a niveles físico, mental y espiritual, y eventual enfermedad, causada por episodios de miedo, tristeza y molestia, menos o más prolongados, en el tiempo y el espacio, es el descubrimiento y el reconocimiento de nuestro mundo interior, sentido y evidenciado, como nuestra magia, nuestros dones y nuestros poderes “en lo interno, lo propio y lo esencial”, manifiestos y expresos, en nuestros “yo soy” y “yo puedo”, personales, emocionales y afectivos, lo que por obra de “el amor”, facilita, favorece y promueve un natural, oportuno y posible, tránsito de el miedo y el debilitamiento, la tristeza y el decaimiento, y la molestia y el desgano, a la valentía y la fortaleza, la felicidad y la motivación, y el agrado y el entusiasmo.
En tal sentido, experimento y aprendo que, cuando hablo sobre, “Escribir, es mi arte, mi terapia y mi trabajo”, comprendiendo y explicando que, en circunstancias y situaciones de inestabilidad a niveles físico, mental y espiritual, y eventual enfermedad, causada por episodios de miedo, tristeza y molestia, menos o más prolongados, en el tiempo y el espacio, es el descubrimiento y el reconocimiento de nuestro mundo interior, sentido y evidenciado, como nuestra magia, nuestros dones y nuestros poderes “en lo interno, lo propio y lo esencial”, manifiestos y expresos, en nuestros “yo soy” y “yo puedo”, personales, emocionales y afectivos, lo que por obra de “el amor”, facilita, favorece y promueve un natural, oportuno y posible, tránsito de el miedo y el debilitamiento, la tristeza y el decaimiento, y la molestia y el desgano, a la valentía y la fortaleza, la felicidad y la motivación, y el agrado y el entusiasmo, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos que, toda vez que, manifestamos y expresamos, nuestros “yo soy”, como por ejemplo: “yo soy tía, maestra y escritora”, contenidos de nuestra magia, nuestros dones y nuestros poderes, estamos siendo valientes, estamos sintiendo felicidad y estamos evidenciando agrado, todo lo cual, es consecuencia y parte de un natural, oportuno y posible proceso de curación, sanación y restablecimiento de nuestra salud física, mental y espiritual.
En tal sentido, también, experimento y aprendo que, cuando hablo sobre, “Escribir, es mi arte, mi terapia y mi trabajo”, comprendiendo y explicando que, en circunstancias y situaciones de inestabilidad a niveles físico, mental y espiritual, y eventual enfermedad, causada por episodios de miedo, tristeza y molestia, menos o más prolongados, en el tiempo y el espacio, es el descubrimiento y el reconocimiento de nuestro mundo interior, sentido y evidenciado, como nuestra magia, nuestros dones y nuestros poderes “en lo interno, lo propio y lo esencial”, manifiestos y expresos, en nuestros “yo soy” y “yo puedo”, personales, emocionales y afectivos, lo que por obra de “el amor”, facilita, favorece y promueve un natural, oportuno y posible, tránsito de el miedo y el debilitamiento, la tristeza y el decaimiento, y la molestia y el desgano, a la valentía y la fortaleza, la felicidad y la motivación, y el agrado y el entusiasmo, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos que, toda vez que, manifestamos y expresamos, nuestros “yo puedo”, como por ejemplo: “yo puedo escribir”, contenidos de nuestra magia, nuestros dones y nuestros poderes, estamos siendo valientes, estamos sintiendo felicidad y estamos evidenciando agrado, todo lo cual, es consecuencia y parte de un natural, oportuno y posible proceso de curación, sanación y restablecimiento de nuestra salud física, mental y espiritual.
Es así como, cuando hablamos de la comprensión y la regulación de las emociones, en las niñas y los niños, desde una toma de conciencia, sobre su realidad, personal, familiar y social, incluidos, los retos, los cambios y los logros, con el propósito de corregir, resolver, e, incluso, mejorar, un comportamiento y, una eventual actitud, como consecuencia de una adaptación a su realidad, personal, familiar y social, vivenciada y experimentada, con agrado, gusto y placer, en la cual, niños y niñas, vivencian y experimentan, una activación y una actualización, de sus sentimientos de valentía y felicidad, y amor por un@ mism@ y, por l@s demás, estamos hablando de formar, educar y acompañar a las niñas y los niños, en el aprendizaje y la comprensión sobre, la relación entre, la imaginación y la creatividad, como capacidades de representación y elaboración mental de las acciones y las soluciones beneficiosas, “en lo interno, lo propio y lo esencial”, que cuando trabajan, desde “el amor” y el creer sin ver, como poderes, internos e individuales, entrelazados por una misma fuerza, interna e individual, hacen que visualicen, el cómo pueden controlarse y responder, ante las vivencias y las experiencias, que producen malestar, personal, emocional y afectivo, y el renacimiento de su niñ@ interior, comprendido y explicado, como la activación y la actualización de aquellas vivencias y experiencias de su infancia, que se manifiestan y se expresan a manera de emociones, pensamientos y sentimientos ante determinadas situaciones y circunstancias, que las motivan, con el propósito personal, emocional y afectivo de accionar y solucionar, para sanar “en lo interno, lo propio y lo esencial”, con la finalidad que, los niños y las niñas, comprendan y expliquen que, en circunstancias y situaciones de inestabilidad a niveles físico, mental y espiritual, y eventual enfermedad, causada por episodios de miedo, tristeza y molestia, menos o más prolongados, en el tiempo y el espacio, es el descubrimiento y el reconocimiento de su mundo interior, sentido y evidenciado, como su magia, sus dones y sus poderes “en lo interno, lo propio y lo esencial”, manifiestos y expresos, en sus “yo soy” y “yo puedo”, personales, emocionales y afectivos, lo que por obra de “el amor”, facilita, favorece y promueve un natural, oportuno y posible, tránsito de el miedo y el debilitamiento, la tristeza y el decaimiento, y la molestia y el desgano, a la valentía y la fortaleza, la felicidad y la motivación, y el agrado y el entusiasmo.
Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, el significado y el sentido que tiene, “el amor”, en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que, natural y habitualmente, manifiestan y expresan, diferentes y diversos, tiempos y momentos, de sensaciones, emociones y sentimientos, conectados entre sí y, conectados con otros, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, personal, emocional y afectivo, de los niños y las niñas, orientado a desarrollar y progresar, en su magia, sus dones y sus poderes, “en lo interno, lo propio y lo esencial”, en las niñas y los niños, sobre todo en los momentos y los lugares de juego, en los cuales, se originan oportunidades y posibilidades, para el contacto y la interacción, natural, espontánea e innata, con el ambiente, l@s compañer@s y, los materiales de juego, pues lograr manifestar y expresar sus “yo soy” y “yo puedo”, personales, emocionales y afectivos, puede ser muy positivo y favorable, para su crecimiento, su evolución y, sus logros, personales, emocionales y, afectivos, en los grupos de juego.