¡Hola!…¡Buenos Tardes!…¿Qué tal?. En el blog anterior, hablé sobre, ¿por qué validar la tristeza?, explicando la relación entre, el manejo de las emociones, manifiesto y expreso, en la capacidad y la habilidad de controlar y responder a emociones, personales y naturales, como el miedo, la valentía, la tristeza, la felicidad, la molestia y el agrado, con conductas y actitudes, personales, emocionales y afectivas, naturalmente, buenas y positivas, “en lo interno, lo propio y lo esencial”, y la tristeza, como sensación, emoción y sentimiento, que se vivencia y se experimenta, como una fuerza, interna e individual, que actúa “en lo interno, lo propio y lo esencial”, produciendo decaimiento, personal, emocional y afectivo. En ese sentido, estoy experimentando y aprendiendo que, si comprendemos por validar, el hecho de reconocer, alguna vivencia o experiencia, como oportuna y posible de valorar de modo bueno y positivo, como puede ser el caso de la tristeza y el consecuente decaimiento, que como tal, produce en nosotros, entonces si corresponde validar la tristeza, como una fuerza, interna e individual, buena y positiva, por lo mismo que, por la energía y el poder neutros de la tristeza, podemos implementar, controles y respuestas, que como eventuales conductas y actitudes, buenas y positivas, nos permiten transitar, de la tristeza y el decaimiento, a la felicidad y la motivación. Y, comprendo y explico que, en nuestros contactos e interacciones, personales, emocionales y afectivos, al interior de nuestros entornos personales, familiares y sociales, por obra de el amor y su poder, y la magia de “el creer sin ver”, que activan y actualizan, la imaginación y la creatividad, y las conductas y actitudes, buenas y positivas, sucede que, los adultos y los niños, transitamos naturalmente de la tristeza y el decaimiento, a la felicidad y la motivación, manifiestas y expresas, en nuestras acciones y soluciones, buenas y positivas.
En el blog actual, entonces, voy a hablar sobre, ¿por qué validar la molestia?, explicando la relación entre, el manejo de las emociones, manifiesto y expreso, en la capacidad y la habilidad de controlar y responder a emociones, personales y naturales, como el miedo, la valentía, la tristeza, la felicidad, la molestia y el agrado, con conductas y actitudes, personales, emocionales y afectivas, naturalmente, buenas y positivas, “en lo interno, lo propio y lo esencial”, y la molestia, como sensación, emoción y sentimiento, que se vivencia y se experimenta, como una fuerza, interna e individual, que actúa “en lo interno, lo propio y lo esencial”, produciendo desgano, personal, emocional y afectivo, pues si bien es cierto que, por experiencia y aprendizaje socio – culturales, se tiende y se suele, reconocer, identificar, clasificar e, incluso, etiquetar, emociones como el miedo, la tristeza y la molestia, como emociones malas y negativas, y emociones como la valentía, la felicidad y el agrado, como emociones buenas y positivas, estoy experimentando y aprendiendo que, si comprendemos por validar, el hecho de reconocer, alguna vivencia o experiencia, como oportuna y posible de valorar de modo bueno y positivo, como puede ser el caso de la molestia y el consecuente desgano, que como tal, produce en nosotros, entonces si corresponde validar la molestia, como una fuerza, interna e individual, buena y positiva, por lo mismo que, por la energía y el poder neutros de la molestia, podemos implementar, controles y respuestas, que como eventuales conductas y actitudes, buenas y positivas, nos permiten transitar, de la molestia y el desgano, a el agrado y el entusiasmo.
De esta manera, cuando hablo sobre, ¿por qué validar la molestia?, explicando la relación entre, el manejo de las emociones, manifiesto y expreso, en la capacidad y la habilidad de controlar y responder a emociones, personales y naturales, como el miedo, la valentía, la tristeza, la felicidad, la molestia y el agrado, con conductas y actitudes, personales, emocionales y afectivas, naturalmente, buenas y positivas, “en lo interno, lo propio y lo esencial”, y la molestia, como sensación, emoción y sentimiento, que se vivencia y se experimenta, como una fuerza, interna e individual, que actúa “en lo interno, lo propio y lo esencial”, produciendo desgano, personal, emocional y afectivo, comprendo y explico que, en nuestros contactos e interacciones, personales, emocionales y afectivos, al interior de los entornos personales, familiares y sociales, por obra de el amor y su poder, y la magia de “el creer sin ver”, que activan y actualizan, la imaginación y la creatividad, y las conductas y actitudes, buenas y positivas, sucede que, los adultos y los niños, transitamos naturalmente de la molestia y el desgano, a el agrado y el entusiasmo, manifiestos y expresos, en nuestras acciones y soluciones, buenas y positivas.
En tal sentido, experimento y aprendo que, cuando hablo sobre, ¿por qué validar la molestia?, comprendiendo y explicando que, en nuestros contactos e interacciones, personales, emocionales y afectivos, al interior de nuestros entornos personales, familiares y sociales, por obra de el amor y su poder, y la magia de “el creer sin ver”, que activan y actualizan, la imaginación y la creatividad, y las conductas y actitudes, buenas y positivas, sucede que, los adultos y los niños, transitamos naturalmente de la molestia y el desgano, a el agrado y el entusiasmo, manifiestas y expresas, en nuestras acciones y soluciones, buenas y positivas, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos que, ante vivencias y experiencias, personales, emocionales y afectivas, que hacen que, sintamos y evidenciemos, molestia y desgano, la imaginación, como capacidad y habilidad de representación mental de acciones, buenas y positivas, hace posible que visualicemos, conductas y actitudes, personales y naturales, dirigidas y orientadas, a afrontar aquello que nos genera, molestia y desgano, y de esta manera, sentir agrado y entusiasmo, manifiestos y expresos, con nuestros “yo soy”.
En tal sentido, también, experimento y aprendo que, cuando hablo sobre, ¿por qué validar la molestia?, comprendiendo y explicando que, en nuestros contactos e interacciones, personales, emocionales y afectivos, al interior de nuestros entornos personales, familiares y sociales, por obra de el amor y su poder, y la magia de “el creer sin ver”, que activan y actualizan, la imaginación y la creatividad, y las conductas y actitudes, buenas y positivas, sucede que, los adultos y los niños, transitamos naturalmente de la molestia y el desgano, a el agrado y el entusiasmo, manifiestas y expresas, en nuestras acciones y soluciones, buenas y positivas, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos que, ante vivencias y experiencias, personales, emocionales y afectivas, que hacen que, sintamos y evidenciemos, molestia y desgano, la creatividad, como capacidad y habilidad de elaboración mental de soluciones, buenas y positivas, hace posible que construyamos, conductas y actitudes, personales y naturales, dirigidas y orientadas, a aceptar aquello que nos genera, molestia y desgano, y de esta manera, sentir agrado y entusiasmo, manifiestos y expresos, con nuestros “yo puedo”.
Es así como, cuando hablamos de la comprensión y la regulación de las emociones, en las niñas y los niños, desde una toma de conciencia, sobre su realidad, personal, familiar y social, incluidos, los retos, los cambios y los logros, con el propósito de corregir, resolver, e, incluso, mejorar, un comportamiento y, una eventual actitud, como consecuencia de una adaptación a su realidad, personal, familiar y social, vivenciada y experimentada, con agrado, gusto y placer, en la cual, niños y niñas, vivencian y experimentan, una activación y una actualización, de sus sentimientos de valentía y felicidad, y amor por un@ mism@ y, por l@s demás, estamos hablando de formar, educar y acompañar a las niñas y los niños, en el aprendizaje y la comprensión sobre, la relación entre, el manejo de las emociones, manifiesto y expreso, en la capacidad y la habilidad de controlar y responder a emociones, personales y naturales, como el miedo, la valentía, la tristeza, la felicidad, la molestia y el agrado, con conductas y actitudes, personales, emocionales y afectivas, naturalmente, buenas y positivas, “en lo interno, lo propio y lo esencial”, y la molestia, como sensación, emoción y sentimiento, que se vivencia y se experimenta, como una fuerza, interna e individual, que actúa “en lo interno, lo propio y lo esencial”, produciendo desgano, personal, emocional y afectivo, con la finalidad que, los niños y las niñas, comprendan y expliquen que, en sus contactos e interacciones, personales, emocionales y afectivos, al interior de sus entornos, personales, familiares y sociales, ante vivencias y experiencias, personales, emocionales y afectivas, que hacen que, ellos y ellas, sientan y evidencien, molestia y desgano, la imaginación y la creatividad, como capacidades y habilidades de representación y elaboración mental de acciones y soluciones, buenas y positivas, hacen posible que visualicen y construyan, conductas y actitudes, personales y naturales, dirigidas y orientadas, a afrontar y aceptar aquello que les genera, molestia y desgano, y de esta manera, sentir agrado y entusiasmo, manifiestos y expresos, con sus “yo soy” y “yo puedo”.
Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, el significado y el sentido que tiene, la molestia, en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que, natural y habitualmente, manifiestan y expresan, diferentes y diversos, tiempos y momentos, de sensaciones, emociones y sentimientos, conectados entre sí y, conectados con otros, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, personal, emocional y afectivo, de los niños y las niñas, orientado a desarrollar y progresar, en acciones y soluciones, buenas y positivas, en las niñas y los niños, sobre todo en los momentos y los lugares de juego, en los cuales, se originan oportunidades y posibilidades, para el contacto y la interacción, natural, espontánea e innata, con el ambiente, l@s compañer@s y, los materiales de juego, pues transitar de “la molestia” a “el agrado”, puede ser muy positivo y favorable, para su crecimiento, su evolución y, sus logros, personales, emocionales y, afectivos, en los grupos de juego.