¡Hola!…¡Buenos Días!…¿Qué tal?. En los blogs anteriores, hablé sobre, ¿qué representa un árbol?, y hablé sobre, ¿qué dice «nuestro árbol» acerca de «nosotros»?, comprendiendo y explicando, el árbol, como una planta con un tallo leñoso ramificado a una altura del suelo, que en la madurez logra una altura diferente, superior a un determinado límite, dependiendo de factores internos, como son su diámetro y la rigidez de sus tejidos vegetales, y de factores externos, como es el ambiente, logrando alcanzar los dos metros, los tres metros, los cinco metros o los seis metros, cuya creación manual, se vincula y se relaciona, con el hábitat, como el espacio espiritual y emocional, que contiene las condiciones personales y naturales, necesarias para el logro de nuestros sueños, deseos y propósitos, en los entornos personal, familiar y social, y con el mundo interno, comprendido como espacio espiritual y emocional interno, contenido de nuestras características y cualidades, ordenadas y organizadas, en el «yo soy» y en el «yo puedo», naturalmente, desarrollados y construidos, a niveles personal, emocional y afectivo, según nuestras condiciones, personales y naturales, en «lo interno, lo propio y lo esencial», como condiciones personales, emocionales y afectivas, buenas y positivas. En ese sentido, cuando hablo sobre, ¿qué representa un árbol?, estoy aprendiendo y comprendiendo que, las características y las cualidades, propias y particulares, de cada árbol, son el resultado de una participación de los factores de su especie, como factores internos, y los factores de su entorno, como factores externos. Y, asimismo, cuando hablo sobre, ¿qué dice «nuestro árbol» acerca de «nosotros»?, estoy aprendiendo y comprendiendo que, nuestro árbol, como creación manual, desde «lo interno, lo propio y lo esencial», es una expresión artística que, mediante el uso de nuestras manos, junto con los medios y los materiales de artes manuales, simboliza «la vida, el aprendizaje y el crecimiento» de cada uno de nosotros y, representa nuestras características y cualidades, personales, emocionales y afectivas.
En el blog actual, entonces, voy a hablar sobre, «el amor» y el creer sin ver, explicando la relación entre, «el amor», como la energía buena y positiva, que habita en nuestro espacio espiritual y emocional interno, activando y actualizando, nuestros ser y poder, internos e individuales, manifiestos y expresos, en emociones, sentimientos, reflexiones, pensamientos, opiniones, ideas, planes y objetivos, personales, familiares y sociales, y el creer sin ver, como el poder, interno e individual, que nos hace ser capaces de dar por hecho, entender y aceptar «lo que no vemos», como algo concreto y real, pues si bien es cierto que, por experiencia y aprendizaje socio – culturales, se tiende y se suele, dar por hecho, entender y aceptar como algo concreto y real, solamente «lo que sí vemos», estoy aprendiendo y comprendiendo que, todo «lo que no vemos», como pueden ser nuestras sensaciones, nuestras emociones y nuestros sentimientos, se pueden dar por hechos, se pueden entender y se pueden aceptar, como algo concreto y real, por el creer sin ver, que como poder, interno e individual, habita en nuestro mundo interno.
De esta manera, cuando hablo sobre, el amor» y el creer sin ver, explicando la relación entre, «el amor», como la energía buena y positiva, que habita en nuestro espacio espiritual y emocional interno, activando y actualizando, nuestros ser y poder, internos e individuales, manifiestos y expresos, en emociones, sentimientos, reflexiones, pensamientos, opiniones, ideas, planes y objetivos, personales, familiares y sociales, y el creer sin ver, como el poder, interno e individual, que nos hace ser capaces de dar por hecho, entender y aceptar «lo que no vemos», como algo concreto y real, estoy comprendiendo y explicando que, por obra de la fuerza, interna e individual, que naturalmente, resulta de el creer sin ver, motivando e inspirando, en cada uno de nosotros, y en todos nosotros, la capacidad de asimilar, como algo concreto y real, lo que vivenciamos y lo que experimentamos, a niveles espiritual y emocional, es oportuno y es posible que logremos la comprensión, la regulación y el manejo, personales y naturales, de las sensaciones, las emociones y los sentimientos, que eventualmente vivenciamos y experimentamos, como pueden ser miedo, valentía, tristeza, felicidad, molestia y agrado.
En tal sentido, experimento y aprendo que, cuando hablo sobre, «el amor» y el creer sin ver, comprendiendo y explicando que, por obra de la fuerza, interna e individual, que resulta de el creer sin ver, motivando e inspirando, en cada uno de nosotros, y en todos nosotros, la capacidad de asimilar, como algo concreto y real, lo que vivenciamos y lo que experimentamos, a niveles espiritual y emocional, es oportuno y es posible que logremos la comprensión, la regulación y el manejo, personales y naturales, de las sensaciones, las emociones y los sentimientos, que eventualmente vivenciamos y experimentamos, como pueden ser miedo, valentía, tristeza, felicidad, molestia y agrado, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, la participación buena y positiva, que particularmente durante la niñez, tiene la imaginación, como capacidad de representar mentalmente las acciones beneficiosas, «en lo interno, lo propio y lo esencial», que hacen que los niños y las niñas visualicen, el cómo pueden controlarse, ante las vivencias y las experiencias, que producen malestar, personal, emocional y afectivo, cuando como adultos a cargo de los niños y las niñas, optamos por trabajar, desde «el amor» y el creer sin ver, como poderes, internos e individuales, entrelazados por una misma fuerza, interna e individual, para que los niños y las niñas logren comprender, regular y manejar, de modo personal y natural, las sensaciones, las emociones y los sentimientos, que producen malestar y descontrol personales, emocionales y afectivos, en los niños y las niñas, como naturalmente suelen producir el miedo, la tristeza y la molestia.
En tal sentido, también, experimento y aprendo que, cuando hablo sobre, «el amor» y el creer sin ver, comprendiendo y explicando que, por obra de la fuerza, interna e individual, que resulta de el creer sin ver, motivando e inspirando, en cada uno de nosotros, y en todos nosotros, la capacidad de asimilar como algo concreto y real, lo que vivenciamos y lo que experimentamos, a niveles espiritual y emocional, es oportuno y es posible que logremos la comprensión, la regulación y el manejo, personales y naturales, de las sensaciones, las emociones y los sentimientos, como miedo, valentía, tristeza, felicidad, molestia y agrado, que eventualmente, vivenciamos y experimentamos, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, la participación buena y positiva, que particularmente durante la niñez, tiene la creatividad, como capacidad de elaborar mentalmente las soluciones beneficiosas «en lo interno, lo propio y lo esencial», que hacen que los niños y las niñas visualicen, el cómo pueden responder, ante las vivencias y las experiencias, que producen malestar, cuando como adultos a cargo, optamos por trabajar, desde «el amor» y el creer sin ver, como poderes, internos e individuales, entrelazados por una misma fuerza, interna e individual, para que los niños y las niñas logren comprender, regular y manejar, de modo personal y natural, las sensaciones, las emociones y los sentimientos, que producen malestar y descontrol personales, emocionales y afectivos, en los niños y las niñas, como naturalmente suelen producir el miedo, la tristeza y la molestia.
Es así como, cuando hablamos de la comprensión y la regulación de las emociones, en las niñas y los niños, desde una toma de conciencia, sobre su realidad, personal, familiar y social, incluidos, los retos, los cambios y los logros, con el propósito de corregir, resolver, e, incluso, mejorar, un comportamiento y, una eventual actitud, como consecuencia de una adaptación a su realidad, personal, familiar y social, vivenciada y experimentada, con agrado, gusto y placer, en la cual, niños y niñas, vivencian y experimentan, una activación y una actualización, de sus sentimientos de valentía y felicidad, y amor por un@ mism@ y, por l@s demás, estamos hablando de formar, educar y acompañar a las niñas y los niños, en el aprendizaje y la comprensión sobre, «el amor», como la energía buena y positiva, que habita en su espacio espiritual y emocional interno, activando y actualizando, sus ser y poder, internos e individuales, manifiestos y expresos, en emociones, sentimientos, reflexiones, pensamientos, opiniones, ideas, planes y objetivos, personales, familiares y sociales, y el creer sin ver, como el poder, interno e individual, que les hacer ser capaces de dar por hecho, entender y aceptar, «lo que no ven”, como algo concreto y real, con la finalidad que, los niños y las niñas, comprendan y expliquen que, trabajando desde «el amor» y el creer sin ver, como poderes, internos e individuales, entrelazados por una misma fuerza, interna e individual, usando la imaginación, como capacidad de representar mentalmente acciones beneficiosas «en lo interno, lo propio y lo esencial», y practicando la creatividad, como capacidad de elaborar mentalmente soluciones beneficiosas «en lo interno, lo propio y lo esencial», logran comprender, regular y manejar, de modo personal y natural, las sensaciones, las emociones y los sentimientos, que producen malestar y descontrol personales, emocionales y afectivos, en ellos y ellas, como naturalmente suelen producir el miedo, la tristeza y la molestia.
Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, el significado y el sentido que tiene, el creer sin ver, en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que, natural y habitualmente, manifiestan y expresan, diferentes y diversos, tiempos y momentos, de sensaciones, emociones y sentimientos, conectados entre sí y, conectados con otros, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, personal, emocional y afectivo, de los niños y las niñas, orientado a desarrollar y progresar, en la imaginación y la creatividad, en las niñas y los niños, sobre todo en los momentos y los lugares de juego, en los cuales, se originan oportunidades y posibilidades, para el contacto y la interacción, natural, espontánea e innata, con el ambiente, l@s compañer@s y, los materiales de juego, pues lograr mentalizar acciones y soluciones «beneficiosas», puede ser muy positivo y favorable, para su crecimiento, su evolución y, sus logros, personales, emocionales y, afectivos, en los grupos de juego.