¡Hola!…¡Buenas Tardes!…¿Qué tal?. En el blog anterior, hablamos sobre, ¿por qué puede ser positivo estar molest@?, comprendiendo que, en el proceso de recuperar el equilibrio espiritual y mental, la molestia, como una sensación, una emoción y un sentimiento positivos, por un lado, nos condiciona a, tomar conciencia de, nuestr@s características, cualidades, fortalezas, debilidades, virtudes y defectos, personales, emocionales y afectivos, y, por otro lado, nos dispone a, tomar conciencia de, el hecho o la circunstancia, externos o internos, que causan y originan, el desequilibrio espiritual y emocional, con lo cual, si descubrimos y aprendemos que, en la molestia, tenemos la oportunidad y la posibilidad de, reaccionar y responder en bien de, nosotr@s mism@s, otr@s y, nuestros entornos, personal, familiar y social, en consecuencia, la molestia, se concreta, como un estímulo para el cambio interno. En ese sentido, cuando hablamos de, la molestia como un estímulo para el cambio interno, estamos hablando que, la molestia, como una sensación, una emoción y un sentimiento positivos, se procesa, como una alerta positiva, que nos indica que, algo está funcionando mal, o, algo no está funcionando, por lo cual, necesitamos y es importante que, reaccionemos y respondamos en modo positivo, para hacer realidad los cambios positivos, que permitan corregir, resolver, e, incluso, mejorar, una eventual situación. En el blog actual, entonces, vamos a hablar de, los eventuales componentes personales, emocionales y afectivos, que como beneficio de la molestia, podemos cambiar, en bien de, nosotr@s mism@s, otr@s y, nuestros entornos, personal, familiar y social.
Efectivamente, cuando hablamos sobre, la molestia, como un estímulo para el cambio interno, es necesario e importante que, tomemos conciencia sobre que, cuando vivenciamos y experimentamos, la sensación, la emoción y el sentimiento de molestia en modo positivo, estamos vivenciando y experimentando, un tiempo y un momento, que naturalmente nos condicionan y nos disponen, para cambiar uno o unos componentes, personales, emocionales y afectivos, como por ejemplo, un comportamiento y, una eventual actitud, que como un algo, emocional y/o físico, que está funcionando mal, o, que no está funcionando, se transmite y se observa, a nivel externo, afectando nuestro estado de ánimo, nuestro bienestar personal, emocional y afectivo, nuestros estados de salud emocional o física, e, incluso, afectando nuestros estados de salud emocional y física, todo lo cual, naturalmente, puede afectar, nuestras relaciones interpersonales, a niveles familiar y social.
Es así que, cuando hablamos sobre, la molestia, como un estímulo para el cambio interno, porque puede actuar como una sensación, una emoción y un sentimiento positivos, procesados como una alerta positiva, que nos indica, que algo está funcionando mal, o, que algo no está funcionando, por lo cual, necesitamos y es importante que, reaccionemos y respondamos en modo positivo, para hacer realidad los cambios positivos, que permitan corregir, resolver, e, incluso, mejorar, una eventual situación, como por ejemplo, un comportamiento y, una eventual actitud, que como un algo externo, manifiesto y expreso, a niveles emocional y/o físico, está afectando nuestro estado de ánimo, nuestro bienestar personal, emocional y afectivo, nuestros estados de salud emocional y/o física, y nuestras relaciones interpersonales, a niveles familiar y social, estamos hablando que, vivenciada y experimentada, la molestia en modo positivo, para que la molestia, se vivencie y se experimente, como un motor y un motivo positivos, para el cambio interno, en bien de nosotr@s mism@s, otr@s y, nuestros entornos, personal, familiar y social, es necesario e importante que, pongamos en práctica y ejercitemos, el amor por un@ mism@ y, por l@s demás, de modo que, podamos restablecer y mantener, el equilibrio espiritual y mental, y, podamos lograr, nuestros objetivos, personales, familiares y sociales, con valentía y felicidad.
Asimismo, cuando hablamos de beneficios, en los niños y las niñas, que se obtienen, como consecuencia de una adaptación a la realidad, personal, familiar y social, vivenciada y experimentada, con agrado, gusto y placer, que niños y niñas, logran desde el desarrollo y el progreso de las capacidades y las habilidades emocionales de, autoconocimiento, autorregulación, empatía y motivación, al interior de sus entornos personal, familiar y social, en los cuales, se vivencia y se experimenta agrado, proyectado en un estado de ánimo de gusto, natural, espontáneo e innato, y que resultan de, una vivencia y una experiencia de, la molestia, como un estímulo para el cambio interno, estamos hablando que, la atención, el interés y la concentración, en los comportamientos y las actitudes, de un niño o una niña, que están afectando su estado de ánimo, su bienestar personal, emocional y afectivo, sus estados de salud emocional y/o física, y sus relaciones interpersonales, a niveles familiar y social, pueden facilitar, favorecer y promover, en los niños y las niñas, aprendizajes y conocimientos, necesarios e importantes, como puede ser, saber que, la molestia, como un estímulo para el cambio interno, incluidos los retos, los cambios y los logros, y los sentimientos de valentía y felicidad, es una oportunidad y una posibilidad, para poner en práctica y ejercitar, el amor por un@ mism@ y, por l@s demás, porque para lograr el objetivo, como es, corregir, resolver, e, incluso, mejorar, un comportamiento y, una eventual actitud, aceptan retos y cambios, en beneficio de sí mism@s, otr@s y, sus entornos, personal, familiar y social.
Así pues, cuando hablamos de, una atención, un interés y una concentración, en los comportamientos y las actitudes, de un niño o una niña, que están afectando su estado de ánimo, su bienestar personal, emocional y afectivo, sus estados de salud emocional y/o física, y sus relaciones interpersonales, a niveles familiar y social, como para que, niños y niñas, reconozcan e identifiquen, en los retos, los cambios y los logros, vivencias y experiencias positivas, para sí mism@s, otr@s y sus entornos, personal, familiar y social, es necesario e importante que, hablemos de los sentimientos de valentía y felicidad, y el amor por un@ mism@ y, por l@s demás, con las cuales, niños y niñas, idealmente, puedan aceptar retos y cambios, vinculados con el logro de, el objetivo, personal, familiar y social, como es, corregir, resolver, e, incluso, mejorar, un comportamiento y, una eventual actitud, transmitido, en contacto e interacción, con los adultos responsables a cargo, como en el caso de María José, conversando con, Rodo y Lali, en El Establo Mágico, sobre su miedo, por el movimiento de la cama, causado por un temblor, y, sobre su tranquilidad y su seguridad, para salir al jardín, a jugar con sus amig@s, de modo que, niños y niñas, naturalmente, puedan lograr y mantener, en el tiempo y el espacio, relaciones interpersonales, positivas o favorables, y, calidad de vida social, sana y saludable, en beneficio de sí mism@s y otr@s, al interior de los grupos de juego.
Es así como, cuando hablamos de la comprensión y la regulación de las emociones, en las niñas y los niños, desde una toma de conciencia, sobre su realidad, personal, familiar y social, incluidos, los retos, los cambios y los logros, con el propósito de corregir, resolver, e, incluso, mejorar, un comportamiento y, una eventual actitud, como consecuencia de una adaptación a su realidad, personal, familiar y social, vivenciada y experimentada, con agrado, gusto y placer, en la cual, niños y niñas, vivencian y experimentan, una activación y una actualización, de sus sentimientos de valentía y felicidad, y amor por un@ mism@ y, por l@s demás, estamos hablando de formar, educar y acompañar a las niñas y los niños, en el desarrollo y el progreso de la práctica y el ejercicio de: restablecer y mantener la calma, la paciencia y la espera, reconocer e identificar la molestia, auto – controlarse, expresar y comunicar la molestia, canalizar y liberar las tensiones, auto – observarse y, empatizar con otr@s, por ejemplo, de modo que, niñas y niños, naturalmente, logren reconocer, expresar y comunicar sus sensaciones, sus emociones, sus sentimientos y, sus pensamientos, vinculados con su molestia, ante la realidad, así como, logren reconocer e identificar el cómo experimentan, manejan y usan, su agrado, como un estado de ánimo de gusto, ante la realidad, en relación con sus eventuales objetivos, personales, familiares y sociales.
Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, la necesidad y la importancia que tiene, el amor por un@ mism@ y, por l@s demás, en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que, natural y habitualmente, manifiestan y expresan, diferentes y diversos, tiempos y momentos, de sensaciones, emociones y sentimientos, conectados entre sí y, conectados con otros, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, personal, emocional y afectivo, de los niños y las niñas, orientado a desarrollar y progresar, el amor por un@ mism@ y, por l@s demás en las niñas y los niños, sobre todo en los momentos y los lugares de juego, en los cuales, se originan oportunidades y posibilidades, para el contacto y la interacción, natural, espontánea e innata, con el ambiente, l@s compañer@s y, los materiales de juego, pues vivenciar y experimentar «el amor», puede ser muy positivo y favorable, para su crecimiento, su evolución y, sus logros, personales, emocionales y, afectivos, en los grupos de juego.