¡Hola!…¿Cómo están?…¿Qué tal?. Como explicaba en el blog anterior, en mi vivencia y mi experiencia personal, aprendo y descubro que, existe un vínculo y una relación, naturales y habituales, entre confianza y aprobación, comprendiendo por aprobación, la aceptación y el respeto, que siente, por como somos, por como hacemos y, por como actuamos, escuchando a nuestro corazón y, siguiendo a nuestra intuición, ese alguien, en quien confiamos y, quien, nos transmite aprobación, positiva y favorable. Ahora, ustedes, de pronto, se pueden preguntar…¿por qué, meditar y reflexionar, sobre aceptación y respeto?. Pues bien, meditamos y reflexionamos, sobre la aceptación y el respeto, por el significado y el sentido, que ambos tienen, en la consecuente amistad, que naturalmente solemos construir y solemos crear, con quienes, confiamos, mutua y recíprocamente, desde el momento y el lugar, de nuestras vidas, en los cuales, elegimos y decidimos, amarnos a nosotros mismos, por como somos, por como hacemos y, por como actuamos, independientemente, de todo, posible, temor o miedo, a un eventual rechazo, nos aprueban, y, por lo mismo, nos aceptan y, nos respetan.
Hablando de, aceptación y respeto, nos referimos, a la aceptación y el respeto, vinculados y relacionados, con la confianza y, la aprobación, que conducen, a la construcción y la creación de la amistad, desde el momento y el lugar de nuestras vidas, que aprendemos y descubrimos, que siendo como somos, haciendo como hacemos y, actuando como actuamos, es natural, es espontáneo y, es innato, lograr, amistad o, amistades, en su real y su verdadero, significado y sentido, espiritual y emocional, como es que, la amistad, es una relación personal, emocional y afectiva, basada en el amor, la lealtad, la simpatía y, la empatía, mutuas y recíprocas, que trasciende y perdura, en el tiempo y, en el espacio.
Hablando de, aceptación y respeto, y, amistad, estamos hablando de la amistad, como una relación personal, emocional y afectiva, esencialmente, inteligente, en la cual, es necesario e importante, integrar, de manera proporcionada o equilibrada, los afectos y las razones, por los cuales, elegimos y decidimos, en forma natural, espontánea e innata, establecer, vínculos y lazos, con una o más personas, pues, en la base de la construcción y la creación de la relación de amistad, se ubica el amor inteligente, concebido y definido, como una emoción, que involucra, sensaciones y sentimientos, así como, valores y creencias, que deben ser, idealmente, aceptados y respetados, mutua y recíprocamente.
Hablando de amistad, y, aceptación y respeto, mutuos y recíprocos, de sensaciones y sentimientos, personales, emocionales y afectivos, estamos hablando que, en la amistad, como un vínculo o un lazo, espiritual y emocional, con una o más personas, en el cual, se ejercita y se pone en práctica, el amor, la lealtad, la simpatía y, la empatía, para que sea, un vínculo o un lazo, sano y saludable, la amistad, por propia naturaleza, necesita y requiere, que quienes, elegimos y decidimos, ser amigos, siendo y compartiendo, como amigos, vivenciemos y experimentemos, sensaciones y sentimientos, de bien y bienestar, a todos los niveles de nuestro desarrollo, personal e interpersonal, como son, físico, mental, emocional y, social.
Hablando de amistad, y, aceptación y respeto, mutuos y recíprocos, de creencias y valores, personales, emocionales y afectivos, estamos hablando que, en la amistad, como un vínculo o un lazo, espiritual y emocional, con una o más personas, en el cual, se necesita y, es importante, integrar de manera proporcionada o equilibrada, afectos y razones, por los cuales, elegimos y decidimos, ser amigos, para que sea, un vínculo o un lazo, sano y saludable, la amistad, por propia proyección, en el tiempo y en el espacio, demanda y exige, un contar y un compartir, mutuo y recíproco, de valores y creencias, como referentes, que dan significado y sentido, a nuestras actitudes y, nuestro comportamiento socio – personal.
Así pues, sobre los conceptos iniciales… aceptación y respeto… la representación o la simbolización, de María José, parada sobre el suelo, como vencedora de temores y miedos, acompañada por José María, Rodo y Lali, parados sobre el suelo, en un primer nivel, tiene el propósito y la finalidad de, explicar que, al igual que, María José, es capaz de superar los límites, en el encuentro, con la aceptación y el respeto, propios y de otros, nosotros, en el día a día y, cada día, potencialmente, conscientes de nuestras actitudes y, nuestro comportamiento socio – personal, vencemos temores y miedos, y, superamos límites, tomando decisiones y, resolviendo problemas, cuando vivenciamos y experimentamos, la aceptación y el respeto.
Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, la necesidad y la importancia que tiene, la aceptación y el respeto, en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que, natural y habitualmente, manifiestan y expresan, diferentes y diversos, tiempos y momentos, de sensaciones, emociones y sentimientos, conectados entre sí y, conectados con otros, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, personal, emocional y afectivo, de los niños y las niñas, orientado a desarrollar y progresar, en la aceptación y el respeto, personales, emocionales y afectivos, mutuos y recíprocos, de sus sensaciones y sus sentimientos, así como, de sus valores y sus creencias, necesarios e importantes, en la construcción y la creación de sus amistades, como vínculos o lazos, espirituales y emocionales, contenidos de amor, lealtad, simpatía y empatía, que logran, desarrollan y progresan, en el contacto y la interacción interpersonal, con niñ@s y/o adult@s, al interior de sus hogares, sus escuelas y, sus comunidades, en general.