Educación Emocional, …el miedo y la confianza…

¡Hola!…¿Cómo están?…¿Qué tal?. En este aproximado un año, leyendo e investigando, sobre las emociones, para meditar, reflexionar y, escribir los artículos, compartidos y por compartir con ustedes, he aprendido, aprendo y, sigo aprendiendo que, todas las sensaciones y los sentimientos, vinculados y relacionados, con una emoción, como por ejemplo, el miedo, son necesarios e importantes, en nuestros desarrollo y evolución, personal, emocional y afectivo, independientemente, de nuestra edad, nuestro sexo y, nuestro momento de vida, por el cual, transitemos. Desde mi lectura y mi investigación, sobre las emociones, y, mi propuesta de las seis emociones básicas o primarias, sobre las cuales, trabajar con los niños y las niñas, como son el miedo, la valentía, la tristeza, la felicidad, la molestia y, el agrado, el miedo, con sus sensaciones y sus sentimientos, se ubica como uno de los seis pilares o las seis columnas, sobre las cuales, las personas, en las diferentes etapas de nuestra vida, construimos y creamos, nuestra confianza, en nosotros mismos y, los otros. Y, en ese sentido, para lograr alcanzar y mantener, la confianza, en nosotros mismos y, los otros, es necesario e importante que, vivenciemos y experimentemos, una a una y, todas las emociones, como son miedo, valentía, tristeza, felicidad, molestia y agrado, con sus sensaciones y sus sentimientos, para que, nuestra confianza, se construya y se cree, con una base firme y sólida.

Hablando del miedo, como la vivencia y la experiencia, de intranquilidad e inseguridad, ante una idea, un hecho, una situación o una circunstancia, motivada e inspirada, en contacto e interacción, con uno mismo y, con el entorno, compuesto por espacios, naturales y no naturales, desde mi experiencia personal, natural y habitualmente, se vincula y se relaciona, con la confianza, debido a que, por nuestra naturaleza y, por nuestros hábitos, los seres humanos, tenemos la predisposición y la inclinación, personal, emocional y afectiva, a sentir, expresar y comunicar miedo, ante la oportunidad y la posibilidad de ser, hacer y actuar, según somos, hacemos y actuamos, escuchando a nuestro corazón y, siguiendo nuestra intuición.

Cuando hablo del miedo, ante la oportunidad y la posibilidad de ser, hacer y actuar, según somos, hacemos y actuamos, escuchando a nuestro corazón y, siguiendo a nuestra intuición, con el propósito y la finalidad, de alcance y logro, de nuestros sueños y metas, estoy hablando que, en nuestro interior humano, habita la necesidad, primaria o básica, de percibir y recibir aprobación, de nuestro entorno, hacia nosotros, hacia como somos, hacia como hacemos y, hacia como actuamos, espiritual y emocionalmente, con lo cual, la carencia o la ausencia, de aprobación, natural y habitualmente, activa y actualiza, nuestro miedo, en relación con nosotros mismos y, con nuestro entorno.

En ese sentido, cuando hablo de nuestro miedo, en relación con nosotros y, con nuestro entorno, hablo del miedo, como una sensación, una emoción y un sentimiento, paralizador o inmovilizador, que condiciona y limita, nuestro ser, nuestro hacer y nuestro actuar, en reacción y respuesta, natural y habitual, hacia la carencia o la ausencia de aprobación, personal, emocional y afectiva, por parte de nuestro entorno, hacia nosotros, hacia como somos, hacia como hacemos y, hacia como actuamos, en nuestro camino de vida, motivados e inspirados, en el alcance y el logro, de nuestros sueños y metas, todo lo cual, condiciona y limita, nuestra vivencia y experiencia, espiritual y emocional, de felicidad.

De esta manera, cuando hablamos de ser, hacer y actuar, sin miedo, independientemente, de nuestra necesidad de aprobación, por parte de nuestro entorno, hacia nosotros, hacia como somos, hacia como hacemos y, hacia como actuamos, en nuestro camino de vida, estamos hablando de una, natural y habitual, toma de conciencia, personal, emocional y afectiva, sobre la confianza y, el sentido y el significado, que tiene, la confianza, en nuestras vidas, como motivación e inspiración, a ser quienes somos, a hacer como hacemos y, a actuar como actuamos, con quienes percibimos y recibimos, la confianza, en forma mutua y recíproca, alcanzando y logrando, vivenciar y experimentar, la felicidad.

Así pues, sobre la relación inicial… miedo y confianza… la explicación, natural y habitual, desde mi experiencia personal, emocional y afectiva, es que, si bien es cierto, necesitamos vivenciar y experimentar, aprobación, personal, emocional y afectiva, por parte de nuestro entorno, primeramente, necesitamos comprender y aprender que, la aprobación, debe ser, un ejercicio y una practica, de aceptación y respeto, hacia nosotros, hacia como somos, hacia como hacemos y hacia como actuamos, por parte de nuestro entorno, de modo tal, que vivenciemos y experimentemos, confianza, como motivación e inspiración, para ser, hacer y actuar, escuchando a nuestro corazón y siguiendo a nuestra intuición, para ser felices.

Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, la necesidad y la importancia que tiene, el miedo y la confianza, en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que al igual que, José María, manifiestan y expresan, diferentes y diversos, tiempos y momentos, de sensaciones, emociones y sentimientos, conectados entre sí y, conectados con otros, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, personal, emocional y afectivo, de los niños y las niñas, orientado a desarrollar y progresar, en la confianza, como una vivencia y una experiencia, espiritual y emocional, consecuente con, la aprobación, comprendida y aprendida, como el ejercicio y la práctica, de la aceptación y el respeto, hacia sí mismos, hacia como son, hacia como hacen y hacia como actúan, en el día a día, escuchando a su corazón y siguiendo su intuición, y, vivenciando y experimentando, la felicidad, en su camino de vida, hacia el alcance y el logro, de sus sueños y sus metas.