Educación Emocional, …la siembra del amor y la autoestima…

¡Hola!…¿Qué tal?…¿Cómo se sienten? Como les he contado y les he compartido, en blogs anteriores, soy tía de mis cuatro sobrin@s, por mi hermana y mi hermano. Soy tía de los dos hijos hombres de mi hermana, que son mis dos sobrinos mayores, y, de la hija mujer y el hijo hombre de mi hermano, que son mis dos sobrinos menores, todos los cuales, ahorita mismo, están en los veintes, con 29 años, 26 años, 22 años y 21 años de edad. En mi experiencia como tía, tengo la bendición y la gracia, de vivenciar y experimentar, el vínculo y la relación, personal, emocional y afectiva, con mis sobrin@s, en las diferentes etapas de su desarrollo, su crecimiento y su maduración, personal y social, como son la niñez, la adolescencia y, en este momento, la juventud. La situaciones y las circunstancias de la vida, hacen que, los tiempos y los momentos, que comparto, con cada uno de los cuatro, sean más o menos, frecuentes y/o duraderos, sin embargo, en el presente, tengo la tranquilidad y la seguridad, personal, emocional y afectiva que, los tiempos y los momentos, que comparto, con cada uno de los cuatro, son los tiempos y los momentos, necesarios e importantes, para la siembra del amor de tía, en cada uno de los cuatro, motivo por el cual, me siento y me sé muy agradecida, muy bendecida y muy feliz, pues, por mi acompañamiento y mi participación, en la crianza de mis sobrin@s, contribuyo a la construcción de su autoestima.

Hablando de, la siembra del amor y la autoestima, como una vivencia y experiencia, personal, emocional y afectiva, necesaria e importante, en el desarrollo, el crecimiento y la maduración, de los niños y las niñas, podemos explicar que, cuando hablamos de la siembra del amor, estamos hablando que, el amor, es una cualidad básica del corazón, que se manifiesta y se expresa, por nuestra capacidad, de apreciar o percibir aquello que es precioso y, de conectar con quienes amamos, deseando que sean felices, por lo cual, si bien, usualmente, pensamos en el amor, como una vivencia y una experiencia, dirigida hacia los otros, es necesario e importante, primero autodirigir el amor, hacia nosotros mismos.

Hablando de, la siembra del amor y la autoestima, como una vivencia y experiencia, personal, emocional y afectiva, necesaria e importante, en el desarrollo, el crecimiento y la maduración, de los niños y las niñas, podemos explicar que, cuando hablamos de primero autodirigir el amor hacia nosotros mismos, para segundo dirigir el amor hacia los otros, estamos hablando de, la aceptación de los sentimientos que tenemos por nosotros mismos, nuestro genio, nuestra figura, nuestro temperamento, nuestro carácter, nuestras actitudes y nuestros comportamientos socio – personales, como un ingrediente muy necesario y muy importante, para lograr y sostener, el equilibrio y el bienestar psicológico,

Hablando de, la siembra del amor y la autoestima, como una vivencia y experiencia, personal, emocional y afectiva, necesaria e importante, en el desarrollo, el crecimiento y la maduración, de los niños y las niñas, podemos explicar que, cuando hablamos de equilibrio y bienestar psicológico, estamos hablando que, el equilibrio y el bienestar psicológico, es en esencia el estado de ánimo, en el cual, las personas nos sentimos, tranquilas y seguras, y percibimos que autocontrolamos, nuestras sensaciones, emociones y sentimientos, y, que somos capaces de hacer frente a las presiones y las complicaciones, de la vida diaria o cotidiana, todo lo cual, es la base para, lograr y sostener, una vida sana, feliz y plena.

Hablando de, la siembra del amor y la autoestima, como una vivencia y experiencia, personal, emocional y afectiva, necesaria e importante, en el desarrollo, el crecimiento y la maduración, de los niños y las niñas, podemos explicar que, cuando hablamos de una vida sana, feliz y plena, estamos hablando que, tener una vida sana, feliz y plena, es una decisión diaria y, es un compromiso individual, que asumimos con nosotros mismos, para disfrutar nuestra existencia, siendo que la felicidad y la plenitud, es personal, e, implica niveles de madurez y autocontrol, que se proyectan, en un aprecio por la vida, que nos motiva y nos inspira, a amarla, por sobre cualquier dificultad, complicación o problema.

De esta manera, hablando de, la siembra del amor y la autoestima, como la experiencia de, apreciar o percibir aquello que es precioso y, de conectar con quienes amamos, deseando que sean felices en un vínculo y una relación, personal, emocional y afectiva, de a dos, en los diferentes ámbitos de la vida diaria o cotidiana, como son el hogar, la escuela y, la comunidad, en general, y, en los vínculos y las relaciones personales, emocionales y afectivas, con el entorno, compuesto por espacios y personas, en el cual, nos ubicamos como los adultos a cargo, de los niños y las niñas, en las diferentes etapas y, los diversos momentos de su vida, diaria o cotidiana; y, la experiencia de los niños y las niñas de valorar y asimilar, su ser y su hacer, podemos explicar que, en el caso propio y particular, de los niños y las niñas, la siembra del amor y la autoestima, incluidos los roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas, tiene el significado y el sentido, de facilitar, el reconocer y el identificar, la aceptación de los sentimientos, que tienen, por sí mismos, su genio, su figura, su temperamento, su carácter, sus actitudes y sus comportamientos socio – personales, como ingredientes muy necesarios y muy importantes, para lograr y sostener, su equilibrio y su bienestar psicológico, en los diferentes ámbitos, en los cuales, contacta e interactúa, como pueden ser, el hogar, la escuela y la comunidad, en general.

Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, la necesidad y la importancia que tiene, el estado de ánimo, la tranquilidad y la seguridad, y, el autocontrol, en el proceso de modelar, formar y educar, el mundo interior de los niños y las niñas, que al igual que, gránulos de arena de diferentes y diversos colores, requieren vivenciar y experimentar, estados de ánimo positivos, tranquilidad y seguridad, así como, autocontrol, en sí mismos y en su entorno, en sus roles, como pueden ser, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, o, alumnos o alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, de los niños y las niñas, de tener una vida sana, feliz y plena, como una decisión diaria y, un compromiso individual, que asumen consigo mismos, para disfrutar de sus vínculos y sus relaciones, sintiendo y sabiendo que, el logro y el sostenimiento de la felicidad y la plenitud, es personal, e, implica niveles de madurez y autocontrol, que se concretan, en un aprecio por la vida, que los motiva y los inspira, a amarla, diaria y cotidianamente, por sobre cualquier dificultad, complicación o problema, que pudieran vivenciar o experimentar.