¡Hola!….¿Cómo están?…¿Qué tal?. Luego de haber meditado y reflexionado, sobre el rol y la función de, los papás y las mamás, los abuelos y las abuelas, los tíos y las tías, y, los maestros y las maestras, en la crianza de los niños y/o las niños, en condición de, hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, y, alumnos o alumnas, en este oportunidad, en los próximos cuatro blogs, meditaré y reflexionaré, sobre el círculo de la vida y, el significado y el sentido, que tienen l@s herman@s, l@s prim@s, l@s amig@s y la pareja, en la vida de los niños y las niñas, en cada una de las etapas de su desarrollo personal, emocional y afectivo. En mi historia personal, como la hermana menor, de un hermano hombre y una hermana mujer, ocho y siete años, mayores que yo, siento y pienso que, vivencio y experimento, solamente, una parte del vínculo y la relación con l@s herman@s, pues soy la hija menor y la hermana menor, quien después de siete años, nacía cerrando el círculo de la vida de mi familia, compuesto por mi papá, mi mamá, mi hermano y mi hermana. Sin embargo, por el hecho de formar parte de una familia paterna, compuesta de 23 prim@s herman@s y, una familia materna, compuesta por 20 prim@s herman@s, tengo la oportunidad y la posibilidad de ser, en mi familia materna, «prima hermana mayor de mis prim@s herman@s menores», con quienes compartíamos «las vacaciones escolares de verano en la playa».
Hablando de, el círculo de la vida y l@s herman@s, y, el significado y el sentido, que tienen los vínculos y las relaciones con l@s herman@s, en la vida personal, emocional y afectiva, de los niños y las niñas, podemos explicar que, comprendemos y concebimos, el círculo de la vida o la rueda de la vida, como la representación simbólica de cada una de las etapas de la vida de un ser vivo o un ser viviente, como los seres humanos, que incluyen nacimiento, supervivencia y muerte, en las cuales, se establecen, desarrollan y progresan, los vínculos y las relaciones personales, emocionales y afectivas, con el entorno, compuesto por, espacios, naturales y no naturales, personas, animales, plantas y objetos, en general.
Hablando de, el círculo de la vida, las etapas de la vida de los seres humanos y, el vínculo y la relación con l@s herman@s, podemos explicar que, el nacimiento, concebido o definido, como el acto de salir del momento de gestación o del estado embrionario a la vida, es muy significativo y muy sentido, porque determina el comienzo de la historia de vida de una persona y, el punto de inicio de su vínculo y su relación, personales, emocionales y afectivos, con el entorno físico – espiritual, en el cual, se ubica, primeramente, la familia nuclear, que suele estar compuesta, principalmente, por el papá, la mamá y l@s herman@s, con los cuales, el recién nacido o la recién nacida, contacta e interactúa, desde el comienzo.
Hablando de, el círculo de la vida, las etapas de la vida de los seres humanos y, el vínculo y la relación con l@s herman@s, podemos explicar que, la supervivencia, concebida o definida, como la oportunidad y la posibilidad de conservación de la vida, es muy significativa y muy sentida, porque implica el seguir vivo y el seguir viviendo, ante y por sobre, las dificultades y las complicaciones, de la vida, diaria o cotidiana, en contacto e interacción, con el entorno alrededor nuestro, compuesto por espacios, naturales y no naturales, personas, animales, plantas y objetos, en general, todo lo cual, entre otras acciones, personales, emocionales y afectivas, incluye ser, crecer, madurar, desarrollar, progresar, evolucionar y, cambiar.
Hablando de, el círculo de la vida, las etapas de la vida de los seres humanos y, el vínculo y la relación con l@s herman@s, podemos explicar que, la muerte, concebida o definida, como la detención completa y definitiva de las funciones vitales, entre las cuales, reconocemos e identificamos, la nutrición, la circulación, la respiración, la excreción y la reproducción, es muy significativa y muy sentida, porque se concreta en el fin de la vida, o, en el fin de la oportunidad y la posibilidad, de tener y mantener, un contacto y una interacción, personales, emocionales y afectivos, con uno mismo y, con los demás, materializados, vivenciados y experimentados, en ser, crecer, madurar, desarrollar, progresar, evolucionar y, cambiar.
De esta manera, hablando de, el círculo de la vida y l@s herman@s, como la experiencia de ser, crecer, madurar, desarrollar, progresar, evolucionar y, cambiar, en los diferentes ámbitos de la vida diaria o cotidiana, como son el hogar, la escuela y la comunidad, en general, y, los vínculos y las relaciones personales, emocionales y afectivas, con el entorno, compuesto por espacios y personas, en el cual, ubicamos a l@s herman@s; y, la experiencia de los niños y las niñas de valorar y asimilar, su ser y su hacer, podemos explicar que, en el caso propio y particular, de los niños y las niñas, el círculo de la vida o la rueda de la vida, incluidas las etapas básicas, como son, el nacimiento, la supervivencia y la muerte, tiene el significado y el sentido de facilitar, el reconocer y el identificar, el cómo se siente y, el cómo siente que hace lo que hace, al interior del hogar y, en contacto e interacción, con l@s herman@s, siempre escuchando a su corazón y hablando desde su corazón.
Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, la necesidad y la importancia que tiene, la comunicación y el diálogo interpersonal, en las experiencias y los aprendizajes de los niños y las niñas, de nuestro entorno, como hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, y, alumnos y alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, de los niños y las niñas, de valorar y asimilar su ser y su hacer, de pronto a partir de, las conversaciones y los diálogos interpersonales en grupo, sobre la vida en su hogar y, sobre los vínculos y las relaciones, entre l@s herman@s, con el propósito y la finalidad, de proyectar y canalizar, sensaciones, emociones y sentimientos, vinculados o relacionados, con el desarrollo de su autoestima y, con el logro de su proyecto de vida, combinado con la experiencia y el aprendizaje, de contactar e interactuar, con palabras que conectan y, brazos que unen.