¡Hola!…¿Cómo se sienten?…¿Qué tal?. Luego de haber meditado y reflexionado, en el blog anterior, sobre el significado de vivir y experimentar la vida, en el día a día, escuchando a nuestro corazón, en el blog actual, meditaré y reflexionaré, porsupuesto, para compartir con ustedes sobre …¿qué significa?… vivir y experimentar, aprendiendo a decir «no», en un mundo tan cambiante como el actual, en el cual, necesitamos acomodarnos y adaptarnos, continuamente, a los cambios, propios y particulares, del día a día. El año 2020, la humanidad y, el mundo, enteros, iniciamos una etapa, aparentemente, de por vida, en la cual, el centrarnos y el concentrarnos, en el logro de una vida, sana y saludable, en lo físico, en lo mental, en lo emocional y en lo social, es la más necesaria y la más importante, prioridad, que nos ocupa, como individuos y como grupo de individuos. Y, en la vivencia y la experiencia de centrarnos y concentrarnos, en el logro de una vida sana y saludable, lo primero, en la lista de acciones personales, emocionales y afectivas, está en el vivir y el experimentar la vida, escuchando a nuestro corazón, y, lo segundo, está en el vivir y el experimentar la vida, aprendiendo a decir «no».
Hablando de, aprendiendo a decir «no» o aprender a decir «no», como una acción personal emocional y afectiva, consecuente con el vivir y el experimentar la vida, escuchando a nuestro corazón, podemos explicar que, cuando hablamos de un aprender, estamos hablando de un valorar, con compromiso personal emocional y afectivo, reconociendo e identificando, nuestras propias y particulares, voluntades e iniciativas, personales, emocionales y afectivas, lo cual, por simple y fácil que pueda parecer ser, suele ser complicado y difícil, porque requiere que, nosotros mismos, nos conozcamos y nos queramos, tal como somos, siempre respetando, nuestra forma de ser y, nuestra manera de vivir y, experimentar la vida.
Hablando de, aprendiendo a decir «no» o aprender a decir «no», como una acción personal emocional y afectiva, consecuente con el vivir y el experimentar la vida, escuchando a nuestro corazón, podemos explicar que, cuando hablamos de un aprender, estamos hablando de un asimilar, con compromiso personal, emocional y afectivo, aceptándonos y queriéndonos, a nosotros mismos y, valorando nuestros, propios y particulares, deseos y necesidades, lo cual, por simple y fácil que pueda parecer ser, suele ser complicado y difícil, porque requiere que, las otras personas, nos conozcan y nos quieran, tal como somos, siempre respetando, nuestra forma de ser y, nuestra manera de vivir y, experimentar la vida.
Es así como, cuando hablamos de, aprendiendo a decir «no» o aprender a decir «no» y, valorar nuestro ser y nuestro hacer, con compromiso personal, emocional y afectivo, hacia nuestras propias y particulares, voluntades e iniciativas, personales, emocionales y afectivas, estamos hablando de la construcción y el desarrollo de la autoestima, concebida o definida, como la evaluación perceptiva de nosotros mismos, potencialmente, positiva o favorable, que se concreta en la predisposición natural, a reconocernos e identificarnos, como aptos para la vida y para satisfacer nuestras necesidades, sintiéndonos competentes, para afrontar las pruebas y los retos y, sintiéndonos merecedores, de lograr la felicidad.
Así pues, cuando hablamos de, aprendiendo a decir «no» o aprender a decir «no» y, asimilar nuestro ser y nuestro hacer, con compromiso personal, emocional y afectivo, hacia nuestros propios y particulares, deseos y necesidades, personales, emocionales y afectivas, estamos hablando de la comprensión y el logro de nuestro proyecto de vida, concebido o definido, como el plan, que una persona elabora, o, el camino que una persona elige, para conseguir sus objetivos y, alcanzar sus metas, que se concreta, sobre la base de las experiencias, los aprendizajes, las posibilidades y las alternativas, que resultan del entorno, en el cual, se desempeña, y, del modo, como afronta su vida, sus pruebas y sus retos, personales y sociales.
De esta manera, hablando de, aprendiendo a decir «no» o aprender a decir «no», como la experiencia de valorar, nuestras voluntades e iniciativas y, la experiencia de asimilar, nuestros deseos y necesidades, con compromiso personal, emocional y afectivo, construyendo y desarrollando, nuestra autoestima y, comprendiendo y logrando, nuestro proyecto de vida, y, la experiencia de los niños y las niñas de valorar y asimilar, su ser y su hacer, podemos explicar que, en el caso propio y particular, de los niños y las niñas, aprendiendo a decir «no» o aprender a decir «no», tiene el significado y el sentido, de contar y compartir, sus vivencias y sus experiencias, escuchando a su corazón y hablando desde su corazón.
Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, reconozcamos e identifiquemos, la necesidad y la importancia que tiene, la construcción y la creación, en las experiencias y los aprendizajes de los niños y las niñas, de nuestro entorno, como hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, y, alumnos y alumnas. Y, en ese mismo sentido, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, trabajemos en la experiencia y el aprendizaje, de los niños y las niñas, de valorar y asimilar su ser y su hacer, de pronto a partir de la construcción o la creación de una flor, de diversos y variados colores, formas y tamaños, e, incluso, trabajada con diversos y variados medios, recursos y materiales, que proyecta y canaliza sensaciones, emociones y sentimientos, vinculados o relacionados, con el desarrollo de su autoestima y, con el logro de su proyecto de vida, combinado con la experiencia y el aprendizaje, de contactar e interactuar, con palabras que conectan y, brazos que unen.