Educación Emocional, …brazos que unen…

¡Hola!…¿Cómo están?…¿Qué tal?. En el blog anterior, hablamos de…palabras que conectan… como los estímulos sonoros o los sonidos que impactan en quienes las reciben, motivando e inspirando, acciones o actividades determinadas, y, como expresiones y comunicaciones socio – personales, simbólicas o representativas de las ideas o los pensamientos y, los afectos o los sentimientos de los seres humanos, que van desde quienes las dan o las emiten, hacia quienes las reciben o las recepcionan, y, desde quienes las reciben o las recepcionan, hacia quienes las dan o las emiten. En el blog actual, vamos a hablar de…brazos que unen…como los estímulos corporales o las estructuras, que vinculan o relacionan, a las personas que los mueven y los extienden, para rodear físicamente, o, para contener emocionalmente, el cuerpo y el alma de otra u otras personas, motivando e inspirando, estados de ánimo y actitudes, ante la vida, diversas y variadas, en quienes participan, moviendo y extendiendo, sus brazos y, manifestando y expresando, sus abrazos. Los brazos, sus movimientos y, sus extensiones, como elementos de la expresión y la comunicación o el lenguaje no verbal, integran todas las manifestaciones o las expresiones, conscientes e inconscientes, del cuerpo o el organismo, de los seres humanos o las personas, que dan información sobre los estados de ánimo y actitudes, ante la vida, de los seres humanos o las personas, tanto positivos o favorables, como negativos o desfavorables, y, que complementan, la expresión y la comunicación o el lenguaje verbal, de los seres humanos o las personas, manifiesta y expresa en las palabras que conectan.

Hablando de brazos que unen, como estímulos corporales o estructuras que vinculan o relacionan a las personas que los mueven y los extienden, para rodear físicamente, o, para contener emocionalmente, el cuerpo o el alma de otra persona u otras personas, podemos reflexionar sobre, la vivencia y la experiencia de diseñar y construir una casa, como un espacio o un lugar de acogida o refugio, en compañía de una o más personas, con quien o quienes, tenemos y mantenemos, un vínculo y una relación personal, espiritual y emocional, como el vínculo y la relación de la imaginación y la creatividad, en los cuales, con los brazos en movimiento y extendidos, desarrollamos y logramos entornos o ambientes, como espacios o lugares de contacto e interacción físicos, psicológicos y sociales, para implementar, ejercitar y practicar actividades socio – personales, como pueden ser, la residencia, la educación, la alimentación, la salud, el entretenimiento y, el ocio, entre otros. En la vivencia y la experiencia de construir o edificar una casa, como un espacio o un lugar de acogida o refugio, e, imaginar y crear entornos o ambientes, como espacios o lugares de contacto e interacción, los seres humanos o las personas, utilizan los brazos, los mueven y los extienden, como brazos que unen, con el propósito o la finalidad personal, espiritual y emocional de facilitar, favorecer y promover, una mayor y una mejor calidad de vida.

Hablando de brazos que unen, como estímulos corporales o estructuras que vinculan o relacionan a las personas que los mueven y los extienden, para rodear físicamente, o, para contener emocionalmente, el cuerpo o el alma de otra persona u otras personas, podemos reflexionar sobre, la vivencia y la experiencia de diseñar y construir una casa, como un espacio o un lugar de acogida o refugio, en compañía de una o más personas, con quien o quienes, tenemos y mantenemos, un vínculo y una relación personal, espiritual y emocional, como el vínculo y la relación de la unión y la comunión , en las cuales, los seres humanos o las personas, vivenciamos y experimentamos, diversidad y variedad de sensaciones, emociones y sentimientos, que representamos y simbolizamos, en brazos que unen de corazón a corazón. En la vivencia y la experiencia de diseñar y construir una casa, los seres humanos o las personas, utilizan los brazos, los mueven y los extienden, para unir sus fuerzas y sus esfuerzos, con el propósito y la finalidad de satisfacer sus necesidades y sus intereses físicos. Y, en la vivencia y la experiencia de construir o edificar una casa, los seres humanos o las personas, utilizan los brazos, los mueven y los extienden, para unir sus fuerzas y sus esfuerzos, con el propósito y la finalidad de satisfacer sus necesidades y sus intereses emocionales.

Es así como, cuando hablamos de brazos que unen, estamos hablando de la vivencia y la experiencia personal, espiritual y emocional, que motiva e inspira la transmisión, la evocación y el intercambio de sensaciones, emociones y, sentimientos, entre los seres humanos, en un ambiente, un momento y, un lugar determinados, como puede ser, el diseñar y el construir una casa, que como un lugar de acogida y refugio, en sus entornos o sus espacios físicos, psicológicos y sociales, transmiten y evocan energías, positivas o favorables, combinadas con las energías, idealmente, positivas o favorables de los diseñadores y constructores. En la vivencia y la experiencia de diseñar y construir una casa, con sus entornos o sus espacios físicos, psicológicos y sociales, que representa y simboliza, la oportunidad y la posibilidad de intervenir y participar, con brazos que unen, con sus movimientos y sus extensiones, se satisfacen las necesidades humanas físicas básicas, como pueden ser, protección, seguridad, sanidad y bienestar. Y, en la vivencia y la experiencia de diseñar y construir una casa, con sus entornos o sus espacios físicos, psicológicos y sociales, que representa y simboliza. la oportunidad y la posibilidad de intervenir y participar, con brazos que unen, con sus movimientos y sus extensiones, se satisfacen las necesidades humanas emocionales básicas, como pueden ser, identidad, pertenencia, privacidad y autonomía.

Así pues, hablando de brazos que unen, como elementos de la expresión y la comunicación no verbal o el lenguaje no verbal, que integran todas las manifestaciones o las expresiones, conscientes e inconscientes del cuerpo o el organismo de los seres humanos o las personas, y, que complementan, la expresión y la comunicación o el lenguaje verbal, de los seres humanos o las personas, manifiesta y expresa en las palabras que conectan, estamos hablando de brazos que unen y, que por su proximidad con el corazón, cuando se mueven y se extienden, para rodear físicamente el cuerpo y, para contener emocionalmente el alma, en un abrazo con nosotros mismos, nos aproximan, nos unen y nos contactan, con nuestro propio corazón, y, en un abrazo con otro u otros, nos aproximan, nos unen y nos contactan, entre corazones, como seres humanos o como personas, con lo cual, los brazos que unen y, que cuando se mueven y se extienden, transformados en abrazos, rodean el cuerpo y contienen el alma, representan o simbolizan, manifestaciones y expresiones de los seres humanos o las personas, como pueden ser, intimidad, seguridad, energía y amor.

De esta manera, cuando hablamos de, los niños y las niñas, su capacidad de construcción y edificación, física y emocional, y, el momento y el lugar, para diseñar y construir, al interior del hogar o en la escuela, estamos hablando que, en el caso, propio y particular, de los niños y las niñas, el momento y el lugar, de diseñar y construir, tiene el significado y el sentido, para la imaginación y la creación, y, para la unión y la comunión, en compañía y, con el acompañamiento de los adultos responsables a cargo, como podemos ser, padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, e, incluso, maestros y maestras. En ese sentido, el momento y el lugar, para diseñar, al interior del hogar o en la escuela, puede ser, un momento y un lugar, para la experimentación de ideas y el descubrimiento de formas, desarrollados y producidos, mediante movimientos y extensiones de brazos, que unen líneas y crean espacios. Y, en ese mismo sentido, el momento y el lugar, para construir, al interior del hogar o en la escuela, puede ser, un momento y un lugar, para el desarrollo y la producción de espacios, mediante movimientos y extensiones de brazos, que unen piezas y crean lugares.

Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, tomemos consciencia, sobre el ser naturalmente constructor y edificador de cada niño o niña de nuestro entorno, como hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, y, alumnos y alumnas. Y, en ese mismo sentido, hablando de brazos que unen, desde la perspectiva de la vivencia y la experiencia personal, espiritual y emocional de reconocer, expresar y comunicar sensaciones, emociones y sentimientos, entre niños y niñas, entre niñ@s y adultos, y, entre adultos, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, tomemos conciencia sobre el hecho que, expresar y comunicar nuestros estados de ánimo y nuestras actitudes, ante la vida, mediante movimientos, sostenidos en brazos que unen, significa y tiene el sentido de vincularnos y relacionarnos entre seres humanos o personas, mediante la imaginación y la creatividad, y, mediante la unión y la comunión personal, espiritual y emocional.