Educación Emocional, …palabras que conectan…

¡Hola!…¿Qué tal?…¿Cómo están?. En los blogs anteriores, hablamos de, modelando nuestro interior, como una vivencia o una experiencia, relacionada con la necesidad, o, la demanda de adaptación y cambio de la humanidad y el mundo y, hablamos de coloreando nuestra vida, como una vivencia o una experiencia, relacionada con la percepción, o, la visión de la humanidad y el mundo, como seres de luz de diversos y variados colores, tonalidades y luminosidades. En el blog actual, vamos a hablar de…palabras que conectan…reconociendo e identificando, el significado y el sentido, que tienen las palabras. tanto en su forma oral, como en su forma escrita, en la transmisión, la evocación y el intercambio de sensaciones, emociones y, sentimientos, entre los seres humanos, en un ambiente, un momento y, un lugar determinados. Las palabras, como estímulos sonoros, son sonidos, que producen impactos, en quienes las reciben y, en consecuencia, motivan o inspiran, una acción o una actividad determinadas, en quienes las reciben, vinculadas y relacionadas, con la intención de quienes las dan. Y, las palabras, como expresiones y comunicaciones socio – personales, orales o escritas, simbolizan y representan, las ideas o los pensamientos, y, los afectos o los sentimientos de los seres humanos, que van desde quienes las dan, hacia quienes las reciben, y, van desde quienes las reciben, hacia quienes las dan.

Hablando de palabras que conectan, por el significado y el sentido que tienen, en su forma oral y en su forma escrita, en la transmisión, la evocación y el intercambio de sensaciones, emociones y sentimientos, podemos reflexionar sobre, la vivencia y la experiencia de cocinar y comer, en compañía de una o más personas, con quien o quienes, tenemos y mantenemos, un contacto y una interacción personal, emocional y afectivo, como el contacto y la interacción de la conversación y el diálogo, en los cuales, las palabras, expresadas y comunicadas, por cocineros y, eventuales, comensales, contactan e interactúan, armoniosamente, con diversidad y variedad, de colores, sabores y olores y, de combinaciones de colores, sabores y olores, que motivan e inspiran, diversidad y variedad de sensaciones, emociones y sentimientos. En la vivencia y la experiencia de cocinar y comer, cocineros y, eventuales, comensales, contactamos e interactuamos, con las conversaciones y los diálogos, expresando y comunicando, palabras que conectan, con los alimentos, sus colores, sus sabores y sus olores, y, que motivan e inspiran, diversidad y variedad de sensaciones, emociones y sentimientos.

Hablando de palabras que conectan, por el significado y el sentido que tienen, en su forma oral y en su forma escrita, en la transmisión, la evocación y el intercambio de sensaciones, emociones y sentimientos, podemos reflexionar sobre, la vivencia y la experiencia de cocinar y comer, en compañía de una o más personas, con quien o quienes, tenemos y mantenemos, un contacto y una interacción personal, emocional y afectivo, como el contacto y la interacción de la meditación y la reflexión, en los cuales, los seres humanos o las personas, vivenciamos y experimentamos, diversidad y variedad de sensaciones, emociones y sentimientos, que representamos y simbolizamos, en palabras que conectan de corazón a corazón. En la vivencia y la experiencia de cocinar y comer, y, expresar y comunicar sensaciones, emociones y sentimientos, cocineros y, eventuales, comensales, vivenciamos y experimentamos, las energías de los colores, los sabores y los olores, que alimentan y nutren a nuestro cuerpo y organismo, permitiendo el crecimiento y la maduración física. Y, en la vivencia y la experiencia de cocinar y comer, y, expresar y comunicar sensaciones, emociones y sentimientos, cocineros y, eventuales, comensales, vivenciamos y experimentamos, las energías de los colores, los sabores y los olores, que motivan e inspiran a nuestro espíritu y alma, permitiendo el crecimiento y la maduración emocional.

Es así como, cuando hablamos de palabras que conectan, estamos hablando de la vivencia y la experiencia personal, espiritual y emocional, que motiva e inspira la transmisión, la evocación y el intercambio de sensaciones, emociones y, sentimientos, entre los seres humanos, en un ambiente, un momento y, un lugar determinados, como puede ser, el cocinar y el comer, alimentos y preparaciones que, en sus colores, sus sabores y sus olores, transmiten, evocan e intercambian energías, positivas o favorables, combinadas con energías, idealmente, positivas o favorables de cocineros y, eventuales, comensales. En ese sentido, el cocinar y el comer, en familia, o, con amigos y amigas, significa y tiene el sentido, como un espacio y un tiempo para dar y recibir opciones alimenticias y nutritivas, beneficiosas para la salud física y emocional. Y, el cocinar y el comer, en familia, o, con amigos y amigas, significa y tiene el sentido, como un espacio y un tiempo para estimular las habilidades expresivas y comunicativas, entre niños y niñas y, con adultos, e, incluso entre adultos, pues los niños y las niñas y, los adultos, tenemos la oportunidad y la posibilidad, de escuchar y expresar, paciente y respetuosamente.

Así pues, hablando de palabras que conectan, como estímulos sonoros o sonidos, que producen impactos, en quienes las reciben y, en consecuencia, motivan o inspiran, una acción o una actividad determinadas, en quienes las reciben, vinculadas y relacionadas, con la intención de quienes las dan, estamos hablando de, palabras que conectan, como los vínculos o los lazos, espirituales y emocionales, entre los seres humanos o las personas, que antes, durante y después de su emisión y su recepción, naturalmente, demandan la escucha paciente y la expresión respetuosa de quienes las emiten y las recepcionan. En el ejercicio y la practica de la escucha paciente y la expresión respetuosa, mediante vivencias y experiencias, como el cocinar y el comer, en familia, o, entre amigos y amigas, usando e intercambiando palabras que conectan, se facilita, se favorece y se promueve la oportunidad y la posibilidad de contar y compartir vivencias y experiencias personales, espirituales y emocionales, así como, se facilita, se favorece y se promueve la oportunidad y la posibilidad de motivar e inspirar el aprendizaje de habilidades sociales, como pueden ser, la identificación, la comprensión y el respeto de los turnos.

De esta manera, cuando hablamos de, los niños y las niñas, su capacidad de expresión y comunicación, oral y escrita, y, el momento y el lugar, para cocinar y comer, al interior del hogar o en la escuela, estamos hablando que, en el caso, propio y particular, de los niños y las niñas, el momento y el lugar, de cocinar y comer, tiene el significado y el sentido, para la conversación y el diálogo, y, para la meditación y la reflexión, en compañía y, con el acompañamiento de los adultos responsables a cargo, como podemos ser, padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, e, incluso, maestros y maestras. En ese sentido, el momento y el lugar, para cocinar, al interior del hogar o en la escuela, puede ser, un momento y un lugar, para la experimentación de normas y el descubrimiento de nociones, expresados y comunicados, mediante transmisión, evocación e intercambio de mensajes, contenidos de palabras que conectan. Y, en ese mismo sentido, el momento y el lugar, para comer, al interior del hogar o en la escuela, puede ser, un momento y un lugar, para contar y compartir, vivencias y experiencias, mediante transmisión, evocación e intercambio de mensajes, contenidos de palabras que conectan.

Es entonces que, en mi experiencia y mi conocimiento personal, profesional y laboral como tía y maestra, naturalmente consciente y responsable, por los niños y las niñas de mi entorno, hoy quiero transmitir que, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, y, maestros y maestras, es necesario e importante que, tomemos consciencia, sobre el ser naturalmente expresivo y comunicativo de cada niño o niña de nuestro entorno, como hijos o hijas, nietos o nietas, sobrinos o sobrinas, y, alumnos y alumnas. Y, en ese mismo sentido, hablando de palabras que conectan, desde la perspectiva de la vivencia y la experiencia personal, espiritual y emocional de reconocer, expresar y comunicar sensaciones, emociones y sentimientos, entre niños y niñas, entre niñ@s y adultos, y, entre adultos, hoy quiero transmitir que, como adultos a cargo de nuestras vidas y, adultos a cargo de la vida de los niños y las niñas, primeramente, durante la niñez, tomemos conciencia sobre el hecho que, reconocer, expresar y comunicar nuestras sensaciones, nuestras emociones y nuestros sentimientos, mediante mensajes, contenidos de palabras que conectan, significa y tiene el sentido de vincularnos y relacionarnos entre seres humanos o personas, mediante la conversación y el diálogo, y, mediante la meditación y la reflexión personal, espiritual y emocional.