¡Hola!…¿Cómo están?…¿Qué tal?. En los blogs anteriores hemos hablado de José María, el mejor amigo, y, hemos hablado de María José, aprende a ser valiente. En el blog actual, vamos a hablar de las palabras durante el salto, por lo importantes que son las palabras para María José. En un primer momento, en el establo mágico, con Rodo y Lali, como sus guías espirituales y emocionales, María José, aprende a conversar, reconociendo, expresando y comunicando sus sensaciones, sus emociones y sus sentimientos. Y, en un segundo momento, en la academia de natación, con José María, como su mejor amigo, María José, por el desarrollo y progreso de su autoconocimiento, su autorregulación, su empatía y su motivación, como capacidades y habilidades, trabajadas junto con Rodo y Lali, durante su proceso formativo – educativo de educación emocional, recibido en el establo mágico, logra dar el salto de la timidez y el nerviosismo, hacia la tranquilidad y la seguridad personal, emocional y física. En la academia de natación, ante la mirada, la sonrisa, las voces y los aplausos de José María, María José, salta a la piscina, acompañada de su mamá y sus palabras, fuera de la piscina, y, acompañada de su papá y sus brazos, dentro de la piscina. Es así como, María José, conversando, en el establo mágico, con Rodo y Lali, como sus guías espirituales y emocionales, aprende a ser valiente venciendo su miedo, a saltar y a caer, a la piscina, y, conversando, en la academia de natación, con José María, como su mejor amigo, aprende y descubre, el valor de…las palabras, durante el salto…para controlar su miedo a lo desconocido y, aprender su valentía por lo nuevo.
Hablando de, las palabras, durante el salto, como la motivación y la inspiración, en los lugares y los momentos, en los cuales, confrontamos y afrontamos, situaciones y condiciones que, eventualmente, son difíciles y son complicadas, podemos explicar que, las palabras de las personas, muy especiales y muy valiosas, en nuestras vidas, pueden ser los estímulos interesantes y atractivos para saltar, siempre controlando nuestro miedo a lo desconocido y, siempre siendo valientes por lo nuevo. En ese sentido, recordando e identificando, como oportunos y posibles, los mensajes, los consejos y las enseñanzas de mi mamá, sobre la importancia y la necesidad de pensar, o, mejor dicho ahora, sentir antes de hablar, o, mejor dicho ahora, sentir antes de expresar y comunicar, las palabras, una vez expresadas y comunicadas, tienen el poder de construir, o, por el contrario, destruir a una persona, independientemente, del vínculo o la relación que se mantenga con la persona, aunque me queda muy en claro, que a mayor vínculo o relación, el efecto es mayor, para lo positivo, y, para lo negativo, más aún, pues, sin duda alguna, las palabras, al igual que, los pensamientos que representan o simbolizan, tienen un gran poder.
Hablando de las palabras y su gran poder, reconocido e identificado, tanto en el emisor, como en el receptor, podemos explicar que, la palabra, desde el punto de vista físico, es una vibración sonora que, habitualmente, se transmite por vía área y, que al llegar al tímpano del receptor, en modo de impresiones diferentes, produce un estímulo primeramente mecánico y, seguidamente, nervioso que, cuando alcanza el cerebro, es procesado e interpretado, en función de la norma o la regla que cada persona tiene. Es decir, si bien existen palabras universalmente procesadas e interpretadas en forma, igual o semejante, por las personas, independientemente del lugar y el momento, en el cual, se encuentren y se ubiquen, el procesamiento y la interpretación de las palabras, por lo general, corresponde a la norma o la regla, propia y particular de cada persona y, por lo mismo, su efecto suele ser mayor, cuando el vínculo o la relación, entre emisor y receptor, es mayor.
Hablando de las palabras, su gran poder y el efecto que tienen en el emisor, y, principalmente en el receptor, o, quien es quien recibe las palabras, podemos explicar que, las palabras que tienen un efecto, positivo o favorable, en las personas que, las emiten y, sobre todo, en las personas que las reciben, son reconocidas e identificadas, esencialmente, como palabras que sanan. En ese sentido, por su efecto, positivo o favorable, como decía mi mamá, sobre el poder propio y particular de las palabras, según la experiencia de cada persona, las palabras que sanan, tienen un efecto constructor o edificador en lo personal, en lo emocional y, consecuentemente, en lo físico, pues una vez procesadas e interpretadas, las palabras, como estímulos, se mantienen en la mente, por tiempos menos o más extensos, ocasionando cambios positivos o favorables, en las emociones, los estados de ánimo y, las actitudes de vida de los receptores, quienes pueden sanar.
Hablando de las palabras, su gran poder y el efecto que tienen en el emisor, y, principalmente en el receptor, o, quien es quien recibe las palabras, podemos explicar que, las palabras que tienen un efecto, negativo o desfavorable, en las personas que, las emiten y, sobre todo, en las personas que las reciben, son reconocidas e identificadas, esencialmente, como palabras que enferman. En ese sentido, por su efecto, negativo o desfavorable, como decía mi mamá, sobre el poder propio y particular de las palabras, según la experiencia de cada persona, las palabras que enferman, tienen un efecto destructor o demoledor en lo personal, en lo emocional y, consecuentemente, en lo físico, pues una vez procesadas e interpretadas, las palabras, como estímulos, se mantienen en la mente, por tiempos menos o más extensos, ocasionando cambios negativos o desfavorables, en las emociones, los estados de ánimo y, las actitudes de vida de los receptores, quienes pueden enfermar.
De esta manera, hablando de, las palabras, durante el salto, como las palabras que recibe, María José, quien con ayuda y apoyo de Rodo y Lali, desarrolla y progresa en su autoconocimiento, su autorregulación, su empatía y su motivación, y, con ayuda y apoyo de José Mará, transita de la timidez y el nerviosismo, hacia la tranquilidad y la seguridad, podemos explicar que, María José, encuentra en el lenguaje, oral y escrito, un medio y un recurso, para reconocer, expresar y comunicar sensaciones, emociones y sentimientos, y, un medio y un recurso, para construir y crear amistades y, transformarse en la mejor amiga de José María, su primer mejor amigo. En ese sentido, en mi experiencia, mi conocimiento, mi aprendizaje y, mi descubrimiento personal, físico y emocional, por mi relación con el cáncer, mi curación y mi sanación, mediante la extirpación de mi riñón derecho, logro sentir y saber que, en el proceso de logro de la curación y la sanación personal, física y emocional, he aprendido y he descubierto, el poder y la fuerza del lenguaje, oral y escrito, para construir y crear la realidad, que espero y confío construir y crear, como resultado de mi proceso de creación personal, emocional y afectivo.
Es entonces que, hablando de los niños y las niñas, el poder y la fuerza del lenguaje, oral y escrito, y, las palabras, durante el salto, podemos explicar que, mientras los niños y las niñas, experimentan, conocen, aprenden y descubren el cómo reconocer, expresar y comunicar, sus sensaciones, sus emociones y sus sentimientos, por medio del lenguaje, oral o escrito, pueden sentirse miedosos, tristes o molestos, por no lograr saltar y caer, para reconocer, expresar y comunicar, su mundo interior, saliendo de la zona segura o la zona conocida, hacia el mundo exterior, ingresando en la zona de lo desconocido o la zona de lo nuevo. En ese sentido, como adultos responsables a cargo de los niños y las niñas, en el rol de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías y, maestros y maestras, tenemos la oportunidad y la posibilidad de acompañar a los niños y las niñas, como motivadores e inspiradores, orientando y ayudando en la normalización, el descubrimiento, la validación y la comprensión de sensaciones, emociones y sentimientos. Es decir, como adultos responsables a cargo de hijos e hijas, nietos y nietas, sobrinos y sobrinas y, alumnos y alumnas, tenemos la oportunidad y la posibilidad de acompañar a los niños y las niñas, por ejemplo, motivando e inspirando, mediante un lenguaje, fácil y simple, recargado de amor, y, con expresiones sanadoras de los naturales miedos, tristezas y molestias de los niños y las niñas, el contacto y la interacción socio – personal, con niños y niñas, en el hogar, la escuela y la comunidad, en general, para que de esta manera, logren salir, con valentía, de su zona segura o su zona conocida.